El día que Keke Rosberg batió un récord del mundo de velocidad

Sus dos primeras temporadas, con equipos del fondo del pelotón, no permitían pensar que acabaría siendo campeón del mundo. Había alternado Theodore -que hacía correr un Wolf- y ATS en 1978, y había corrido con Wolf en 1979 con poca fortuna, muchos abandonos, alguna no clasificación y cero puntos. En 1980, sin embargo, fichó a Fittipaldi y tuvo un debut espectacular, tercero en la primera carrera del Campeonato.

Y ese mismo año lo llamó Volkswagen para que intentara batir un récord del mundo. La firma germana había realizado un espectacular ‘concept-car’ para responder a la crisis petrolífera que se había desencadenado en los 70: el ARVW.

El ‘Aerodinamic Research VW’ se había diseñado precisamente para estudiar la influencia de la aerodinámica y la eficiencia del combustible. Era muy largo -4,98 metros-, pero muy estrecho -1,01 m.- y muy bajo. No sólo su Cx era extraordinario -sólo 0,15, algo impensable en aquellos tiempos-, sino que además su sección frontal era muy reducida. Su resistencia aerodinámica al avance era por tanto mínima.

Era muy ligero con un chasis tubular de aluminio, carrocería de fibra de vidrio y carbono. Y el motor era un seis cilindros de 2.4 litros turbodiésel de 177 CV, que se ofrecía en algunas furgonetas de la marca. 

El estudio aerodinámico fue tal que se prescindió de los retrovisores, aunque debieron montar unos pequeños bigotes fronteras y una ‘aleta de tiburón’ para garantizar la estabilidad. Y para que las aperturas de refrigeración fueran mínimas, se optó por inyectar agua en la admisión del turbo.

A Rosberg le llamaron para batir una serie de récords en la pista de altísima velocidad de Nardo, en octubre de 1980. El finés hizo su trabajo: estableció un nuevo récord de velocidad máxima para motores diésel y superó asó la barrera de los 362 kilómetro por hora -362,102 para ser más exactos-. También superó otros ocho récords sobre diversas distancias, entre ellos 350 km en una hora.

Pulverizaba así el récord del diésel más rápido que estaba en posesión de Mercedes con un prototipo C111-III que en abril de 1978 había rodado en Nardo a 325 kilómetros por hora.

Bueno, está claro: no era un Fórmula 1, pero el piloto sí. La Fórmula 1 tardaría mucho en alcanzar esa velocidad. Fue Marc Gene con un Williams quien lo consiguió en 2003, en los ensayos de Monza, cuando fue cronometrado a 364,2 kilómetros por hora; un récord que batió Juan Pablo Montoya en la carrera, a 368,4 kilómetros por hora y volvió a superarlo los dos años siguientes hasta que en 2005 Montoya, por vez primera y única, rompió la barrera de los 370 kilómetros por hora. 

Más adelante, BAR-Honda hizo una tentativa en el Lago Salado de batir el récord de velocidad: hizo un intento algo por encima de los 400 kilómetros por hora, pero como el récord se estableció por el promedio en las dos direcciones se quedó en 398,7 kilómetros por hora.