Alpine, ante su gran encrucijada: invertir o vender

La F1, la continuidad del Grupo Renault en la categoría, aunque con el nombre de Alpine, es una apuesta personal del mánager italiano. No puede permitirse que fracase… pero mucho menos continuar por esta senda si no ofrece resultados. La apuesta por la F1 era una de las patas clave para el relanzamiento de Alpine como marca.

Posiblemente no era necesario ganar, bastaba con unos resultados tipo Aston Martin o McLaren del pasado año; estar ahí. El retorno en marketing, en notoriedad, sería suficiente. Pero estar de farolillo rojo, no.

Y la situación se ha puesto de verdad muy, muy complicada. El coche no va. El motor es el menos potente de la categoría, algo admitido desde el momento en que pidieron una dispensa para poder trabajar en prestaciones pese a que el desarrollo está congelado.

En apenas un año, Alpine ha perdido a Otmar Szafnauer (team principal), Alan Permane (director deportivo) y Pat Fry (director técnico), así como Laurent Rossi. Y ahora, Matt Harman y Dirk de Beer habrían presentado su dimisión y dejarán sus cargos en abril, una vez se cumple el mes de preaviso. Son dos piezas clave, director técnico y máximo responsable de aerodinámica. Ambos con una amplia experiencia en F1.

Es como si el equipo estuviera implosionando. En una espiral en la que resultará muy difícil captar ingenieros de primer nivel.

El problema al que se enfrenta Bruno Famin es grave. Un motor que está por detrás de los propulsores rivales o un coche con notables carencias. Pero esa es sólo la punta del iceberg. No son errores técnicos, es el equipo que se desmorona.

Otmar Szafnauer lo tiene claro. "Las personas del más alto nivel tomaron malas decisiones. Despedir gente sin asegurar la calma en el equipo no es lo mejor… el resultado es evidente".

Luca de Meo se enfrenta a una gran decisión. Rearmar el equipo para seguir adelante, invertir en Enstone y en Viry sumas importantes... o vender, vender el equipo. Seguro que encuentra comprador. Cualquiera de los que presentaron solicitud a la FIA para entrar en la F1 respondería.

El primer camino es tentador, pero lento. Se requiere tiempo, paciencia y dinero para rearmar un equipo y consolidarlo. En Renault lo saben muy bien. Desde 2016, año del último retorno, sólo han conseguido dos veces acabar cuartos en el Mundial de Constructores,  pero más debido a circunstancias que a méritos propios.

Entre tanto, Alpine está metida en F1 y el WEC, doble frente. A la par que se apresta a lanzar su primer coche ‘de volumen’, aunque será eléctrico.

Luca de Meo, el director ejecutivo del Grupo Renault, se enfrenta a un problema grave. La competición fue su apuesta personal. Si hay resultados interesantes, es una buena herramienta de marketing, pero no a estos niveles. Sin duda, el futuro de la presencia en F1 será abordado al más alto nivel en el grupo.

No es una decisión de golpe de puño encima de la mesa, sino que debe meditarse y madurar. Pero tampoco puede aplazarse. Hay un cambio de reglas a la vuelta de la esquina, en 2026. Si llegas retrasado… lo más probable es que lo sigas estando todo el ciclo.