Un jet privado se transforma en limusina para pasear por las calles

Esta es la idea que dos americanos, Frank D’Angelo y Michael Kashevasky, han puesto en marcha. En lugar de una limusina se hicieron construir una ‘Learmusina’.

Lo de Lear viene por una de los más famosos fabricantes de jets privados y de ejecutivos. La idea fue transformar un avión Lear en una limusina matriculable, aunque parece que está pendiente de permisos. Así que han nadado contracorriente: ahora que hablamos de ‘coches que vuelan’, han buscado hacer un avión ‘para la carretera’, que rueda.

Dan Harris se encargó del proyecto y Exotic Coach de la construcción. Desde luego, los trabajos a realizar eran varios. Obviamente había que prescindir de las alas por razones de tamaño y anchura, pero se mantuvo el timón de cola y las pequeñas alas de cola montadas sobre un sistema que permite plegarlas. También las carcasas de los motores a turbina que van montados en los laterales posteriores…¡donde se esconden unos gigantescos altavoces! Y el fuselaje requirió una estructura tubular de refuerzo.

No podía funcionar con las turbinas originales, así que debió montarse un motor Chevrolet Vortec V8 de 8.100 centímetros cúbicos y 400 caballos para poder mover el engendro. Diseñar un eje delantero directriz nuevo, un eje posterior motriz, unos frenos adecuados, suspensiones específicas, llantas de 28 pulgadas...

Dentro, el trabajo fue mucho mayor. La cabina debió cambiar para adoptar los mandos propios de un automóvil y otros instrumentos de control, incluidas cuatro pantallas para otras tantas cámaras externas que pueden ser necesarias para efectuar maniobras.

En el cuerpo, espacio para 18 plazas, refrigerador, sistema audio de gran potencia y claridad, con muchísimos altavoces –estos también están fuera para poder celebrar fiesta en el exterior– y por ello la potencia del sistema son 17.000 watios, televisor de 42 pulgadas, paneles de luz y otros muchos detalles.

Sus dimensiones son espectaculares: 13 metros de longitud, 2,9 metros de anchura y 3,5 metros de altura para un peso total de 6 toneladas. Ha costado una fortuna: más de 13 años para realizarlo, durante los cuales se han empleado 40.000 jornadas/hombre de trabajo.

Esta pasada –el calificativo definitivo corre a cuenta de usted–, seguro que impide que pases inadvertido. Y puede ser ahora tuya. Mecum la subasta en Indianápolis a finales de junio si la Covid-19 no lo impide. En el precio ira incluido una góndola para su transporte y un Chevrolet Silverado 2500 HD 'pick-up' para arrastrarlo.