Seat Ateca Marathon, el coche de raids más inesperado

El Ateca Marathon es un homenaje al Seat Toledo Marathon, una máquina de raids que Seat creó en 1993 como tributo a uno de sus modelos más populares del momento, la berlina Seat Toledo. El Toledo Marathon cosechó buenos resultados en las Bajas de la época y coqueteó con participar en el Rally Dakar, aunque al final quedó en el olvido porque la marca centró sus esfuerzos en el Campeonato del Mundo de Rallyes.

¿Y cómo se transforma un SUV urbano en una máquina de raids? El primer paso es actuar en su suspensión para ganar más altura libre al suelo. El segundo, dotarlo de unos neumáticos todoterreno específicos con llantas a juego. El tercero, actuar sobre las protecciones de los bajos del coche para que pueda resistir el impacto de piedras.

En el techo, el Ateca Marathon gana una vistosa y funcional baca donde transporta un gato de elevación, una pala y planchas de desatasco para salir de la arena. Algunas unidades también tienen incluso una decoración en vinilo que rinde tributo a los colores y patrocinadores del Toledo Marathon, para hacer aún más evidente el guiño histórico.

El interior y las prestaciones son exactamente iguales que el modelo de serie, lo cual lo hace todavía más remarcable. Y si bien el RallyClassics Africa es una prueba de regularidad, el hecho de que tenga que encadenar cinco etapas de forma consecutiva supondrá todo un reto para la durabilidad de los componentes que un coche que, en el fondo, sigue siendo un vehículo urbano.

¿Cómo es el Ateca Marathon al volante? Para descubrirlo, Seat nos ha convocado en el centro de Catalunya, en el circuito de rallyes de 4,5 kilómetros de la finca de La Codina. Y ahí hemos podido comprobar que el Ateca Marathon es, en una palabra, sorprendente por cuanto uno no espera que un pequeño SUV urbano se pueda convertir en un juguete de tal calibre.

La combinación de una mayor altura libre al suelo con cambios en la suspensión y los neumáticos infunda confianza para afrontar cualquier obstáculo. Las pistas rotas no son problema y no importa el tamaño de las roderas, porque el coche es capaz de capearlas.

El modo de conducción off-road se vuelve aquí útil, porque incluye por defecto control de descensos. En las bajadas más pronunciadas, actúa con solvencia sin que el vehículo escape a su control en ningún momento, como cabría esperar de todoterrenos propiamente dichos.

La tracción a las cuatro ruedas, combinada con los neumáticos todoterreno, también sirve para remontar las rampas más pronunciadas, que es necesario afrontar con un impulso previo para que el coche no pierda inercia en ningún momento.

En los cambios de rasante más importantes, la cámara delantera se convierte en nuestra mejor aliada porque nos permite ver imágenes de los bajos del coche en la pantalla de infoentretenimiento, lo que facilita en gran medida la conducción en esas ocasiones en las que no tenemos ángulo de visión por el parabrisas.

En su conjunto, la experiencia es sorprendente y extraordinariamente divertida. El Ateca Marathon es uno de los coches más inesperados del año y aunque no pasará de prototipo, de coche de carreras, su mera existencia es celebrable. Su participación en el RallyClassics Africa confirmará si sus componentes pueden resistir la totalidad de un rally o si, por el contrario, el tiempo y los kilómetros hacen aflorar sus costuras.