¡Ha ganado Trump! ¿Es un desastre para los coches chinos y los eléctricos?

Trump ha puesto énfasis durante la campaña en atraer la producción a Estados Unidos. En las últimas décadas, en línea con lo ocurrido en Europa, muchas empresas han optado por deslocalizar su fabricación para irse a territorios que les ofrecen unas condiciones económicas mejores. La reacción del presidente electo ha sido amenazar con aranceles para la importación de vehículos extranjeros.

“Proclamo que, cuando mi mandato termine, todo el mundo estará hablando del milagro de Michigan y el impresionante renacimiento de Detroit”, dijo hace cosa de un mes en un evento en Novi, una localidad situada a las afueras de la ciudad que en su día fue el símbolo del Big Three, que llegó a amasar más del 90% de la cuota de mercado antes de que empezaran las importaciones en la segunda mitad del siglo XX.

ARANCELES A LOS COCHES IMPORTADOS

Donald Trump ha repetido en múltiples ocasiones que aplicará aranceles a los coches importados de otros países, en un esfuerzo por intentar que las marcas instalen sus fábricas en Estados Unidos para esquivarlos y así poder vender sus vehículos a un precio competitivo. Al principio, Trump habló de aranceles de hasta el 100%. Ahora bien: hace apenas un mes optó por redoblar la apuesta y subir este porcentaje hasta el 200%.

“Aplicaremos un arancel del 200% si tenemos que hacerlo. No dejaremos que ocurra. No dejaremos que esos coches entren en los Estados Unidos”. El presidente electo se refería más concretamente a los coches producidos en México.

Trump impuso un 25% a los coches chinos durante su primer mandato y el actual presidente, Joe Biden, redobló la apuesta en septiembre con un nuevo arancel del 100% a los coches eléctricos chinos.

MOVER FICHA ANTE LOS COCHES CHINOS

Ésta era una propuesta compartida tanto por Donald Trump como por Kamala Harris: revisar el Tratado de Libre Comerció de América del Norte –NAFTA, en inglés– con Canadá y México, que son los otros dos firmantes del mismo.

El motivo de esto es renegociar las condiciones con las que lidian con los coches chinos, que en los últimos tiempos han empezado a ganar presencia en los mercados internacionales.

La Administración demócrata de Joe Biden ya se ha mostrado crítica con los vehículos chinos en los últimos tiempos, sobre todo por el miedo a que los coches conectados envíen información comprometida a Pekín. Es por eso que el presidente saliente llegó a proponer en septiembre que se prohíba su comercialización en todo el país.

MEJORAS EN LOS CRÉDITOS PARA COMPRAR COCHES

Donald Trump ha prometido que los intereses que se pagan en el crédito para comprar un coche serán 100% deducibles en la declaración, como si se tratara de una hipoteca.

En Estados Unidos, los intereses del crédito medio para acceder a un coche nuevo son del 7,1%. En el caso de uno usado, el interés alcanza dos dígitos y se va hasta el 11,2%. Al hacer que estos intereses sean 100% deducibles, esto debería servir para incentivar el mercado y que se produzcan más operaciones de compra.

LA INCERTIDUMBRE SOBRE EL COCHE ELÉCTRICO Y LAS EMISIONES

Donald Trump ha llegado a decir que “acabará con el mandato de los coches eléctricos” tan pronto como asuma el cargo, pero lo cierto es que no hay ningún mandato como tal. No hay ninguna ley federal que obligue a las marcas a fabricar un determinado tipo de vehículo y lo mismo ocurre con los clientes, que tienen libertad total.

Lo que sí existe es una nueva regulación de emisiones de la Agencia de Protección Medioambiental –EPA en inglés–, que fija unos límites para 2027 en un esfuerzo por conseguir que los coches nuevos que se vendan en Estados Unidos sean más sostenibles. De ahí el temor de que Trump pueda acabar con estas exigencias, aunque los expertos ya apuntan que revertirlas puede ser un proceso arduo que lleve años de trabajo. Es por esto que, a escala global, la elección de Trump suscita muchas dudas sobre el papel que jugará Estados Unidos en el futuro para reducir las emisiones contaminantes y combatir el cambio climático.

Joe Biden impulsó la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, que ha derivado en que las empresas pongan en marcha una inversión de 360.000 millones de dólares en tecnología de manufactura e infraestructura más limpia. Esto incluye 173 centros de producción de baterías y 137 instalaciones de producción de coches eléctricos a fecha de junio de 2024, con más de 300.000 puestos de trabajo entre estos y otros proyectos como granjas solares y eólicas.

LAS AYUDAS A LA COMPRA DE ELÉCTRICOS, EN EL PUNTO DE MIRA

En Estados Unidos existe un crédito tributario de hasta 7.500 dólares por la compra de un coche eléctrico nuevo. En el caso de uno usado, el crédito es de un máximo de 4.000 dólares. Esta medida fue impulsada originalmente por el presidente Barack Obama en 2009. Trump ya intentó acabar con ella durante su primer mandato, pero no lo consiguió.

Cada individuo es libre de aplicar este crédito en el momento de la compra del coche –lo cual reduce el precio total del vehículo– o bien deducir la cantidad equivalente en su siguiente declaración de impuestos.

Con Donald Trump, sin embargo, hay miedo a que esto cambie. De hecho, durante la presidencia de Biden el Partido Republicano ya se ha opuesto en el pasado a este crédito tributario y ha maniobrado para acabar con él, aunque no se ha salido con la suya.

Trump no ha dicho explícitamente que vaya a acabar con esta medida, pero sí ha expresado que no le gusta mucho. “Por norma general, los créditos tributarios y los incentivos fiscales no suelen ser algo bueno”, dijo a Reuters durante la campaña.