McLaren W1 y Ferrari F80: dos filosofías muy diferentes para crear el hiperdeportivo definitivo

El W1 y el F80 superan el umbral de los 1200 caballos de potencia, pero lo hacen de formas distintas. El McLaren suma potencia bruta con un motor V8 más grande –pasa de 3.8 a 4.0 litros– que ahora se complementa con un sistema híbrido. El Ferrari, en cambio, es una maravilla del downsizing que sacrifica seis cilindros y es capaz de extraer más potencia de un V6 que del V12 del LaFerrari. Tres motores eléctricos extra hacen el resto.

En términos de potencia absoluta, el McLaren gana la partida. Su V8 biturbo de 4.0 litros produce 928 caballos de potencia con un máximo de 9200 revoluciones por minuto. Su módulo eléctrico añade otros 347 caballos que dejan la potencia máxima combinada en 1.275 caballos, con un par motor de 1340 Newton metro. El Ferrari se queda por detrás con 1216 caballos y 1137 Newton metro, aunque lo más sorprendente es que su motor es mucho más pequeño: es un V6 biturbo de 3.0 litros… y aun así genera 912 caballos. Por ponerlo en perspectiva, el LaFerrari tenía un V12 de 6.2 litros… ¡y generaba 800 caballos! El F80 complementa el V6 con dos motores eléctricos en las ruedas delanteras –143 caballos cada uno– y un tercero en el cigüeñal –82 caballos más–.

Los datos de aceleración, sin embargo, dejan claro que el Ferrari F80 es el más rápido de los dos en línea recta. Acelera de 0 a 100 en 2,15 segundos –el McLaren necesita 2,7 segundos– y rompe la barrera de los 200 en 5,75 segundos –el McLaren, 5,8 segundos–. Una comparativa donde queda claro que los dos motores eléctricos de las ruedas delanteras del F80 ofrecen una capacidad de tracción desde parado simplemente incomparable, sobre todo a bajas velocidades. Los dos están limitados a 350 kilómetros/hora.

En frenada, el F80 también tiene las de ganar por una razón muy simple: porque sus frenos son más grandes. Los dos coches tienen seis pistones delante y cuatro detrás, pero los frenos delanteros del Ferrari –408 milímetros de diámetro– son más grandes que los del McLaren –390 milímetros–. Los de detrás son exactamente igual en ambos casos: 390 milímetros. Esto implica que el F80 necesita dos metros menos que el W1 para frenar de 200 a 0 kilómetros/hora –98 y 100 metros respectivamente–, según la ficha técnica oficial de los dos modelos.

Aceleración y frenada sugieren que el Ferrari F80 es el más rápido, pero eso no es necesariamente cierto. El quid de la cuestión es que el McLaren W1 pesa 126 kilos menos –1399 contra 1525– y esta circunstancia puede decantar la balanza a favor de la propuesta de Woking en una conducción en circuito. En línea recta es obvio que el F80 es el mejor, pero el W1 podrá jugar la balanza de la ligereza cuando lleguen las curvas y se requiera un coche especialmente ágil. Esto a pesar de que el McLaren es ligeramente peor en el plano aerodinámico, pues genera 50 kilos de menos de apoyo que su rival –1000 contra 1050–.

Lo que sí es seguro es que el McLaren W1 es mucho más barato. Su precio de venta en el Reino Unido es de 2 millones de libras, que equivalen aproximadamente a 2,4 millones de euros. Una cifra estratosférica que parece una nimiedad en comparación con los 3,6 millones de euros que pedirá Maranello por cada unidad del F80. De modo que aquellos afortunados que tengan que estén en busca y captura de un hypercar se podrán ahorrar bastante dinero si se decantan por la propuesta de Woking.

¿DÓNDE QUEDAN EL VALKYRIE Y EL ONE?

El Aston Martin Valkyrie y el Mercedes-AMG One eran los dos grandes hiperdeportivos del mercado hasta el debut del W1 y el F80, y ambos destacaban por trasladar a la carretera tecnología propia de la Fórmula 1. El Aston Martin lo hacía con una aerodinámica inspirada en la de un monoplaza y el Mercedes recurría a un motor derivado de competición.

Los números del Valkyrie son un poco fríos. Genera 1176 caballos con un V12 híbrido de 6.2 litros, pero al tratarse de un motor atmosférico su par motor se queda en unos humildes 900 Newton metro. Y esto implica que necesita dos segundos más que el Ferrari F80 para llegar a los 100 kilómetros/hora –4,2 segundos–, una circunstancia que más de un comprador considerará humillante considerando que el precio de venta estaba entre los dos y los tres millones de euros. Pero ésa sería solo una parte de la historia.

El Mercedes-AMG One pierde en potencia pura, pues sus 1063 caballos de potencia lo convierten en el más discreto de los cuatro. Está limitado por el cubicaje del motor, que es de apenas 1.6 litros para poder justificar la conexión con la Fórmula 1. Por eso, su V6 genera apenas 573 caballos. El V6 del Ferrari F80, que en vez de 1.6 tiene 3.0 litros, supera el umbral de los 900 caballos. Los ingenieros de Mercedes tratan de mitigar esta circunstancia con la incorporación de cuatro motores eléctricos que añaden otros 489 caballos de potencia. Estos cuatro motores eléctricos le dan una aceleración mucho mejor que la del Valkyrie, pero su 0-100 en 2,9 segundos y su 0-200 en 7,0 segundos se queda a un mundo de las cifras del Ferrari F80 y el McLaren W1.

El Mercedes-AMG One es el coche de producción más rápido del mundo porque es el actual poseedor del récord absoluto en Nürburgring, pero hay motivos para pensar que los otros tres hiperdeportivos en el mercado podrían batirle si así se lo proponen. El Valkyrie tiene una aerodinámica superior y es más ligero, por lo que debería ser más rápido en curvas. Y el Ferrari F80 y el McLaren W1 lo barren en rendimiento puro y superan en ambos casos los 1000 kilos de carga aerodinámica, lo que también dejaría entrever que estarán por delante en ritmo. La única duda, en todo caso, es descubrir si Aston Martin ha optimizado la aerodinámica de su Valkyrie a tal extremo que sea capaz de mitigar las pérdidas que tendrá contra sus rivales en potencia bruta.