Madrid, Barcelona y el 'premio' de la F1

En Madrid quieren ‘recuperar’ el Gran Premio. José Vicente de los Mozos, el presidente de IFEMA y con una fuerte implantación en el sector de la automoción, se ha propuesto traer la prueba a un trazado urbano –algunos dicen semiurbano– por la zona de IFEMA y de Valdebebas, que permitiría dar un impulso a la imagen de Madrid.

¿DÓNDE SERÍA EL GP?

No es la primera vez que se dice, ubicación incluida, del interés de Madrid por la F1. También se han citado una ampliación del Jarama o un nuevo trazado, en Tajuña, aunque hace años se habló de la ‘zona sónica’ del aeropuerto de Barajas, como posibles alternativas.

Sin embargo, esta vez parece que todo va más en serio, muy en serio. Mundo Deportivo ha revelado que el trazado inicial del circuito ha sido ya ‘dibujado’, y pasa de IFEMA por la Vía Dublín a Valdebebas por debajo de la M11, camino de la Ciudad Deportiva del Real Madrid.

Harían bien los responsables de Barcelona más que en preocuparse, en ocuparse, si quieren mantener el GP. Si Madrid no lo logra, seguro que habrá conseguido un buen retorno en el intento. Si Barcelona lo pierde, será un fracaso… aunque se diga que todo tiene un principio y un final.

Madrid está dispuesta a involucrarse como ciudad y como Comunidad, cosa que en la Barcelona de Ada Colau parece por lo menos dificultoso e improbable pese a la involucración de la Generalitat, máxima accionista de la instalación. Aunque claro, siempre queda el atractivo de semana de playa y carreras.

Lo ha demostrado haciéndose con la exposición de la F1, la primera ciudad del mundo que la acoge. Y con un plan, al decir de José Vicente de los Mozos, de involucrar a la ciudad, atraer turismo que después puede gozar de la ciudad y posibilidad de disfrutar de otros acontecimientos en la misma, además de fácil acceso en transporte público, ha gustado mucho.

Desde la capital no han ignorado el impacto que ha causado el GP de Miami y el que previsiblemente causará el GP de Las Vegas. Y aunque hay notables diferencias entre estos dos Grandes Premios y lo que podría ocurrir en Madrid –entre otras cosas, aquello es USA y esto Europa–, sí que se le puede sacar partido. Aunque hay notables diferencias entre estos dos enclaves y la capital estatal.

Hoy, para la F1 no basta un buen circuito y una excelente organización. Estamos en la era de los ‘clicks’ y de las ‘redes sociales’, de forma que todo cuenta. Involucrar a la ciudad en la F1, una serie de eventos colaterales, cuentan y mucho.

APOYOS

La candidatura de Madrid –aparentemente– tiene Comunidad, Ayuntamiento y Promotor (diríamos que IFEMA asume este papel) yendo de la mano. No es tan evidente que esto suceda con Montmeló.

Otra cosa es el coste del GP en Madrid, que puede dispararse. Montar y desmontar el circuito –seguridad, gradas, etc– tiene su coste, tanto en dinero como en ciertas molestias ciudadanas. Pero en contrapartida es la ciudad la que retiene todo el protagonismo y el retorno.

También está el problema del aforo, sobre todo porque el tamaño de éste condiciona el precio de las entradas, más o menos el único ingreso con el que cuenta el promotor, amén de algunas publicidades menores, los servicios de restauración… y las subvenciones o ayudas.

La batalla no será con luz y taquígrafos. Serán negociaciones discretas, de tanto en tanto alguna filtración para que se sepa que el proyecto sigue vivo y en marcha.

Y, eso sí, si Barcelona quiere mantener el GP y Madrid llevárselo, la ley de oferta y demanda es clara: el precio del canon subirá y las exigencias sobre las instalaciones aumentarán.

De hecho, Stefano Domenicali, afirmando que tienen ofertas suficientes para un calendario de 30 ó 35 Grandes Premios está empleando una conocida y elemental táctica de marketing: trasladar la imagen de que la demanda supera claramente a la oferta y por lo tanto el precio del evento sube. Y asegurar que las sedes históricas no por eso tienen la continuidad asegurada si económicamente no hacen el esfuerzo necesario.

Es una partida a muchas bandas, con muchas implicaciones, cuyo final es, hoy por hoy, imprevisible.