Omoda 5: Una semana, dos viajes y un vídeo con el SUV chino y eléctrico que podría fabricarse en España

La fórmula del Omoda 5 de gasolina es la que quiere repetir la marca con el modelo eléctrico, que estrena muchas cosas, como el nuevo interior que tendrá toda la gama Omoda 5. Además, este coche podría fabricarse en España según el acuerdo alcanzado con el Gobierno de Cataluña y convertirse en el primer coche de una marca china fabricado en Europa, pero ya llegaremos a ese punto, de momento vamos a probar el coche.

Con el modelo cedido por la red de concesionarios hemos hecho un par de viajes, uno de ocio de más de 300 kilómetros y otros de trabajo de casi 400, con sus recargas, equipaje, pasajeros y más detalles, y estas son nuestras conclusiones.

UN DISEÑO MÁS DISCRETO

El Omoda 5 EV –o E5– es un SUV compacto de 4,40 metros, afilado diseño y con un interior de alta calidad que, en esta versión eléctrica, llega con tracción delantera, un motor de 204 caballos de potencia, batería de 61 kilovatios hora y 430 kilómetros de autonomía.

Llama la atención el diseño, en el que cambia respecto a su hermano de gasolina todo el frontal. La mala noticia es que nos gusta más el 'morro' del modelo de gasolina, con una parrilla de gran personalidad. Lo bueno es que este es más aerodinámico, y este frontal 'cerrado' hace que se ganen unos preciosos kilómetros de autonomía. El resultado  es muy discreto, al menos comparado con los colores que lucen los Omoda de gasolina, que nos gustan más y llaman más la atención. Aquí el tono blanco y negro le da un poco más de ‘porte’ al coche, pero le quitan ese aire distintivo del resto de la gama. Lo que más me gusta a nivel de diseño son las luces traseras, realmente muy atractivas, además del perfil de SUV coupé, que es muy llamativo, aunque termina perjudicando el volumen del maletero, con 380 litros, un tamaño muy 'normalito'.

POR DENTRO, TODO UN LUJO

Si por fuera gusta, el interior es, como dirían en el televisivo programa 'La Voz', 'un sí'. Impresiona. Y lo hace porque, con los ojos cerrados, diríamos que este coche es de un segmento superior, y no un SUV compacto de precio competitivo: asientos de cuero de alta calidad, un buen volante, superficies táctiles bien tratadas, doble pantalla para el cuadro de relojes y el equipo multimedia. Sobran algunas cosas, como el exceso de piezas de color negro piano, pero, por lo demás, sobresaliente, incluso con un head-up display de muy fácil uso.

Detrás el espacio no es tan abundante como en otros SUV de su clase, aunque dos adultos irán muy cómodos y cumple como coche familiar. La versión premium tiene asientos traseros calefactables, salidas de aire, tomas USB y cristales más oscuros, así que viajar aquí es muy cómodo. El maletero, al que se accede con portón eléctrico, no es muy grande en volumen, pero sí en superficie. Bien para el día a día, pero a la hora de viajar echamos de menos el hueco que se desperdicia debajo del suelo con una pieza de corcho negro que, en algunos coches que también la llevan, hemos dejado en casa para ampliar la carga. De serie tiene 380 litros ampliables a 1.075.

EN MARCHA CÓMODO Y FÁCIL PERO…

Hora de ponernos en marcha, y a las cualidades ya nombradas –motor de 204 caballos, batería de 61 kilovatios hora y 430 kilómetros de rango– tenemos que sumar dos más: una recarga de 80 kilovatios de potencia en carretera y una batería de tipo LFP que podremos cargar siempre al máximo. La recarga ‘lenta’ es de 11 kilovatios, la media del segmento.

En marcha es un coche ágil, pero no dinámico, no le gustan demasiado las altas velocidades y está cómodo yendo ligero, pero no al límite. Hay tres modos de conducción, en los que el sport es el más picante. Alcanza los 175 kilómetros/hora y acelera de 0 a 100 en 7,6 segundos, que es muy poco, pero no se siente un coche especialmente ágil, o no tanto como otros eléctricos con los que las arrancadas son realmente veloces.

El coche homologa 15,5 kilovatios hora y promedia unos 20 kilovatios de gasto cada 100 kilómetros, por lo que tendremos que parar cada 250 o 300 kilómetros, más o menos. La pega es que la recarga no es potente: solo 80 kilovatios, muy poco para lo que se estila hoy en día, así que es un punto a mejorar y muy a tener en cuenta si vamos a viajar a menudo con este coche. Lo demás, frenos, dirección o suspensiones, son correctos, y de hecho sorprende la calidad de un coche realmente bien hecho, aunque no es tan silencioso como otros eléctricos.

PRECIOS RAZONABLES, PERO SIN 'CHOLLOS'

Hora de hablar del vil metal, y el Omoda 5 eléctrico sale por 37.900 en versión Confort y 39.900 para el Premium, que se pueden acoger tanto a los 7.000 euros del Plan Moves como a las ofertas financieras de la marca. Por ese precio hay rivales muy preparados, y el Omoda debe enfrentarse a sus compatriotas: el BYD Atto 3 o el MG ZS eléctrico, algo más pequeño pero que, a la hora de la verdad, tiene un resultado parecido. El único pero grave es la capacidad de recarga y una batería de tamaño ajustado, que no es poco, pero en el resto de los aspectos es un buen coche y no defrauda, pero si quiere ser más competitivo cuando se fabrique en España necesitará un precio más ajustado, algo más de batería y un poco más de capacidad de recarga, con esto, puede ser todo un superventas.