Probamos el Jeep Avenger, un eléctrico cumplidor en todos los campos

El estreno de Jeep con el coche eléctrico llega de la mano del Avenger, un B-SUV como el Renegade pero con un público objetivo más joven. Y desde luego que su imagen es más juvenil que la de su compañero, aunque el precio a pagar por la versión eléctrica que hemos probado lo aleja de su target de ventas.

Si uno deja de lado el tema del precio, mal endémico de todos los coches eléctricos actuales, del Jeep Avenger se puede decir principalmente que es un vehículo muy agradable de conducir. Gran parte de culpa la tiene su motor, que a pesar de anunciar 156 caballos, una cifra otrora de tronío, se desenvuelve de una forma muy suave en todo momento. De hecho, ni siquiera se nota un exceso de vigorosidad que típico de los coches eléctricos al arrancar desde parado, ni tampoco apareció amago alguno de subviraje al exigir potencia en apoyo. Y ojo, que nada de esto es una crítica dado el tipo de vehículo del que se trata.

Este motor, por cierto, es la evolución del que en su momento estrenó el Peugeot e-208. Entonces, menos potente, quizá se quedaba algo justo en algunas situaciones del tráfico diario. Hoy en día, al menos en el Avenger, cumple en todo momento independientemente del modo de conducción elegido.

La extensión de la prueba realizada durante la presentación nacional del Avenger nos impide hacer un juicio de valor preciso sobre su consumo energético. Fueron poco más de 100 kilómetros recorridos con mayoría de carreteras secundarias de montaña, un escenario que penaliza bastante el gasto. Se obtuvo una media de 18,1 kilovatios hora a los 100 kilómetros con la que la autonomía no habría llegado a 300 kilómetros. La oficial se mueve entre 15,4 y 15,6 según el acabado, con lo que entendemos que lo logrado por nosotros puede y debe bajarse con un trayecto más convencional y si se lleva a cabo una conducción más eficiente.

Desde el punto de vista dinámico el Avenger cumple perfectamente tanto en entornos urbanos como fuera de ellos. La suspensión tiende a ser firme, como es habitual en coches eléctricos, pero no lo suficiente como para generar incomodidades. De hecho, es precisamente esta característica lo que le hace aportar más confianza de la esperada en apoyos más contundentes, lógicamente sin llegar al extremo de un deportivo.

Esta confianza de la que hablamos encuentra otra de sus razones en la dirección. Es precisa y capaz de transmitir bien lo que sucede en el asfalto. De hecho se siente diferente a la de otros modelos de Jeep, algo lógico al ser la base del Avenger la plataforma eCMP. Y, aunque parezca baladí, también influye en lo descrito un volante cuyo aro, que puede considerarse grueso, ofrece un agarre más propio de otro segmento superior.

Si hay que hacerle alguna crítica negativa al Avenger es el tacto que ofrece su freno, algo que por otra parte resulta recurrente al hablar de coches electrificados. Es excesivamente esponjoso y cuesta calcular bien la fuerza a aplicar en el pedal izquierdo especialmente en las deceleraciones más suaves.

Para concluir se puede afirmar que Jeep entra con fuerza en el mundo del coche eléctrico con un producto bastante rodado. Su diseño exterior es su principal punto diferenciador respecto a otros modelos de Stellantis con idéntico origen, además de una futura versión de tracción total que debería aportar ese punto aventurero del que siempre ha presumido el fabricante.