Los Juegos Olímpicos y el automovilismo, tantas cosas en común y tan lejos

Pero estos JJ.OO. de Turín vieron a un automóvil, un F1, tomar parte en la ceremonia de apertura. Con Luca Badoer al volante, el F1 entró en el estadio, llevó con ‘su música’ el ambiente y recreó a los espectadores con unos donuts. Un Ferrari de F1 que había sustituido las publicidades habituales por los cuatro aros olímpicos y cuyo morro mostraba la bandera tricolor.

Previamente, la llama olímpica había estado en Maranello. Su recorrido a través de Italia hizo ‘parada y fonda’ en el mágico -para los aficionados al motor- enclave de Maranello, sino que su trayecto atravesó toda la fábrica de Ferrari. Incluso el administrador delegado de Ferrari, Amadeo Felisa portó la antorcha.

Durante la última semana de los JJ.OO. de París hemos repasado algunos de los eslabones que unen Olimpismo y Automovilismo, desde la presencia de de competiciones automovilísticas en los Juegos de París de 1900, donde hubo victorias de vehículos eléctricos incluso una categoría reservada a ‘camiones de bomberos’, a los de Berlín 1934, o también el Rally Olímpico de Munich 1972 que unió la sede de la vela en Kiel con el estadio olímpico de Múnich. 

O de la participación del karting en los JJ.OO. de la Juventud de Buenos Aires, en 2016, cuando Felipe Massa, a la sazón miembro de la comisión de karting de la FIA, intento que una categoría monotipo de karts eléctricos tuviera lugar en los JJ.OO. de París 2024 y en Buenos Aires realizó una exhibición con niños como evento preparatorio.

Podríamos haber incluido el Palau Sant Jordi de Barcelona, sede de muchos acontecimientos indoor de motor, pero en motociclismo: trial, motocross, enduro. Las pruebas de dirt track en Wembley o las exhibiciones del DTM en el Estadio Olímpico de Múnich. Y, claro, la superespecial del Rally Acrópolis, en el monumental estadio olímpico de Atenas.

España. Hay que hablar de dos pilotos de automóvil que tomaron parte en los JJ.OO. Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, más conocido como Marqués de Portago, que en 1956, año en el que acabó segundo en el GP de Gran Bretaña, compartiendo Ferrari con Peter Collins, había tomado parte en los JJ.OO. de Invierno en bobsleigh, como dijo Jesús Muñoz en nuestro Twitch. 

Y en esta misma especialidad compitió años más tarde Eugenio Baturone, ya curtido piloto automovilista en los JJ.OO. de Grenoble 1968. Fue una iniciativa de la Real Federación Española de Deportes de Invierno, que buscó pilotos de automovilismo para esta especialidad.

El mismo 1956 de Alfonso de Portago hubo un piloto de Fórmula 1 que también era un virtuoso en otro deporte, que estuvo en unos JJ.OO., aunque de verano. Se trata del Príncipe Bira, o mejor dicho, Birabongse Bhanudej Bhanubandh, quien tomó parte en cuatro ediciones de vela, Melbourne 1956 (duodécimo), Roma 1960 (decimonoveno), Tokio 1964 (vigesimosegundo) y Múnich 1972. Por cierto, en Roma tuvo entre sus rivales al piloto argentino Roberto Mieres, que había disputado 17 Grandes Premios.

No podemos olvidar a Divina Galica, tres intentos de correr en Grandes Premios de F1, pero que disputó otras categorías, incluido la F1 Aurora, campeonato británico de la especialidad, No sólo fue una de las primeras mujeres que superó los 200 kilómetros/hora en esquí, sino que participó en cuatro Juegos Olímpicos, el primero en Innsbruck 1964 y el último en Albertville 1992… cuando ya tenía 47 años y 24 años después de sus primeros JJ.OO.

Además de todos estos, tenemos a pilotos como Ben Pon, que compitió en el Gran Premio de Países Bajos de 1962 y participó en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 en tiro al plato. También tenemos a Bob Said (que es el de la foto), que corrió el Gran Premio de Estados Unidos de 1959 en Sebring y participó en dos Juegos Olímpicos de Invierno en bobsleigh; y tenemos también a Robin Widdows, que tomó la salida del Gran Premio de Gran Bretaña en 1968 y participó en dos Juegos Olímpicos de Invierno (1964 y 1968), también en bobsleigh.

Por último, pero no menos importante, tenemos al grandísimo Alex Zanardi. Un piloto con un enorme talento que fue campeón de la CART en 1997 y 1998 y que disputó más de 40 Grandes Premios. Tras su accidente de CART en Alemania que le dejó tetrapléjico se convirtió en uno de los mayores especialistas de handbike y sólo participó en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 y Río 2016, sino que consiguió dos oros y una plata en Londres y otros dos oros y una plata en Río. 

No sólo los pilotos de Fórmula 1 son virtuosos en otro deporte. En McLaren hay un grandísimo ingeniero de carrera, llamado Tom Stallard, o Tomasso para los amigos, que así es como le llamaba Carlos Sainz, dos Juegos Olímpicos, Atenas y Pekín, con medalla de plata en remo ‘8 sin timonel’ en este último.

Y no podemos olvidar que Jackie Stewart estuvo muy cerca de tomar parte en unos JJ.OO., en tiro al plato, una especialidad en la que ha brillado el ‘rey del dakar’, Nasser Al-Attiyah, bronce en esta disciplina en Londres 2012.

Este mismo año hemos tenido la participación de Liz Halliday, habitual de carreras de Resistencia hasta hace poco, en equitación, un  deporte en el que llegó a sonar el ‘Himno de la F1’, música elegida por Emmelie Scholtens para la prueba de Doma. 

Hay además muchos olímpicos que después han corrido en automóvil, incluido el medalla de Oro Bruce Jenner, hoy convertido en Caitlyn Jenner, padre de las modelos Jenner y ex marido de la matriarca del clan Kardashian antes de cambiar de sexo, y que ha tomado parte en alguna carrera de exhibición de celebridades en Laguna Seca, incluso ganando. Y que montó Jenner Racing, que tuvo equipo en las W Series, y a Jamie Chadwick como piloto y campeona.

Pero nos referimos a esquiadores como Bob Wolleck, Guerlein Chicherit o ‘nuestro’ Albert Llovera, que se pasaron al automovilismo al acabar su carrera en esquí.

Sin olvidarnos al Sir Chris Hoy, seis medallas de oro en ciclismo, que después tuvo una carrera automovilística entre 2014 y 2016, llegando a competir en las 24 Horas de Le Mans. Y es que resulta más sencillo pasar de unos JJ.OO. al automovilismo que el paso inverso, aunque a Lewis Hamilton le gustaría ser capaz de hacerlo.