De roca en roca y pincho porque me toca: los tres últimos Dakar han comenzado con etapas duras

David Castera decidió darle la vuelta a la situación. Una penúltima etapa así para mantener la emoción hasta el final. Nada podía darse por adquirido. Pero ello no es óbice para que Castera cumpla con su filosofía. Deben pasar cosas desde el kilómetro cero.

La primera especial de esta edición ha causado asimismo estragos. Los pinchazos han sido el plato común del día. El paso por la zona de los volcanes a final de jornada ha causado estragos… a los que no habían sufrido problemas al inicio. Y los que habían pinchado al principio de la especial sufrieron mucho, debieron ir con inusitada prudencia porque en más de un caso ya no les quedaban gomas a usar.

Bueno, en 2022 no fueron los pinchazos los que convirtieron en dantesca la primera jornada, sino los problemas de navegación. Algo de lo que Carlos Sainz se acuerda muy bien. En cualquier caso, pocos olvidarán la primera etapa de este Dakar.

Incluso Nasser Al-Attiyah, el hombre que en el pasado parecía volar sobre piedras y rocas, incólume a los pinchazos, se ha visto seriamente afectado. Tanto, que era incrédulo cuando Sainz afirmaba que él había pinchado tres veces. "Tuvimos dos pinchazos en los primeros cincuenta kilómetros, así que no pudimos atacar más y nos hemos limitado a llegar a la meta. Pero estoy contento porque ha sido muy difícil y hemos tenido que tomárnoslo con mucha calma en los últimos 150 kilómetros", dijo Nasser.

Su primer pinchazo se produjo al alcanzar a Guerlain Chicherit, que había pinchado y perdido tiempo; en el polvo, no vio la piedra traidora. Después había que pilotar con guante de terciopelo… so pena de tener que esperar al camión de asistencia ‘rápida’.

El resultado ha sido sorprendente. Loeb, Al-Attiyah y Peterhansel, tres de los ilustres veteranos, tres de los favoritos, fuera de un top 10 con seis Toyota; diez entre lo quince primeros. Sólo dos Audi. Y los Hunter de Prodrive, ‘desaparecidos en combate’; Loeb, el mejor de ellos, 18º.

"No tengo el libro de instrucciones para conducir un coche pesado sobre piedras. Creo que todavía estoy traumatizado por la segunda etapa del último Dakar. No arriesgamos ni lo más mínimo conduciendo y, a pesar de ello, hemos tenido dos pinchazos en los últimos treinta kilómetros. Dos pinchazos inexplicables. Realmente no íbamos rápido y cuando Hołowczyc me adelantó yo ya no pude seguirle..", dijo Peterhansel.

Loeb tampoco estaba muy contento de esta primera especial del Dakar. "Hacer slalom a 30 kilómetros/hora entre las rocas no es muy divertido. Sabíamos que no iba a ser una gran etapa en términos de conducción, pero había que superarla. Y la hemos superado, aunque no sin problemas. Hemos tenido un pinchazo y también tuvimos que cambiar una abrazadera. Todo eso nos ha costado un cuarto de hora, pero aquí estamos... Ha sido un infierno y lo último que queríamos era un pinchazo. Pero aquí estamos. El resto no importa".

Sólo De Mevius sonreía. "Estoy bastante sorprendido, pero hemos pilotado con inteligencia, no hemos pinchado y creo que esa ha sido la clave. Pero estoy bastante sorprendido de estar tan bien clasificado". Se cumplió aquello de que en el Dakar no gana el más rápido sino quien menos se para.

A los Audi, por peso, los terrenos de piedra se le dan peor, pero Sainz y Ekström salvaron los papeles, sobre todo Carlos. Los Toyota quizás estén más curtidos en este tipo de terreno que los Hunter. O quizás es la concepción de los coches. El Hilux es un coche cuya filosofía base está en la línea de los Todo Terreno. El Hunter es más de la escuela rallies. Se pilota diferente, necesitas ser más preciso. O quizás es que habiendo sido primero y segundo en las dos últimas ediciones y ahora compañeros de equipo Al-Attiyah y Loeb no querían hacer muchas concesiones.