Sergio Pérez, historia de un descenso a los infiernos

Es difícil ser compañero de un ‘depredador’ como es Max Verstappen, del mejor piloto del momento. Y mucho más cuando llegar al mejor equipo posible abre tus expectativas de llegar a campeón del mundo y te encuentras con un doble muro infranqueable: Max y un equipo que gira en torno al neerlandés.

Son muchos los pilotos que han fenecido en este entorno, que no han sabido asimilar dónde estaban y lo que les pedían. Y en buena parte de los casos entra en juego ese factor que se usa como excusa tantas veces en el fútbol: el entorno, la familia y los fans. Los próximos en los que confían que en lugar de ‘bajarte a tierra’ alimentan los demonios.

Muchas veces se ha dicho que Pérez era un buen piloto, potencialmente campeón, que sólo le hacía falta el coche adecuado. Eso mismo se ha dicho hasta la saciedad de Nico Hülkenberg. Nico nunca ha llegado a tener el coche adecuado. Sergio se vio con él.

Red Bull, en boca del Dr. Marko y Christian Horner, han dicho que han intentado todo para ‘recuperar’ a Pérez. Que le ampliaron el contrato para tranquilizarlo. Pero ello no fue así, no dio resultados.

De hecho, el problema ya comenzó el pasado año, cuando Sergio mostró vacilaciones en el segundo tercio del campeonato. El propio Pérez lo admitió de facto contratando un entrenador mental. Pareció que a finales de 2023 la cosa parecía haberse reencauzado. Y lo fue a principio del 2024… hasta que el coche de Red Bull entró en crisis.

Ya el pasado año, Pérez mostró debilidades para asumir ciertos cambios en el coche. Lamentó que estaba hecho a medida de Max y no de la suya… pero parecía más pendiente de pedir un coche adaptado a sus gustos que de adaptarse al coche. Esto ha seguido sucediendo este año… y cuando él ha intentando no incidir en ello, su entorno sí lo ha hecho.

Pero el pasado año ya sucedieron cosas, avisos. Pero había una diferencia sustancial: ni Ferrari ni McLaren, mucho menos Mercedes, estaban a la altura competitiva de este año. Puede que Red Bull haya dado un paso atrás este año –es quizás el coche de cabeza con más cambios, a excepción de Mercedes– pero sobre todo sus rivales han mejorado. Si a inicios de año esto no fue tan evidente, desde que se volvió a Europa y se introdujeron las primeras evoluciones de calado los rivales parecieron pasar por encima de los ‘energéticos’ y sólo el mejor Verstappen supo afrontar la situación y aprovechar las oportunidades que se presentaban.

Pérez pareció hundirse, ni la renovación ni las críticas de Marko sirvieron de revulsivo, sino de lo contrario.

Los números cantan por sí solos. Sergio ha sumando 152 puntos este año, por 285 el pasado año; poco más o menos la mitad de puntos. Es cierto, Max ha sumado también menos puntos, 437 frente a 575. Ambos han sumado entre 130 y 140 puntos menos que el pasado año… pero en realidad la diferencia es mucho más abrumadora; mientras Max ha perdido un poco menos del 25%, Sergio se ha acercado al 50%. Y con dos Grandes Premios más este año. Pero no sólo eso, se pierden muchos más puntos cuando estás en cabeza que cuando estás en posiciones intermedias. La espiral descendente ha sido clara: de 305 puntos en 2022, a 285 un año después –pese a lo cual fue subcampeón– y sólo 152 este año 2024, con dos eventos más.

Más números. En una temporada en la que siete de los ocho pilotos de cabeza han ganado y al menos lo han hecho dos veces, Pérez es la excepción en los equipos de cabeza: ni una sola victoria. Es más, sus cuatro podios de esta temporada fueron al inicio de año, justo antes de las actualizaciones que mejoraron el rendimiento de los rivales.

Después de Las Vegas dijimos que la comparación entre Sergio y Max era inasumible: 9 puntos a 100 en los seis últimos GP, se ha transformado en 9 a 134 si sumamos las dos últimas citas del año, los 8 últimos Grandes Premios; 21 a 160 si tomamos en cuenta los GP disputados desde el parón veraniego. En otras palabras, es casi como si Red Bull hubiera corrido esta segunda parte de la temporada con un solo coche.

Hay un detalle adicional. Sergio dijo que si se quedaba fuera de la F1 –asumía que la decisión sería solo suya– "tendría más tiempo para la familia". Nos llamó la atención… pero todavía mucho más cuando repasando el pasado, en verano de 2023, al anunciar que había tomado un ‘entrenador mental’, dijo que éste le ayudaría ‘tanto como piloto y en casa’. Lo decía porque los resultados –la falta de ellos– afectaban a su entorno familiar… y a la postre acaba creándose una espiral.

En estas circunstancias, la salida de Red Bull estaba cantada. El propio Pérez, que siempre había negado esa posibilidad, ya se mostró dispuesto a hablarlo antes de este último GP.

El problema es que Red Bull debe luchar por los dos títulos. Ha ganado el de pilotos, pero no ha sido ni primero ni segundo en constructores. Eso cuesta dinero, no sólo en el reparto de beneficios de la FOM, del orden de los 20 millones de dólares, sino también en primas de patrocinadores y otras cosas.

La pregunta ahora es qué hará Pérez. Quizás un año sabático le ayude. Hay oportunidades en el horizonte, de Audi a Cadillac. En 2026 tendrá 36 años, aún le puede quedar tiempo por delante. O quizás piense en Resistencia. Pero lo primordial es que asimile lo sucedido y se rearme mentalmente. Tras un descenso a los infiernos, es la única forma de iniciar la recuperación.