Saboteadas las cámaras de la Zona de Emisiones Ultra Bajas de Londres

Las cámaras de la Zona de Emisiones Ultra Bajas o ULEZ situadas en el centro de Londres están apareciendo destruidas. Un grupo de ciudadanos molestos con la medida está detrás de estos actos, que han sido registrados en distintos vídeos que circulan por la red.

Para los que no estén familiarizados con ULEZ, consiste en un área de 380 kilómetros cuadrados en el centro de la capital inglesa y en los que sólo es posible acceder gratis con vehículos que no superen el límite de emisiones establecido en la zona.

El resto, tienen que pagar una tasa de unos 14 euros por cada día que se acceda. Esto afecta a los coches de gasolina que no cumplen, como mínimo, la normativa Euro 4. Con los Diesel son más estrictos y sólo pueden entrar sin pagar los automóviles que cumplan la normativa Euro 6, que entró en vigor en 2015.

Las motos, por su parte, deben estar homologadas a Euro 3 y en adelante.

La sanción por negarse a pagar estos peajes asciende a 208 euros.

Aunque el alcalde de Londres asegura que el 60% de los vehículos de la ciudad cumplen estos requisitos, lo cierto es que parte de ese 40% está tomándose la justicia por su mano y destrozando el sistema de cámaras CCTV que se encargan de controlar la entrada de los vehículos a la zona y de automatizar el cobro si es necesario.

ULEZ sólo deja de cobrar estos 'peajes' en los días de Navidad, pero el resto del año funciona los 365 días y los siete días a la semana. Además, opera en jornadas de facturación de 12 a 12 de la madrugada. Lo que quiere decir que si entras en la zona a las 23:00 horas y sales a la 1 de la madrugada del día siguiente, tienes que pagar el doble.

Por si no fuera poco, aquellos que trabajan o viven dentro de la ULEZ no tienen opción a obtener un permiso o beneficio, sino que tienen que pagar como cualquier otra persona, lo que está perjudicando en el día a día de algunos residentes.

Junto a estos destrozos en horario nocturno y por parte de un grupo reducido, también hay manifestaciones pacíficas de ciudadanos que se quejan de esta medida, que quiere extenderse para llegar a controlar un espacio mayor, estimado en cinco millones de residentes.