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Acusan a De Tomaso de ser un fraude bursátil y económico para lavar dinero

Un exempleado ha presentado una demanda por fraude
Habla de millones y de lavado de dinero, así como de amenazas que ponían el riesgo su propia seguridad
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26 Mayo 2023 - 11:10

Ryan Berris, ex empleado de la renacida De Tomaso, ha interpuesto una demanda contra la compañía a la que acusa de fraude, por diferentes impagos durante el tiempo que estuvo como empleado de la misma. Además, también afirma que se ha visto obligado a esconderse durante más de un año, porque fue amenazado físicamente por Norman Choi, actual propietario de De Tomaso.

En ocasiones, las historias felices esconden sucesos inesperados que lo empañan todo, tal y como parece ocurrir con el resurgimiento de De Tomaso. La compañía italiana, fundada por un argentino, que se hizo famosa, principalmente, por el De Tomaso Pantera, nos sorprendió a todos con un regreso triunfal, comandado por el espectacular P72, un deportivo de muy altas prestaciones y de tirada muy limitada, que pareció 60 años después de fundación de la marca y 15 años después de su desaparición. La primera vez que vimos el coche fue en el Festival de la Velocidad de Goodwood de 2019 y la marca presumía de un motor con 700 caballos y 825 Newton metro de par.

Hasta aquí todo bien, una historia como muchas otras, donde una firma con carisma y un pasado interesante, regresa tras haber caído en desgracia. Sin embargo, las apariencias engañan si tenemos en cuenta los últimos sucesos acaecidos y todo podría esconder algo más turbio. Así lo afirma un ex empleado de la empresa llamado Ryan Berris, quien ha presentado una demanda contra la compañía por estafa, en la que reclama millones por imagos de salarios, de gastos de desplazamiento, alojamientos y dietas durante sus años de trabajo, así como amenazas físicas por parte del propietario actual, Normal Choi.

Una demanda de nada menos que 59 páginas que describe una serie de acusaciones muy serias, que incluyen lavado de dinero, “pum and dump” –inflar y tirar en inglés, una forma de fraude bursátil en la que se engaña con determinadas maniobras para inflar los valores de las acciones– y “self-diling” –otra forma de fraude– que también salpican a otro fabricante: Apollo, aquella marca que se dio a conocer bajo el nombre de Gumpert.

Según la demanda, Choi y otro asociado, Michael Choi –sin relación de parentesco–, usaron ambas compañías como frentes para un esquema de “pum and dump” para inflar la situación financiera aparente y así poder vender la empresa por un valor mayor al real.

"Durante años, dediqué la mayor parte de mis horas de vigilia a desarrollar un De Tomaso creíblemente revivido que fuera digno del legado de esa marca. Cuando debutamos con el P72 y las etapas posteriores de la visión de la marca a partir de entonces, escuché repetidamente de clientes, socios distribuidores y amigos sobre cómo sintieron la energía creativa genuina y la emoción a su alrededor", dijo Berris a The Drive. "Los sueños del cliente eran los mismos que los míos: ser parte de la tradición de De Tomaso y llevarla al futuro. La sensación de traición que sentí cuando me di cuenta de que Norman Choi no compartía esas aspiraciones, sino que estaba abusando de la empresa para sus propios propósitos financieros y empañar lo que había trabajado tan duro para crear, fue completamente devastador. Y sus implicaciones para mis clientes y mi equipo me rompieron el corazón. Si bien todavía creo en la marca De Tomaso y su potencial, tengo que defenderme a mí mismo y mis clientes contra lo que Choi ha forjado".

Berris afirma que Norman Choi usó su experiencia en la industria, sus contactos y las diferentes relaciones personales de las que disponía, para crear una marca de automóviles prácticamente de la nada. Berris estaba en esos momentos en la Scuderia Cameron Glickenhaus y Choi le propuso unirse a la empresa para revivir Gumpert, a la que habían cambiado el nombre por Apollo. Berris trabajó para llevar a Apollo a lo más alto como fabricante de vehículos muy exclusivos y para desarrollar el Intensa Emozione, lo que finalmente sirvió para vender la compañía en 2020 por 153 millones de dólares.

Con respecto a De Tomaso, asegura que trabajo durante más de 80 horas semanales para lograr crear un fabricante de automóviles fuerte y creíble, mediante contactos con otros fabricantes como Rush, con el objetivo de forjar un futuro para De Tomaso. Afirma que sabía que Normal Choi mentía sobre el desempeño de las empresas, incluidas las entregas del Intensa Emozione de Apollo, que nunca se materializó en Alemania, pero aun así trabajó duro para lograr completar el primer coche de la nueva De Tomaso y contrató a Carmen Jordá como impulsora y portavoz de desarrollo de la marca.

El dinero para completar el desarrollo del P72 y para pagar a Jordá nunca llegó, o bien, lo pagó Berris de su propio bolsillo. Además, alega que Choi prometió una inversión de 3,1 millones de euros, que saldrían de su propio bolsillo, pero que en realidad provenían de un supuesto negocio turbio con sede en Hong Kong llamado Sino Vision, que tenía enlaces con Michael Choi. Berris afirma que el dinero fue lavado a través de la empresa fantasma en De Tomaso, para impulsar los balances para planes futuros. Estos planes incluían hacer pública la marca a través de una Compañía de Adquisición de Propósito Especial, conocida como SPAC, una acción que contó con la colaboración de un tercer socio que había sido acusad de malas prácticas financieras.

Choi, según cuenta Berris, se convirtió en el socio del grupo que finamente compraría una participación en De Tomaso sin su conocimiento, Genesis Unicorn Capital, y que el socio de la SPAC fue predeterminado mucho antes de la presentación, lo cual está específicamente prohibido. Mediante la denuncia presentada, Berris dice que el presidente y director financiero de Genesis, Samuel Lui, junto Norman Choi, crearon un rastro falso para encubrir la selección predeterminada y engañar a los reguladores sobre el cronograma de las inversiones.

La demanda incluye también que Choi presionó a Berris para que usara proveedores poco fiables para construir los De Tomaso y se enfocó en hacer pública la compañía para sacar provecho. Mientras tanto, Lui presionó para modificar los modelos financieros a pesar de no tener ningún papel en De Tomaso, al tiempo que Choi mentía a los depositarios sobre el progreso y los plazos. De Tomaso no pagaba a sus proveedores y socios, y Lui manipulaba activamente documentos financieros para obtener ganancias de valoración.

Cuando por fin se decidieron a hacer pública a De Tomaso, Berris dejó la empresa, pero antes, Lui le presionó para firmar un documento que absolviera a De Tomaso de cualquier reclamo futuro, algo a lo que Berris se negó. Fue entonces cuando comenzó a recibir amenazas sobre su credibilidad y reputación, para terminar con amenazadas sobre su propia seguridad. Lui le dijo que “las cosas no terminarían bien” si no cumplía, así que Berris se escondió hasta que se ha presentado esta demanda.

Por otro lado, Berris afirma que tan solo recibió de Choi 33.000 dólares, a pesar de haberse prometido millones. Berris afirma que aplazó su salario para mantener a De Tomaso a flote, pero le prometieron comisiones por ventas, una participación millonaria y un pago de millones, cuando todo estuviera estabilizado.

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