Nasser Al-Attiyah, ante un nuevo Dakar: “Habrá que correr con inteligencia”

Nasser tiene una cuenta pendiente desde el pasado año, uno de sus raros abandonos y por rabia, tras sufrir el mismo problema dos días, acabó abandonando la prueba y el campamento.

“Fue un mal comienzo, pero acabamos haciendo un buen año y ganamos el campeonato del mundo”, dice Nasser, que confía mucho en su Dacia pese a la novedad. Lo suficiente como para intentar romper el maleficio: no se gana el Dakar con coche nuevo.

“Colocamos dos coches en cabeza en Marruecos. Estamos en el camino correcto y hemos hecho muchos test. El Sandrider es una buena herramienta para ganar el Dakar pero deberemos ser inteligentes”, señala Nasser.

“Tengo la impresión de que es un Dakar al revés, empezamos con una etapa larga, luego las 48 horas, luego una larga etapa y la maratón. Esta primera semana parece una segunda semana del Dakar. Así que vamos a tener que ser estrategas para llevar el coche al día de descanso en buena posición y en una sola pieza”, señala Nasser.

Nasser está más preocupado por el recorrido que por la navegación o el comportamiento de su nuevo coche. “Mirando el plano de la etapa de 48 horas vi que teníamos un punto de asistencia, lo que significa que habrá un grave riesgo de pinchazos en esta primera parte de la etapa. Así que por nuestra parte tenemos que hacer una carrera limpia, no podemos controlar nada más”.

Precisamente son muchos los que piensan que sin asistencia, el riesgo de quedarse sin ruedas es un riesgo que existe y no es deseable.

Pero Nasser no es de los que se rinde fácilmente. Él corre para ganar y otra cosa no le interesa. “Sé que las señales están en verde, pero el Dakar sigue siendo complicado, muy largo e impredecible”, dice, más prudente de lo que es habitual. Eso sí, el pasado año.

Para Nasser el coche es nuevo, aunque no el equipo. El pasado año corrió con el Hunter T1+ de Prodrive, aunque inscrito por su propio equipo, Nasser Team. Abandonó en la etapa 11, totalmente cabreado y se fue del campeonato de Al Ula a su mansión catarí… y acabó separado de su copiloto Edouard Boulanger.