Jesús Sicilia: del simulador a un F3 con Teo Martín Motorsport

El mundo de las carreras virtuales hace tiempo que dejó de ser una mera diversión para convertirse en una disciplina deportiva más. El grado de preparación y de calidad al volante que llegan a alcanzar los participantes nada tiene que envidiar al de la competición real, con la ventaja de que se trata de un mundo bastante más accesible que éste desde el punto de vista económico. Prueba de ello, por ejemplo, son los más de 1.900 candidatos que ha tenido la búsqueda del Piloto Michelin, un campeonato basado en el simulador iRacing que disputó en la jornada de ayer su final presencial -a la última ronda tan sólo llegaron seis pilotos- en el Motor & Sport Institute -MSI- de Madrid. ¿El premio? Un test en un Fórmula 3 del equipo Teo Martín Motorsport para el ganador, que fue Jesús Sicilia.

Sicilia ha demostrado en sus dos salidas al circuito del Jarama, donde se ha llevado a cabo el test, que el mundo de la simulación y la realidad no distan tanto, más allá del esfuerzo físico extra que supone el segundo. Se ha defendido a la perfección al volante del monoplaza ante la atenta mirada de todos los presentes. Además su triunfo en este campeonato puede suponer un paso adelante en lo que a su carrera como piloto virtual se refiere. A día de hoy Jesús Sicilia pertenece al equipo de Odox Motorsport, pero fuentes muy bien informadas del MSI nos han confirmado la existencia de conversaciones para que se incorpore a su equipo de eSports.

Además del test de Sicilia al volante del Fórmula 3 otros pilotos virtuales, algunos afortunados asistentes a la final de ayer y los integrantes de la prensa que hemos estado hoy en el circuito del Jarama hemos tenido la oportunidad de subirnos a dos de los coches más espectaculares de la historia reciente gracias a la gente de FormulaGT.es, un Ferrari 458 Italia y un Lamborghini Gallardo. A un servidor le ha tocado el segundo de ellos, y si bien se le notan los años respecto a otros superdeportivos más actuales, no deja de ser un placer conducir un vehículo de semejantes prestaciones, y más cuando esto sucede sobre un asfalto de la historia del madrileño.