¿Hidrógeno y con baterías? ¿A qué juega Renault con el espectacular prototipo Embleme?

APUESTA POR LA TECNOLOGIA 'FUEL CELL'

Mientras no se invente otro nombre, el Embleme es un híbrido enchufable de hidrógeno, con un motor eléctrico de 218 caballos, un batería de 40 kilovatios hora, lo que le dará una autonomía de entre 200 y 300 kilómetros en uso real y, después, una pila de combustible –'fuel cell' en inglés– que convierte el hidrógeno en electricidad y que anuncia una autonomía conjunta de más 1.000 kilómetros. Se trata, por tanto, de un modelo de cero emisiones con una mezcla de tecnologías que no habíamos visto en ningún coche del mercado. De hecho los actuales vehículos de hidrógeno, como los de Hyundai y Toyota, no tienen baterías eléctricas de alta capacidad recargables en la red, solo el sistema de pila de combustible.

Los coches impulsados por hidrógeno están siendo un fracaso comercial por la falta de una red de hidrogeneras para el repostaje a alta presión, y con los datos actuales no parece que tenga un futuro prometedor en el mundo del automóvil, aunque sí podría tenerlo en el de los vehículos pesados, una fórmula ecológica siempre que este hidrógeno para automoción sea producido por la energía eléctrica sobrante, y sea, por tanto, el llamado ‘hidrógeno verde’. ¿Triunfará esta tecnología? No lo sabemos, pero es bueno saber que alguien la está investigando. Quizás ese sea el mensaje: que Renault se suma a las marcas que apuestan, de un modo u otro, por el hidrógeno.

Lo relevante de este coche es que asegura que sus emisiones de carbono son un 90% más bajas que las de un coche actual convencional, y aquí no hablamos del uso diario, sino de toda su vida útil: desde la fabricación hasta el achatarramiento. Renault asegura que el Embleme generaría 5 toneladas de dióxido de carbono, que son una nimiedad comparadas con las 50 de un coche de gasolina o las 24 toneladas del Megane eléctrico, y una de las claves es el peso, de solo 1.750 kilos, y la aerodinámica, con un coeficiente Cx de 0,24.

UN NUEVO RUMBO ESTÉTICO

El segundo mensaje que lanza la marca con este modelo es el diseño, en el que se notan dos influencias claras: Cupra, la marca creada por el actual CEO de Renault, Luca de Meo, y Peugeot, de donde proviene el diseñador de la marca francesa, Gilles Vidal.

El Embleme es una berlina ‘shooting brake’ con una trasera larga, cortada para mejorar la aerodinámica y algo más alta de lo normal, es decir, a mitad de camino entre una berlina y un familiar, en la línea de modelos como el Mercedes CLS, Volkswagen Arteon o Kia Proceed con la carrocería llamada 'shooting break'… aunque claramente más futurista. El prototipo se pinta con un nuevo color verde oscuro y tiene el aire amenazante que sentimos al ver, por ejemplo, un Cupra.

El resto del modelo tiene una gran personalidad propia, con un frontal muy afilado, formas muy particulares en el lateral y luces en forma de… ¡rombo! y es que Renault está explorando introducir el rombo en el subconsciente de los que se cruzan sus coches en cualquier ámbito.

Las líneas parecen más las de un próximo modelo listo para el lanzamiento que las de un prototipo, y demuestra que Renault no quiere vivir solo del estilo 'retro' del Renault 5 o del inminente R4 –se habla también de una nueva neo-Kangoo–, y que tiene ideas para competir de frente con la industria china, tanto en el diseño como en la tecnología.

Y este es el mensaje del Renault  Embleme: que Europa puede mantener el tipo en diseño, tecnología e innovación, aunque sean otros mercados nos superen en el plano industrial.