Adrien Fourmaux, el piloto revelación del WRC

El francés, titubeante con el Puma Rally1 en 2022, fue sometido a un duro aprendizaje en 2023, corriendo muchas pruebas diferentes pero en el escalón inferior. Y el resultado está ahí: quinto en el ‘Monte’ y primer podio en Suecia. Tercero del campeonato, aunque sea lejos de Thierry Neuville y Elfyn Evans.

A sus 28 años, el francés parece haber entrado en el modo velocidad de crucero. Ir rápido de principio a fin y sobre todo tener capacidad de gestión, es decir saber cuándo puede y debe correr o cuándo debe adoptar el modo supervivencia.

En el Mundial, la experiencia es un grado. Entran en juego demasiadas cosas que no se pueden simular, que hay que aprender sobre el terreno. Es una labor larga y paciente.

Ocurre lo mismo que con la F1. En ésta, la prohibición de los test dificulta sobremanera el asalto a la categoría reina pese a que puedas mostrar un gran aval en categorías inferiores. En los Rallies la limitación de test no es draconiana, pero sí de reconocimientos.

Tanto los test en F1 como los reconocimientos en los rallies son claves para para conseguir resultados. Por eso en ambas categorías resulta tan complicado ascender. Con un agravante; el costo del aprendizaje en rallies es muy oneroso, sobre todo en función del costo de la especialidad. Requiere mucho tiempo y bastante presupuesto para ‘chapa y pintura’. Y si no, miren el tiempo que lleva Katsuta en el WRC para consolidarse.

Fourmaux parece estar superando la fase de aprendizaje. Debe entrar en la de consolidación. Sabe que el Puma no vale lo que el Hyundai o el Toyota, que debe aprovechar las condiciones favorables que se den en las pruebas para conseguir un resultado. Mantener la cabeza fría. Esto no es un ‘escape room’ donde el objetivo es salir de la ‘prisión’, sino que va más allá. En ocasiones, una puerta no abre la libertad, sino que obliga a abrir otras y en error puede llevar a un callejón sin salida.