2.000 kilómetros con el PHEV más vendido: Un Mercedes sin emisiones en ciudad y sin recargas en carretera

El Mercedes GLC es el híbrido enchufable más vendido en España en lo que llevamos de año, y aunque es raro que un coche premium lidere el ranking, lo cierto es que ha superado al Ford Kuga y al Cupra Formentor, los dos en proceso de renovación, encaramándose al liderazgo con todo merecimiento, ya que pertenece a la generación ‘2.0’ de híbridos enchufables, con más de 100 kilómetros de autonomía y se convierte así en una alternativa perfecta a los diésel y gasolina de su gama.

La segunda generación del GLC –el primero de todos ellos fue el GLK y en conjunto se han vendido más de 2.6 millones de coches– es el más atractivo estéticamente de todos. Se lanzó en 2022, y la versión coupé, diseñada desde el principio de la concepción del modelo, muestra un aspecto atractivo y fluido. Mide 4,71 metros, y no es tan grande como el GLE, realmente enorme para los parking españoles, y su precio, aunque alto, no es disparatado. El GLC híbrido enchufable cuesta desde 65.000 euros, y un Cupra Formentor con esta tecnología, sensiblemente más pequeño, sale por 56.000 euros. Entres sus rivales, tanto el BMW X3 PHEV como el Audi Q5 PHEV son más caros y tienen mucha menos autonomía. Así que, ¡aquí tenemos a un Mercedes que es el más barato de su clase!

HÍBRIDO ENCHUFABLE GASOLINA ¡O DIESEL!

Otra cualidad importante para ser líder es que Mercedes ofrece el modelo híbrido enchufable con motores gasolina ¡o diésel! Así es: bajo el capó delantero podemos encontrar el cuatro cilindros turbo de 204 caballos –GLC 300e, el modelo que hemos probado– o el turbodiésel de 197 caballos –GLC 300 de–. El resultado apenas cambia, con 313 o 333 caballos, y autonomías de 130 o de 117 kilómetros, a precios idénticos: 68.950 euros en los dos casos, tras la reciente subida de precios –4.200 euros más desde su lanzamiento–. Los dos tienen tracción total 4Matic, ya que las ruedas delanteras las impulsa el motor de gasolina y las traseras, el eléctrico.

El motor eléctrico tiene 136 caballos, se alimenta por medio de una batería de nada menos que 31,2 kWh que se recarga a potencias de hasta 60 kW en cargadores rápidos y podemos circular en modo eléctrico hasta 140 kilómetros/hora.

Vista la técnica, recogemos nuestro coche en Madrid, la unidad cuenta con bastante equipamiento extra donde destaca uno que no tienen sus rivales: la combinación conjunta de suspensión neumática y dirección a las ruedas traseras: que cuesta menos de 4.000 euros y nos parece imprescindible para conseguir un coche más cómodo y manejable, y con el que el GLC sobresale por mucho de la competencia. El resto de detalles de equipamiento o estéticos Mercedes los reúne en hasta cuatro diferentes packs AMG, de 3.000 a 13.000 euros, entre los que escoger el que más se adecue a nuestros gustos y bolsillo, pero que no defraudan. Nuestra unidad, por ejemplo, equipa los faros de última generación que proyectan señales en el suelo y que alumbran de maravilla, y aún así no es el pack más caro.

Nos ponemos en marcha y destaca de inmediato lo fácil que es moverse con este coche. Realmente se nota más pequeño gracias a la dirección trasera, que da un gran aplomo en carretera. La batería, completamente llena, nos dura más de 90 kilómetros después de salir de Madrid al ritmo del tráfico de la autovía, y a partir de ahí el motor de gasolina entra en escena de forma suave para quedarse en modo ‘hybrid’ y llegar a Valencia con un consumo de 6,5 litros cada 100 kilómetros. Más o menos lo que hubiéramos conseguido con un diésel ‘normal’ todavía presente en la gama por 1.650 euros menos…

Ya en casa recargamos con nuestro cargador V2C Trydan y, aunque la batería es grande, en una noche en nuestra conexión –de 4,4 kWh de contrato pero limitada a 3,4 kWh en el cargador– consigue llenar la batería. Al subir al coche marca 117 kilómetros, así que nos disponemos a hacer nuestro día a día: colegio, supermercado, gimnasio, ruedas de prensa, fotos… y el coche tarda hasta tres días en consumir toda la energía eléctrica antes de arrancar de nuevo el motor de gasolina. Aparcar el coche es un placer, y con la dirección trasera nos ahorramos en nuestro caso una maniobra, lo que hace que nuestro coches se sienta más pequeño y fácil de aparcar.

