Los Land Rover tope de gama cambian sus motores por los de BMW: Alemania y Reino Unido unidos de nuevo

La relación de Land Rover y BMW ha pasado por diversas fases. La última y actual se basa en la cesión de motores para las versiones tope de gama de los primeros. Por ejemplo, el actual Range Rover Sport SV ya se impulsa gracias a un V8 de 4.4 litros mild-hybrid concebido en tierras germanas. Sí, el mismo con el que cuentan los BMW X5 y X6 M. Lo curioso es que en el SUV británico aporta 635 caballos y en el dúo germano, siempre y cuando lleve el apellido Competition, diez menos.

A lo largo de este año llegará el siguiente capítulo de esta relación con el mismo bloque como protagonista. Se trata del Land Rover Defender OCTA, que promete ser la versión más radical del mítico todoterreno. Salvo sorpresa, el Twin-Turbo de BMW volverá a aportar los mismos 635 caballos que en el Range Rover Sport SV. Con la inclusión de este propulsor en el Defender se dice adiós al V8 de 5.0 litros y 525 caballos empleado hasta ahora. Más potencia y etiqueta eco en España para el OCTA. Buen negocio.

Se sabe además que este Defender tan extremo contará con una caja de cambios automática ZF por convertidor de par con ocho velocidades y con un sistema de tracción total inteligente. Llevará a su vez control de tracción y reductora, a lo que se sumará un equipo de frenos Brembo y una suspensión 6D Dynamics que será capaz de controlar tanto el cabeceo como el balanceo sin estabilizadoras. Lo hará a través de un fluido hidráulico a alta presión.

El Defender OCTA no es sino el último capítulo de una relación que ya tiene muchos capítulos, alguno de ellos realmente curioso. Cabe recordar que BMW compró Land Rover en 1994 para vender la marca seis años después a Ford. En ese lapso de tiempo se puso a la venta la segunda generación del Range Rover, que equipaba motores V8 propios de gasolina y... ¡Diesel de BMW!

Las sinergias entre Alemania y Reino Unido ni mucho menos se detienen en las diferentes fases de la relación entre BMW y Land-Rover. Ahí están ejemplos como el de Aston Martin, que utiliza motores de origen Mercedes-AMG, o el muy lujoso Rolls-Royce Cullinan, que se edifica sobre una plataforma de BMW. Y todo ello sin olvidar que Bentley, con todo su aroma británico, es propiedad del Grupo Volkswagen.