Un Brexit sin acuerdo, "devastador" para los fabricantes de coches en Reino Unido

El próximo viernes 29 de marzo, el Reino Unido abandonará de manera unilateral la Unión Europea si la primera ministra Theresa May no logra que el acuerdo de salida negociado con la Comisión Europea sea ratificado por la Cámara de los Comunes británica, o se aplique una prórroga. El escenario de una salida abrupta resulta incierto e inquietante para una multitud de sectores económicos; entre ellos, los fabricantes de vehículos radicados en el país insular ven con temor un futuro en el que se podrían interrumpir las cadenas de suministros y aparecer aranceles aduaneros con potencial de dinamitar su estrategia de exportación.

En este sentido, la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles del Reino Unido –SMMT, por sus siglas en inglés– ha comunicado que "un Brexit sin acuerdo resultará devastador" para una industria que da empleo a miles de trabajadores. Desde que se realizó el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, el 23 de junio de 2016, y ganó el 'No' por una mayoría del 51,9% de los votos, las inversiones en automoción han experimentado una caída de en torno a un 20% respecto a la media de los años inmediatamente anteriores, según datos de la propia SMMT.

Las distintas marcas que cuentan con factorías en suelo británico ya han anunciado que, tras la escisión, realizarán paros en su producción para evitar la ruptura de stock en sus proveedores extranjeros por cuestiones aduaneras y, posiblemente, se producirán miles de despidos como consecuencia de la previsible caída de las ventas en el país. Es el caso de Jaguar-Land Rover, que tras haber despedido a 1.500 trabajadores en 2018, prevé una nueva reducción de plantilla de 4.500 empleos en el próximo año.

En una situación similar se encuentra la factorías de BMW en Cowley –Oxford–, donde se fabrican los Mini, Nissan en Sunderland, o Toyota en Deeside –Gales–. Por su parte, Honda ya anunció hace un par de semanas que clausurará su planta en Swindon, al sur de Inglaterra, lo que supone un recorte de 3.500 empleos.

Además, la nueva situación económica del Reino Unido provocará, previsiblemente, una devaluación de la Libra, lo que incrementará el precio de los vehículos de importación en el territorio británico y dejará sin margen a los fabricantes que permanezcan en el país. En la actualidad, el Reino Unido consume el 10% de los vehículos fabricados en la Unión Europea –la estadística incluye ahora mismo los fabricados en el propio Reino Unido–, mientras que el 40% de los fabricados en las islas británicas tienen como destino el mercado comunitario. Así pues, todos estos vehículos, ya sean fabricados en el Continente o en el las factorías británicas, deberán afrontar nuevos aranceles aduaneros tanto en su exportación como en la importación de sus componentes.

La posibilidad de la el Reino Unido alcance un nuevo acuerdo de libre comercio con la Unión Europea una vez abandone la Comunidad Económica es factible, pero a buen seguro este entendimiento tardará en fraguarse varios años, como sucedió en el caso de Canadá y Japón, con quien la UE tiene suscritos convenios de reciprocidad, y la posición negociadora del Reino Unido será débil. En cualquier caso, el Brexit supondrá un punto y a parte para la industria del automóvil en toda Europa y sus consecuencias serán palpables durante años, especialmente, en el Reino Unido.