¿Me pueden multar por llevar los neumáticos con las presiones incorrectas?

La presión de un neumático es una labor de mantenimiento del coche sencilla, y que ayuda a que se comporte de manera correcta, ofreciendo todo el agarre posible y, por lo tanto, mejorando la seguridad en la conducción. Así, la presión del neumático depende de las instrucciones del modelo, debiendo seguir las indicaciones según usemos el coche con o sin carga.

Si llevamos los neumáticos por encima de la presión óptima provoca un desgaste acentuado de la parte central, así como una pérdida de agarre al tener menos contacto de goma con el asfalto. Por el contrario, si la llevamos baja, también se produce un desgaste prematuro, aumenta el consumo de combustible y el riesgo de pinchazo, además de las distancias de frenada, entre otras. Así que entre 15 días y 30 días hay que revisar las presiones.

Sin embargo, ¿es objeto de multa ir con las presiones inadecuadas? Es cierto que una presión incorrecta puede tener efectos similares a los de un neumático desgastado, y esto último sí que es objeto de multa: si la banda de rodadura está por debajo de los 1'6 milímetros, la multa es de 200 euros por neumático desgastado, a lo que sumar que tampoco pasarías la ITV, y todo ello con la obligación de cambiarlos, por lo que sería la multa más el coste de renovarlos.

Pero en el caso de las presiones, ni el código de circulación ni la DGT incluyen sanciones por este motivo. Obviamente, si hablamos de variaciones en la presión ligeras, no de llevar un neumático sin apenas presión hasta el punto de parecer que está pinchado. Porque en caso de pinchazo y no cambiar o no llevar rueda de repuesto, sí que cabe multa, de 200 euros.

En definitiva, rodar con los neumáticos con las presiones incorrectas no es multable –al menos de momento–, pero sí que tiene una gran importancia en el comportamiento del coche, en la seguridad en la conducción y en el mantenimiento de tu vehículo, por lo que recuerda siempre revisar las presiones. Y un último consejo: mejor hazlo en frío, habiendo rodado nada o muy poco, para que el control de la presión sea preciso y adecuado.