Así se pilota en el Templo de la Velocidad

El ‘Tempo de la Velocidad’ y nunca mejor dicho, Lewis Hamilton tiene el récord de la pista, con una vuelta a 264,362 kilómetros/hora, y también es el circuito donde se ha registrado la mayor velocidad punta, que un día ostentó Marc Gené a 368,8 kilómetros/hora y que Montoya llevó a 372,6, aunque  ahora el récord absoluto está en posesión de Valtteri Bottas a 378 kilómetros/hora, pero en México, gracias a su inacabable recta. Y Michael Schumacher ganó a 247,586 kilómetros/hora.

La Parabólica parece una curva fácil, pero no es a fondo, sino en aceleración. Es más cerrada y estrecha al inicio, se va abriendo y ensanchando, de forma que al entrar se pisa al acelerador a fondo y se  sale como quien dice poniendo las dos ruedas izquierdas en la hierba externa.

En el ‘rettilineo opposto’, la recta que da acceso a la Parabólica, permite llegar a 330 kilómetros/hora a dicha curva y hay que frenar a unos 190 km/h, pero sin ‘matar el coche, porque nada más encararla se puede acelerar a tope y es clave para entrar a gran velocidad en la recta de meta de cara al punto de adelantamiento más claro de Monza, la ‘Prima Variante’.

A esta curva, el punto preferido para adelantar, se llega a más de 320 kilómetros/hora y se debe afrontar una durísima frenada. Es una S cerrada, estrecha, formada por dos curvas, derecha e izquierda- de 90º  donde hay que montarse en los pianos -y el monoplaza salta- y la velocidad debe estar más cercana de los 90 que de los 100 kilómetros/hora.

Aceleración a fondo en aceleración. La Curva Biassono, que algunos llaman Grande, es a fondo porque es suave y muy larga, de gran radio que desemboca en una larga recta que nos lleva a la Variante della Roggia, similar a la Prima Variante -aunque ahora es izquierda/derecha- pero algo más rápida, a unos 110-120 kilómetros/hora. La frenada es nuevamente imponente, de poco más de 300 a 110.

Y llegamos a la doble de Lesmo. Antes eran dos curvas imponentes, importantes. Pero ahora se lleva a Lesmo a velocidad mucho más baja, a unos 180 kilómetros/hora, a causa de que no está muy lejos de la Variante Roggia. Lesmo 2 es más cerrada; su radio es algo menos de la mitad de Lesmo 1 -por eso éste es fácil- y requiere levantar pie, a unos 160 kilómetros/hora; más que frenar, levantar pie. Y es importante salir bien de Lesmo 2 porque llega una recta… o mejor dicho casi recta porque está la curva de Serraglio, a izquierdas, pero tan suave y larga que ni se tiene en cuenta.

Y así se llega a la Variante Ascari, mucho más rápida que las otras dos Variantes, incluso que Lesmo 2. No son dos, sino tres curvas, a casi 200 kilómetros/hora, que marcan la velocidad en la ‘Rettilini Opostto’.

Hay tres zonas de DRS, en los rectas y en la zona de Roggia y además la aspiración es decisiva. Y es que dadas las grandes velocidades, una diferencia de 15 kilómetros/hora implica que los adelantamientos son muy largos, y que quizás el DRS no es tan eficaz como en otros trazados, dado lo descargado que se va.

Un coche noble, estable, que transmita confianza, es muy importante. Se lleva muy descargado el coche, más que en cualquier y que esté equilibrado es básico ante las importantes frenadas; no puede permitir que el coche se descoloque. 

Ojo, las velocidades de paso por las variantes pueden ser diferentes este año. Nuevo asfalto, pero sobre todo nuevos bordillos, no tan altos ni imponentes, parece que se podrá apurar un poco más en los mismos y saltar menos. Entre pianos y asfalto, Mario Isola, el director de Pirelli para el motorsport, piensa que se ganará un segundo en la Pole.