Alex Palou se ha marcado 'un Button'

Del me voy al me quiero quedar pasando por el no me puedo ir. Es lo que en el argot del automovilismo se llama “marcarse un Button”, en honor al más conocido de estos casos, protagonizado por Jenson Button. Curiosamente estas decisiones de ida y vuelta, de avance y marcha atrás, se han revelado siempre ganadoras.

Lo que ha hecho Alex Palou con Chip Ganassi y McLaren puede chocar mucho en Estados Unidos aunque hay algún caso, pero en el mundo de la F1 tenemos muchos ejemplos no ya de rupturas unilaterales, tanto de un piloto como por parte de un equipo, como de estas rupturas de ida y vuelta. 

En la historia de Button entraron en juego dos equipos, BAR y Williams. Tras el primero estaba David Richards; en el segundo, Frank Williams, ‘off course’. Button estaba convencido de que con BAR-Honda las cosas no irían muy lejos y a finales de 2004 anunció que se iría a Williams para 2005; los Williams-BMW iban a ser muy competitivos.

David Richards montó en cólera y defendió los derechos de BAR ante la ‘Oficina de Registro de Contratos’, que falló a favor de BAR. Button debió correr a regañadientes con BAR, mientras Richards vetaba a los managers de Jenson.

A final de año, BMW decidió dejar Williams y Honda compró BAR. Jenson cambió de parecer y quiso seguir en BAR. El problema es que debía deshacerse del contrato con Williams, que era firme. Jenson finalmente no dudó en pagar la cláusula de rescisión, pues dicen que Honda facilitó el dinero, y siguió en BAR. La decisión le valió para ser campeón más adelante, cuando Ross Brawn se hizo cargo del material de Honda en 2009 y le colocó aprisa y corriendo el motor Mercedes. Jenson fue campeón del mundo.

Pero el primer gran ejemplo, poco conocido, lo dio Jack Brabham. Él y Roy Salvadori eran compañeros en Cooper en F1, Jack lo compaginaba con la F2 y Roy con carreras de ‘sport’ con Aston Martin. Aston Martin decidió entrar en F1 para 1958 y Salvadori no dudó en aceptar la propuesta de David Brown, el propietario, y convenció a Brabham para seguirle.

Los dos estaban convencidos de que el motor Climax que montaba Cooper era insuficiente, se trataba de un motor nacido como 1.500, pasado a 2 litros y en algún caso a 2,2 litros, insuficiente frente a los 2.5 litros de la competencia.

En el momento de la verdad, Brabham, mecánico que en su Australia natal había preparado y construido coches ganadores, se enteró de que Climax tenía listo un motor 2.5 litros y Cooper iba a usarlo, un motor que debía ofrecer 30 CV más que el 2.2 del pasado año y 60 CV más que el dos litros.

En su cabeza, además, rondaba la idea de que los coches de motor trasero, como el Cooper, iban a ser mucho más competitivos que los de motor delantero, más pequeños, más ligeros, más manejables. Frente a ellos, los grandes de la época, Vanwall, Ferrari, BRM, incluso Lotus… todavía no habían dado el paso.

Brabham y Salvadori hablaron largo y tendido sobre el tema. Roy quiso ser fiel a la palabra dada a Aston Martin. Jack le dijo no a David Brown y siguió en Cooper. El Aston fue un fiasco y Roy debió alternarlo con un Cooper privado, sin el nuevo motor Climax. Jack, con el Cooper, logró sus dos primeros títulos de campeón del mundo.