Surrealismo en el WRC (V): el debut 'no debut' del Škoda Octavia WRC

Pongámonos en situación. A finales de la década de los 90, la competencia en el Campeonato del Mundo de Rallies era extrema. Una buena cantidad de marcas hacían las delicias de los aficionados en unas pruebas con una infinidad de ‘World Rally Cars’ inscritos, a los que en la temporada 1999 se unirían Škoda y Seat –aunque en realidad el Córdoba WRC ya había debutado en 1998 y consiguió su primer punto en Gales–. 

Tanto Škoda como Seat –también Hyundai o Citroën a posteriori– siguieron una estrategia similar. El primer paso fue enfocarse en la categoría F2 –ambas marcas fueron campeonas–, la de los ‘Kit Car’, coches muy potentes y ligeros con tracción delantera que ‘volaban’ en asfalto; después, el punto de mira se fijó en la máxima categoría. Seat cambió el Ibiza por el Córdoba; Škoda basó su primer Kit Car en el Felicia y después centró sus esfuerzos en el Octavia.

De esta manera, el rally inaugural de la temporada 1999, por supuesto en el mítico Montecarlo, se presentaba apasionante. Si el año anterior había sido más que espectacular, con aquel final cruel para Carlos Sainz y Luis Moya en el RAC Rally, la llegada de más marcas no hacía más que incrementar la ilusión para los aficionados. Škoda desembarcaría con dos Octavia WRC, uno para Armin Schwarz y otro para Pavel Sibera, pero ninguno de ellos llegaría a tomar la salida.

Después de la ceremonia de salida en Mónaco, las ‘cartas’ de la baraja quedaron al descubierto y, desafortunadamente para el equipo checo, una avería mecánica en el Octavia de Armin Schwarz provocó que el coche ni siquiera pudiese arrancar. Los problemas de juventud atacaban desde el primer minuto, pero aún quedaba un último golpe antes de comenzar el rally.

Pavel Sibera sí pudo emprender el camino hacia la primera asistencia, que estaba a unos once kilómetros del podio de salida, si bien su coche también se vio envuelto en problemas mecánicos y los integrantes del equipo Škoda Motorsport se vieron haciendo las maletas antes de que el rally y la temporada comenzasen. ¡El debut ‘no debut’ del Škoda Octavia WRC duró apenas unos kilómetros… de enlace!

Tampoco fue un rally muy afortunado para Carlos Sainz y Luis Moya, pues en la primera especial sufrieron una salida de pista y se vieron obligados a abandonar. No obstante, los españoles tuvimos nuestra dosis de felicidad con el punto logrado por Piero Liatti y el primer scratch mundialista para el Córdoba WRC, a manos de Harri Rovanperä en el siempre precioso Col de Turini.

Volviendo al Škoda Octavia WRC, nunca llegó a ser un coche brillante. Para verlo en un tramo cronometrado hubo que esperar hasta Portugal, pero los pilotos que lo intentaron ‘domar’ coincidieron en que era un bólido un poco ‘torpe’ –Luis Climent podrá corroborarlo– y tampoco estaba a la altura de sus rivales en términos de potencia. Los excesivos problemas de fiabilidad tampoco ayudaron a conseguir buenos resultados. Después llegó el Fabia WRC, que también tiene alguna historia curiosa. Otro día.