Seat Ibiza: un puzzle ganador nacido hace 40 años

Curiosamente, apenas un mes antes, el 20 de marzo, había salido el primer Volkswagen Polo de la que fuera fábrica de Authi –Automóviles Hispano Ingleses– en Landaben –Navarra–, rescatada por Seat por designación gubernativa y que acababa de empezar a fabricar coches para Volkswagen.

Era el primer coche auténticamente nuevo de la nueva era de la marca. Los anteriores Seat Fura, Seat Ronda y Seat Marbella eran básicamente modelos de origen Fiat retocados que ya se fabricaban en Martorell: el Seat 127, Seat Ritmo y el Seat Panda.

No habían pasado tres años desde que Fiat dejó Seat hasta que la marca española presentó un modelo inédito. El Centro Técnico de Martorell se encargó del planteamiento del modelo, pero se apoyó en proveedores externos para completar la tarea.

Giorgio Giugiaro fue elegido para el diseño. El carrocero alemán Karmann, conocido por fabricar los Volkswagen descapotables, se ocuparía de la industrialización del mismo, y para actualizar el motor se eligió a Porsche, cuya familia, propietaria de un importante holding de concesionarios, vendía los coches de Seat en varios mercados europeos. A Porsche se le encargó no sólo un propulsor aprovechando los bloques de origen Fiat, sino que además negoció la inclusión del nombre Porsche en los mismos, como un 'sello de calidad’: 'Seat System Porsche' rezaban los culatines.

Se armó un auténtico puzle entre todos los elementos de los que se disponían. Era necesario actuar contra reloj y asegurar la continuidad de la empresa. La marca española había cifrado su futuro con Toyota... la cosa parecía encarrilada en 1981 pero colapsó.

A partir de 1982, Seat había comenzado a fabricar bajo licencia el Volkswagen Santana, así que la elección de estos proveedores quizás no era casualidad, aunque no había tiempo para ir más allá. Y posiblemente existían algunas reticencias en un modelo que podría revelarse competidor del Polo.

Porsche y Volkswagen siempre han estado vinculadas. Karmann trabajaba mucho con la marca y el coupé Karmann Ghia sobre base del 'maggiolino' era un éxito. Y Giugiaro había sido el padre, estilísticamente hablando, del Golf. Para la plataforma, la del Ronda recortada ofrecía una base probada y permitiría ahorrar mucho dinero.

Faltaba un nombre. Un nombre icónico y que a la vez supusiera una ruptura con el pasado. La elección fue clara: Seat Ibiza. Evocaba España, un lugar mundialmente conocido y a la vez que envidiado: luz, fiesta, color.

Nació como tres y cinco puertas; el portón trasero era obligado. Eran tiempos en los que los coches pequeños triunfaban en Europa. Opel había lanzado el Corsa, que se fabricaba en Figueruelas. Ford se había anticipado con el Fiesta, en Valencia. El Polo se fabricaba en Navarra...

El Ibiza tenía una ventaja sobre ellos, ya que al fabricarse sobre la base del Ronda, un modelo compacto, no era tan pequeño y ofrecía algo más de espacio interior. En realidad estaba entre el Fiesta y el Escort, entre el Polo y el Golf, y quizás este detalle fue clave para su éxito.

Giugiaro puedo definir el estilo de forma muy rápida. Volkswagen acababa de rechazar un diseño suyo de estas características… la que debía ser segunda generación del Golf. Para satisfacer el encargo de Seat tuvo simplemente que 'desempolvar' el proyecto y hacer algunos retoques y ajustes, pero se encontró con la oposición frontal de su principal cliente, Fiat, por lo que el prototipo del Ibiza salió de Turín casi de incógnito de camino a la planta de Karmann en Alemania. En cambio la relación con Giugiaro terminó siendo larga, ya que diseñó los Ibiza II y III y hasta el primer León.

El primer Ibiza medía 3,68 metros de longitud por 1,61 de anchura y 1,39 de altura... Hoy estaría catalogado entre los pequeños urbanos. Medidas que se corresponden con el Seat Mii, Hyundai i10 o el Kia Picanto actuales, por ejemplo.

Para motorizarlo se eligieron tres motores de gasolina: el 0.9 que ya se montaba en los 127 y era el motor básico del Fura y dos motores gasolina 'System Porsche', un 1.2 y un 1.5 a carburador con 85 caballos, mientras que más adelante apareció una versión de 1.5 con inyección monopunto de 90 caballos. También surgió la variante SXi más deportiva, con el motor llevado a 1.5 litros e inyección multipunto para mantener el nivel de potencia y una versión de 1.7 que había disminuido debido a los requisitos sobre emisiones que se habían comenzado a introducir. Incluso para el mercado suizo hubo una versión 1.5 Turbo de 109 caballos en 1989. También llegó un motor Diesel, un 1.7 de inyección indirecta, de origen Fiat.

El interior del primer Ibiza era un tanto peculiar. No tenía detalles de otros coches: el intermitente era por un interruptor oscilantes mientras que las luces se gobernaban por un interruptor deslizante... sin palancas, como los actuales y polémicos Tesla Model 3.

En 1989 –cuando Seat ya estaba en órbita Volkswagen– se produjo una primera remodelación, muy suave en el exterior –tan solo una parrilla de color carrocería– pero con un interior completamente nuevo, mucho más cuidado y algunos detalles mecánicos mejorados, y después, en 1991 llegó el Ibiza 'New Style' con faros, intermitentes y frontal muy cambiados.

El Ibiza entonces se vendía bien. La producción llegó a ser de 1.100 unidades diarias. De esta forma Seat pudo concentrarse en otros modelos, como el Toledo, antes de lanzar la segunda generación del Ibiza, ya con base totalmente Volkswagen.

El Ibiza sirvió incluso para competición. Seat realizó una versión bimotor que ganó el Nacional de Rallies de Tierra y con el que quiso demostrar su poderío. Todo ello antes de que años después, ya de otra generación, el Ibiza 'kit car' fuera campeón del mundo de rallies en su categoría.

La segunda generación Ibiza, ya con plataforma Volkswagen, llegó en 1993. Seat había vendido por entonces 1.281.648 unidades de la primera generación. Hoy en día el modelo continúa vigente. Seat decidió recientemente prolongar su fabricación tras las últimas decisiones europeas sobre emisiones y la prohibición de venta de automóviles con motor térmico.

Se prolongará así la historia de un modelo fundamental en la marca española, el que sentó las bases de su recuperación y viabilidad tras ser abandonada por el grupo Fiat y del que ya vamos por la quinta generación, aunque difícilmente habrá una sexta.