De México a Austin: los equipos adaptan sus coches al nuevo clima

El 'back-to-back' entre Estados Unidos y México ha sufrido un ligero cambio esta temporada. La cita latinoamericana se ha celebrado antes que la única prueba en tierra estadounidense a día de hoy.

Los equipos compitieron a más de 2.000 metros de altitud sobre el nivel del mar en el Autódromo Hermanos Rodríguez a una temperatura aproximada de 23ºC. Ahora, deben volver a los reglajes habituales de sus monoplazas para la carrera en Austin.

Con una menor densidad del aire en México, el turbo y el compresor trabajaron más duro para mantener la potencia habitual del motor de combustión interna. Además, la refrigeración normal disminuye debido a la poca cantidad de aire que fluye a través de los conductos. 

Para combatir el aumento de las temperaturas de las unidades de potencia en México, se hicieron aberturas en la carrocería trasera de los monoplazas para desplazar el calor hacia fuera. 

La refrigeración de los frenos también fue un factor clave en los paquetes llevados a México. Por ejemplo, Ferrari optó por unos de sus conductos de freno más grandes para asegurar que sus discos permanecieran en una ventana de trabajo efectiva.

© Sutton Images

En Estados Unidos, esto no será necesario. Allí, los coches rodarán a tan solo unos 160 metros sobre el nivel del mar y con más frío pues no se rebasarán los 20ºC. El aire será más denso y las temperaturas serán bajas.

Todos los cambios oportunos en los monoplazas se tienen que realizar en menos de cinco días. El Gran Circo no entiende de descansos y las escuderías ya están manos a la obra para dar el máximo en Austin.