Barcelona quiere regular la distribución de las compras 'online'

No es difícil circular por la Ciudad Condal y ver cómo calles de dos carriles quedan reducidas a uno de forma práctica y calles de tres o más con ambos carriles cercanos a las aceras 'inutilizados', provocando retenciones u obligando a 'slaloms' para cambiar de carril.

Un problema que todavía se agrava más por el hecho de la presencia de carriles bici necesarios, pero cuya implementación debe mejorarse mucho, la presencia de los patinetes eléctricos, etc.

Una situación que no sufren sólo los automovilistas, sino también los usuarios del transporte público –no es difícil ver cómo el carril bus está ocupado por un camión descargando– y ello provoca retrasos y distorsiones en la frecuencia. Y por supuesto también los transportistas pierden tiempo con ello.

Parte del problema, obviamente, es la falta de efectivos de la Guardia Urbana que han llevado a la sensación de que es más fácil que te multen por superar el tiempo en la zona azul o verde, que si estás unos minutos aparcado en lugar prohibido o doble fila.

Años ha, era habitual que fueran dos personas en las furgonetas y mientras una entregaba el paquete, el conductor del furgón daba la vuelta a la manzana. Esto hoy parece económicamente inviable.

Lo confieso. El problema es un auténtico nudo gordiano. Agravado por el hecho de que en muchas calles barcelonesas los carriles son tan estrechos que los camiones o autobuses 'sobresalen' y dificultan la circulación en el carril contiguo.

La idea inicial del consistorio es la de regular la 'distribución de la última milla'. Crear en cada barrio de Barcelona un centro de distribución general, donde llegarían todos los pequeños paquetes destinados a particulares o empresas, y que después serían entregados a los compradores, bien en ese almacén o bien en el domicilio.

Y serían enviados a domicilio en vehículos más pequeños, en rutas más racionales e incluso en vehículos 'cero emisiones'… por el momento no hablamos aún de drones, posibilidad que algunos ven factible y que presentará una problemática nueva.

Esto, sin duda, no ocurre sólo en Barcelona. El problema existe en todas las ciudades, al menos en las más grandes. Y es un problema que debe afrontarse antes de que llegue el colapso. Todo para hacer una ciudad más sana y habitable.

Quizás las 'smart city' del futuro lo tengan resuelto, pero el problema es para ahora. En unas ciudades que fueron pensadas en una época donde todo esto era simplemente inimaginable.