Ferrari 250/275 P: un doble ganador de Le Mans a la venta

La estrella del certamen será sin duda un Ferrari 250 GTO, uno de los primeros tres fabricados, por el que podrían llegar a pagarse más de 40 millones de dólares, e incluso 60 –casi 52 millones de euros–. ¡Claro que me gustaría tenerlo!  Incluso me conformaría con menos, con disponer de los fondos suficientes para intentar entrar en la puja, que nunca se sabe.

Pero si este último caso se diera, preferiría reservar los fondos para el Ferrari 275 P que, si la memoria no me falla, perteneció a la colección de Pierre Bardinon, la que posiblemente fue la mejor colección de coches de competición del mundo, especialmente de Ferrari.

Bardinon, fallecido en 2012, pertenecía a una gran familia francesa con muchos negocios, entre ellos la moda, de los cuales la famosa cazadora 'Bombrer', imprescindible entre los jóvenes hace poco más de dos décadas, es quizás su producto más conocido. Multimillonario y apasionado de los coches, tenía su increíble colección en el castillo-museo Mas du Clos, que en sus jardines albergaba un precioso circuito –con escapatorias de hierba 'off course'– para poder disfrutar plácidamente de sus coches en un trazado de 3,1 kilómetros donde se hacían reuniones privadas de clásicos y clubes de automovilismo.

Aunque su colección era variada, dominaban los Ferrari. Le debían faltar muy pocos modelos del Cavallino porque cuando a Enzo Ferrari le preguntaron porqué no tenía un museo de sus coches contestó simplemente que "Bardinon lo tiene por mí".

Este Ferrari 275 P es un coche único: ¡ganó dos ediciones consecutivas de las 24 Horas de Le Mans! Sólo cuatro coches en toda la historia lo han conseguido. Eso sí, la primera, en 1963, como 250 P con el motor de 3 litros y la segunda, en 1964, con el 275 de 3.3 litros. Por entonces, los números en Ferrari equivalían a la indicación de la cilindrada unitaria del motor, es decir de la capacidad de cada cilindro: 250 centímetros cúbicos por 12 cilindros, 3 litros.

Y, por si fuera poco, el último Ferrari oficial en ganar Le Mans. Es cierto que el año siguiente, 1965, ganó un Ferrari 250 LM –precioso coche, una de mis primeras miniaturas, que lamentablemente no sobrevivió a mis juegos de crío– pero no era un coche oficial, sino del NART, el North American Racing Team de Luigi Chinetti, el importador americano que inculcó la pasión por el Ferrari P4 a Jack Glickenhaus. ¡Que tiempos! Además de los coches de la Scuderia Ferrari, también SEFAC Ferrari en algunas listas, estaba los privados: NART, Maranello Concesionares –importador británico, propiedad del Coronel Hoare–, Scuderia Filipinetti –de Georges Filiponett–, ENB –Equipe National Belge–, Ecurie Francorchamps, etc.

Bueno, el coche no se subastará en el estricto sentido de la palabra. No será objeto de puja pública, sino que será el departamento de ventas privadas de Sotheby's quien recibirá de forma discreta a los posibles compradores. Ya se intentó subastar a principios de año en París, pero las ventas de los coches de colección de Pierre Bardinon han causado problemas fiscales a sus herederos.

El 250 P no era excesivamente potente, se quedaba a las puertas de los 300 caballos, que ya eran muchos en la época, es cierto. Pero pesaba sólo 775 kilos. Con el motor 275, la potencia llegaba a los 320.

En 1963, en manos de Ludovico Scarfiotti y Lorenzo Bandini no sólo arrasó en Le Mans –con 16 vueltas de ventaja sobre el segundo clasificado– sino que, además, batió el récord de distancia de la prueba y fue el primer ganador de las 24 Horas que no tenía el motor delantero, sino en posición central.

Un año memorable, con seis Ferrari en los seis primeros lugares –también es cierto que no tenían muchos rivales a su altura– y el Rover-BRM de Turbina, con Graham Hill al volante en séptima posición, aunque fuera de clasificación porque era sólo invitado: su coche no se adaptaba a las reglas debido a su motor de turbina. Y por si fuera poco ganaron la clasificación al índice de prestaciones y fueron segundos por poco en el índice de rendimiento energético.

Recuerdo muy vagamente esa victoria. Un poco más la siguiente, de Jean Guichet y Nino Vaccarella en 1964, con el coche ya convertido en 275 P y que había ganado las 12 horas de Sebring. Y de paso pulverizaron el récord del año anterior, realizando casi 4.700 kilómetros –4.695,31 para ser exactos– al promedio de 195,64 kilómetros/hora. Recuerdo que vi los últimos compases de la carrera por televisión… pero quizás era demasiado joven para comprender el alcance de Le Mans.

Fue por entonces cuando un compañero de cole me hizo descubrir L’Automobile y Sport Auto. Y tenía la suerte de que, en un kiosco de Sarriá por donde pasaba cada día para ir al cole, lo recibían… así que a primeros de mes tocaba ir andando de casa al cole y viceversa para recaudar los fondos necesarios para comprarlo.  Quizás por eso me emocioné más con la victoria de 1965 de Jochen Rindt y Masten Gregory, que ese año TVE dio varias conexiones con la carrera.

¿Cuánto valdrá este Ferrari 250/275 P? Difícil es decirlo. No lo daría por menos de 50 millones. Para mí los vale. Por la doble victoria, por ser Ferrari… y por mi recuerdo personal.

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