De Meo cifra el coste de la Euro 7 en 35.000 millones de euros

Europa se ha propuesto, por todos los medios a su alcance, reducir las emisiones contaminantes en el transporte al máximo posible. Y esos medios a su alcance son, como cabría esperar, las normativas, con la próxima Euro 7 como máximo exponente de restricción de emisiones. No obstante, al igual que ocurre con la prohibición de los motores de combustión en 2035, se trata de una normativa que ha creado cierto debate por el coste que tendrá su implantación para la industria del automóvil.

Una de las voces más importantes en dar la voz de alarma ha sido Luca de Meo, actual CEO de Renault y presidente de ACEA –Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles–, quien estima que adaptarse a la normativa tendrá un coste muy elevado, concretamente, entre 20.000 y 35.000 euros. Un coste, obviamente, que afectará a los precios que los usuarios tendrán que afrontar.

Así lo ha afirmado durante su intervención en una audiencia pública en Bruselas, organizada por el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos –ECR–, durante la cual, también ha comentado que tal y como está planteada la normativa, que se espera que entre en vigor en 2025 para turismos y furgonetas y en 2027 para vehículos pesados, no supone un “valor añadido” y la aportación en la reducción de emisiones será residual.

Por otro lado, Luca de Meo ha afirmado que la inversión necesaria para la adaptación a la nueva normativa, reducirá las inversiones en tecnología eléctrica, lo que ralentizará su evolución y, por tanto, su pronta adopción por parte de los usuarios.

"La reciente propuesta de la Euro 7 sobre emisiones contaminantes es un ejemplo paradigmático de una normativa que añadirá complejidad e incertidumbre a las decisiones e inversiones clave de los fabricantes europeos de vehículos, sin aportar los beneficios medioambientales que dice ofrecer", ha apuntado De Meo.

Existen diferentes estudios que muestran que la medida apenas tendrá incidencia en la calidad de aire, concretamente, afirman que solo se reducirá un 4% respecto a las emisiones actuales, lo que supone una inversión muy elevada para un beneficio muy bajo.

La inversión que se tendrá que llevar a cabo, encarecerá los coches una media de entre 1.000 y 2.000 euros por vehículo, lo que podría suponer una pérdida de competitividad en otros apartados, como el desarrollo de tecnología eléctrica, junto a una caída de las ventas, que podría afectar a otras cuestiones, como bien advirtió el propio de Meo en el pasado –en relación con el cierre de fábricas y pérdidas de puestos de trabajo–.

El encarecimiento de los coches podría ser un problema mucho más serio para España que para otros países fabricantes, pues las fábricas situadas en España están especializadas en vehículos pequeños y medianos, que son más sensibles al precio. Al mismo tiempo, al subir los precios de los coches, los usuarios alargarán la vida útil de sus vehículos actuales, algo que tendría el efecto contrario al que se quiere buscar en lo referente al medioambiente.

"Europa y su industria automovilística se encuentran en un punto de inflexión. Los desafíos son enormes, al igual que la presión sobre el sector de la automoción", ha comentado de Meo, “a medida que disminuyen los incentivos a la compra de vehículos cero emisiones en la Unión Europea, notamos un apoyo masivo por parte de nuestros competidores en China y Estados Unidos. Todo esto está sucediendo en un contexto en el que la competitividad europea en general se está erosionando”, ha concluido el consejero delegado de Renault.