SEGURIDAD Y CONFORT

Salimos para un viaje exprés a Madrid: 800 kilómetros en los que solo se hará una carga: la de salida. El resultado es un consumo promedio de 7,7 litros cada 100 kilómetros, cero agobios de recarga y un detalle importante: este coche es muy cómodo. Cuando realizamos altos kilometrajes en poco tiempo se nota que Mercedes trabaja en un nivel superior de calidad y refinamiento en la conducción. El silencio a bordo también ayuda, con cristales laterales dobles y otros 'trucos' para que el interior esté muy aislado.

El habitáculo es espectacular en diseño, muy bueno en calidad –y eso que hacemos comprobaciones extra porque últimamente hay youtubers muy críticos–. Nuestro interior no cruje, no suena, el equipo multimedia se ve perfectamente, el reconocimiento vocal responde bien a las órdenes 'hey Mercedes'… solo el Apple Car Play, que a veces deja de funcionar –aunque se reconecta solo– nos pone en alerta. Misterios de la electrónica. Los mandos al volante se aprenden rápido y al no tener el cambio en la consola, hay mucho espacio libre en la consola central. Un 'bonus', no sabemos si general o de nuestro nivel de equipamiento, es que ya no tiene tanto 'negro piano' en el interior, así que se mancha menos.

El Mercedes se siente seguro en carretera, las ayudas a la conducción corrigen de forma suave la trayectoria, se comporta de forma suave en el auto-frenado en atascos, tiene un ‘head-up display’ con mucha –demasiada– información, pero es desconectable –mediante voz, sin entrar a ningún menú del equipo multimedia– e incluso el aviso obligatorio de exceso de velocidad respecto a la vía se puede desconectar para permitir que las ayudas a la conducción –ADAS– ayuden, no incordien. Eso sí, los asientos podrían recoger más el cuerpo, y echamos de menos las butacas de antaño. En la trasera se viaja bastante cómodo en longitud, altura y espacio para los pies. El techo panorámico –1.888 euros– tiene cortinilla y es abrible, como los de toda la vida.

¿CASI PERFECTO?

¿Es este un coche sin fallos? En absoluto. Tiene algunos importantes: por ejemplo, en esta versión ‘coupé’ el maletero es de solo 390 litros, y aunque mantiene toda su superficie, ha perdido mucho en altura, la solución es comprar la versión ‘no coupé’... con 470 litros de maletero y que cuesta unos 4.000 euros menos. La visión por la luneta trasera es mínima y el precio es muy alto, ya que ha subido 4.200 euros sin ninguna mejora de equipamiento, por lo que, con algunos caprichos, estamos hablando de un coche de 75.000 euros, ¡lo que costaba hace poco un GLE!

Devolvemos el coche a Madrid después de un par de recargas urbanas más y de subir la suspensión neumática hasta los 19 centímetros…. y bajarla para poder cargar un par de bicis en el maletero. De camino a Madrid, y cuesta arriba, nuestro GLC hace otros 90 kilómetros sin emisiones al principio… y suma treinta más durante el recorrido en los que, al levantar el pie o llevar una velocidad constante, el motor eléctrico es el que ha movido el coche. Queríamos haber cargado a 60 kW en carretera pero... se nos olvidó, así que devolvemos el coche con 1.870 kilómetros recorridos con 6,7 litros de consumo promedio y casi 600 kilómetros en modo eléctrico, todos ellos en ciudad, donde no hemos tenido que recargar.

El GLC es uno de los mejores Mercedes a la venta hoy en día para un usuario medio: es bonito, es amplio, no es muy grande por fuera –mide lo mismo que un Tesla Model 3, por ejemplo–, es cómodo, tiene aspecto deportivo, está en el sector de moda, el de los SUV Coupé y, por un poco más que el gasolina –3.700 euros exactamente–, tenemos un híbrido enchufable con una autonomía líder en el mercado. Un coche perfecto para los que aún no se atreven con el eléctrico pero quieren un modelo de cero emisiones, etiqueta cero y muy bajo coste de uso.