Especial DANA: No hay coches de policía, ni grúas y hay más de 100.000 coches arrasados

Sin coches de policía, sin grúas, sin coches de servicio y… sin coches particulares o sin retenes policiales. Así están las cosas en la 'zona cero' de la riada de Valencia, que ha supuesto la pérdida de más de 100.000 vehículos según las primeras estimaciones.

Muchos de ellos son vehículos de servicio con los que contaban muchas fuerzas de seguridad: de policías locales a nacionales o Guardia Civil. Todos los coches en las áreas de la tragedia son inservibles, a los que se suman excavadoras o camiones que también han perdido su utilidad al estar en naves industriales o superficies que han sido inundadas.

En las poblaciones más afectadas por el desbordamiento de la rambla del Poyo –Paiporta, Alfafar, Sedaví, Massanassa, los barrios de La Torre y Horno de Alcedo, entre otras– la pérdida es total: todos los coches aparcados en los garajes han quedado inundados, y todos los estacionados en superficie fueron arrastrados, sin excepción. El nivel del agua subió hasta prácticamente los dos metros, según los registros que ha dejado marcado el barro en la entrada de cada edificio.

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A estos vehículos se suman los afectados en carretera: invadidos por las corrientes o arrastrados por el lodo hasta el lugar donde han sido o van a ser encontrados, en muchos casos, a decenas de kilómetros barranco abajo, en otros, incluso en el mar Mediterráneo.

En los arrastrados por el barro no hay duda de su pérdida total: se han convertido en un amasijo de hierro inservible. Los amontonados en la ciudad, agrupados en grupos de dos y hasta tres 'plantas de coches', podrían generar dudas, pero no las hay: casi todos los que tienen desperfectos en la zona del parabrisas se dan directamente por inservibles. En todos los casos se suma el haber estado sumergidos durante horas en el barro, lo que afecta a los componentes electrónicos y centralitas, algunas estancas, pero no sumergibles, por lo que cuando en una inundación la altura del agua supera el nivel de la consola se da por pérdida total: sería obligatorio cambiar todas las centralitas y airbags, limpiar a fondo el coche y esperar que no tenga problemas en el futuro, un coste superior al valor del coche, lo que implica el siniestro total del vehículo por parte de los peritos.

COCHE INUNDADO, COCHE INSERVIBLE

En los sumergidos tampoco hay dudas: un coche que ha estado varias horas o días completamente inundado en un garaje es insalvable. Habría que desmontarlo por entero, limpiarlo en profundidad, sustituir todos los sistemas eléctricos y volverlo a montar. El precio de estos componentes eléctricos en el catálogo de recambios de la marca es muy alto, ya que son piezas con poca distribución y un mínimo stock. Hablamos de kilómetros de cables agrupados en diferentes mazos que llegan en coordinación desde diversos proveedores a la línea de producción, pero que, obtener de nuevo, especialmente en coches que ya no se fabrican, es inviable. El resultado es el mismo: la declaración de siniestro total.

En muchos casos, el coche se ha perdido mientras estaba en el taller. En este caso, será la póliza de seguro del taller la que se haga cargo de los desperfectos, pero posiblemente el resultado final sea el mismo, salvo casualidades o excepciones en las que, al estar en un elevador, el coche pudiera no haberse inundado por completo. Habrá que estudiar caso a caso, pero la pérdida total es el resultado más probable.

También hay coches clásicos afectados en Valencia. Los coches de algunos talleres han sido inundados y los modelos en proceso de restauración o guardados en garajes, devastados. Aquí sí que pueden ser recuperables, ya que su mecánica es más sencilla, tienen menos electrónica y sus dueños están dispuestos a gastar dinero en volverlos a hacer funcionar.

En resumen: un desastre económico que se suma al humano y social que conlleva esta catástrofe. Es obvio que no se repondrán todos los coches: muchas familias con dos coches, personas mayores que tenían alguno y un amplio etcétera de usuarios decidirán gastar el dinero de la indemnización en cosas más urgentes, optar por el transporte público o, simplemente, olvidar para siempre la pesadilla que vivieron con el coche. Muchas personas han perdido la vida intentando sacar los coches del garaje, una actividad muy común ante las lluvias en Valencia, que en esta ocasión y ante una riada de esta magnitud, ha costado decenas de vidas.