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Ayer supimos que a Caterham se le cerraron las puertas de la Fórmula 1 definitivamente y, ahora, el Grupo de Estrategia intenta hacer lo propio con el otro equipo que aún no había entrado en el paddock, Marussia. Sin embargo, los anglorusos se niegan a que les den un portazo y, aunque les hayan negado la posibilidad de correr esta temporada con el coche del pasado año, todavía no quieren quitar el pie de la puerta.

La razón por la que Force India no ha votado a favor de que Marussia compita con el coche de 2014 es que la propuesta de la escudería no era seria y no respondía a interrogantes de primer orden, tales como quién es el propietario de la empresa y qué capacidad económica tiene.

Las buenas noticias finalmente no se han cumplido y los equipos han vetado el regreso de Marussia al Campeonato del Mundo con el coche de 2014, lo que deja prácticamente en jaque mate a la formación anglo-rusa.

El regreso de Marussia en 2015 podría ser frustrado porque el equipo no tiene un nuevo coche listo para correr.

Con noticias desde el frente. El asedio parece estar llegando a su fin, y los administradores de Marussia han señalado que el equipo saldrá de su situación actual de administración el 19 de febrero a través de un acuerdo voluntario de la compañía.

Tras un año negro para Marussia y metido en un pozo sin fondo de deudas, en caso de que sobrevivan al duro invierno, se verían obligados a cambiar la sede central del equipo.

El equipo Marussia podría haber encontrado un comprador para seguir en la Fórmula 1. Según informa la cadena Sky Sports, el reciente aplazo de la subasta de todo su material deportivo recaía únicamente en la existencia de un inversor interesado en adquirir los derechos legales de la escudería y situar sus monoplazas sobre el asfalto a partir del próximo Gran Premio de Australia, una información confirmada públicamente por Bernie Ecclestone.

Hace unos días saltaba la sorpresa y, varias fuentes, apuntaban que el equipo Marussia tenía a un buen samaritano escondido en las sombras para rescatar al equipo. Pues bien, según apunta Speed Week, esta misteriosa figura podría ser Gene Haas.

Agonizan en el suelo, pero se niegan a dejarse llevar, a pasar a mejor vida, como si de un noble caballero se tratara. En Marussia fueron los primeros en hincar la rodilla la pasada temporada, teniéndose incluso que perder las tres últimas carreras. Les cuesta respirar y hasta han tenido que deshacerse de muchos de sus aparejos, incluida su fortaleza en Banbury, pero mientras no vean su cabeza en una pica seguirán luchando por sobrevivir.

El desmantelamiento del equipo Marussia avanza y podría concretarse en las próximas semanas, pues hay prevista una subasta que incluirá material indispensable para la supervivencia de la escudería.

"Por supuesto, mi objetivo número uno es conseguir un asiento y por el momento los 18 que hay están cogidos, así que estamos esperando a que Marussia o Caterham resistan y si lo hacen creo que estamos en una muy buena posición de estar en la pelea". Esa es la única opción que le queda a Will Stevens: el milagro. Que alguno de los dos equipos desaparecidos hasta el momento regrese de entre los muertos para darle uno de sus coches.

Gene Haas quiere ver la F1 a su manera. Tras confirmar la participaciónd e su equipo de cara a 2016, el americano de sesenta y dos años sabe que la categoría reina es viable sin tener que pasar las penúrias económicas de Marussia, Caterham y HRT. ¿Cómo? Adaptando algo que conoce muy bien: el equipo cliente.

Gene Haas, ha señalado que su compañía comenzará a trabajar en su base de Gran Bretaña durante este mes como parte de su preparación para entrar en el campeonato de Fórmula 1 de 2016. 

El futuro de Marussia y Caterham, los dos equipos de la cola de la parrilla de la Fórmula 1 actual, sigue en el aire a falta a un mes para el comienzo de los tests de la pretemporada 2015 en Jerez.

Una pesadilla. Así se puede calificar el año que ha vivido Marussia, y es que a pesar de haber conseguido el mejor resultado deportivo de toda su historia, el conjunto anglo-ruso ha sufrido la peor temporada de su corta existencia, con Jules Bianchi luchando por su vida y el equipo con riesgo real de desaparecer por sus problemas económicos.