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El Ferrari 512S Modulo en movimiento

Su propietario, James Glickenhaus, lo puso en marcha por primera vez

Es un coche conceptual de Pininfarina de 1970

José Miguel Vinuesa

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03 Jun 2018 - 09:23

Cuando uno tiene un abultado patrimonio, se puede permitir ciertos caprichos. En el caso de James Glickenhaus, comprarse el concepto vanguardista del Ferrari 512S Modulo de Pininfarina por una suma no revelada en el año 2014, y llevar a cabo una restauración completa de un vehículo único que fue un ejercicio de diseño del genial Pininfarina.

El Modulo 512S fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1970 con un llamativo diseño que parecía un objeto volador llamado a flotar sobre la carretera. El conjunto era estéticamente muy compacto, sin puertas y con las ruedas semicarenadas. En cambio, el parabrisas delantero se deslizaba hacia adelante, junto con el techo, todo de una impresionante pieza única, para dar acceso al habitáculo de tres plazas.

La base del coche era el 512S, un coche de carreras que tuvo que producirse en 25 unidades para satisfacer los requisitos de homologación de la FIA. La potencia provenía de un motor V12 de 5.0 litros montado en posición central con 550 caballos, lo que unido al bajo peso del coche –apenas 900 kilogramos-, le permitía pasar de 0 a 100 kilómetros por hora en apenas 3,1 segundos. Y todo, desde una posición bajísima, ya que el coche no llega al metro de altura.

El coche, teóricamente, nunca rodó, sino que fue expuesto en varios salones y exposiciones hasta ir a parar al museo de Pininfarina, donde residió todo el tiempo hasta que en 2014 el coche fue vendido a Glickenhaus. En ese momento, el nuevo propietario emprendió una restauración integral del coche para ponerlo a punto.

En este video, el equipo deja quitados el portón deslizante, la cubierta del motor y los carenados sobre los guardabarros, pero el Modulo es claramente funcional. Aunque, la dirección a baja velocidad parece ser un desafío y podría beneficiarse de un poco de asistencia eléctrica. Al fin y al cabo, era un coche conceptual. Un objeto único, futurista, pero hoy anclado de manera eterna al ronco rugir del clamoroso V12 Ferrari.

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