TECNOLOGÍA

Por qué se imponen cada vez más los cambios automáticos

01/05/2021 09:50

Los tiempos cambian, y es normal que lo hagan en la dirección de hacer más cómodos los quehaceres cotidianos. Pero ello no es la única razón de ser de los cambios automáticos, pues éstos también obedecen a unos objetivos de eficiencia y consumos, dos conceptos muy en boga a día de hoy.

Cada día vemos mayor proliferación de automóviles con cajas de cambio automáticas. Es un hecho extendido tanto desde los modelos cotidianos hasta los deportivos, en cuyo caso han sido sustituidos por las levas tras el volante –a excepción de algún modelo– para desilusión de los puristas.

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Ello obedece, sin duda, a fomentar la comodidad al volante, pues es un elemento menos a tener en cuenta mientras se conduce. Conlleva además un incremento en la seguridad vial al eliminar una fuente de desconcentración y confusión como es el ejercicio de soltar una mano del volante y sincronizar el embragado con el cambio de marchas y el pomo.

No hay que obviar el hecho de que el progreso e innovación ha conseguido abaratar estos ingenios, reservados antes a vehículos de lujo. Sin embargo, este cambio también sigue a una máxima hoy en día muy importante, como es la eficiencia. En una época en la que la contaminación, las emisiones y los consumos están a la orden del día se hace más importante que nunca la adaptación de cualquier elemento que ayude a controlarlo, tal es el caso de las cajas automáticas. Pero para comprender por qué, primero hay que saber una particularidad de los motores de combustión interna.

Éstos, a diferencia de los eléctricos, no cuentan con una entrega de par constante. El hecho de ser un ingenio mecánico hace que las fricciones internas de los elementos, entre otros, no den como resultado un trabajo constante, sino que éste varía durante todo el régimen de revoluciones –las famosas curvas de par y potencia–.

Pero hay un punto, a unas revoluciones concretas en el que el motor entrega las mayores prestaciones. Ese punto es el pico de par, y coincide también el hecho de que a ese régimen se logra también el menor consumo específico de combustible.

Visto esto, es comprensible que de cara a lograr una eficiencia óptima, las relaciones de la caja de cambio estén orientadas a ''rondar'' ese punto efectivo. De ahí sale la marcha de desahogo, diseñada para que a velocidades de crucero, las revoluciones se normalicen a ese régimen.

Y qué mejor sistema que uno automático para controlarlo todo, en lugar de una posible mano humana errática. Además, gracias a ello, se pueden añadir más y más relaciones de cara a lograr una mayor modularidad para mantener el motor a ese régimen constante, independientemente de la velocidad. Es fácil comprender que gestionar una caja de diez relaciones es infinitamente más fácil para una máquina que para un ser humano. Las cajas de variador continuo, o CVT, exprimen este concepto al máximo.

BREVE HISTORIA RECIENTE DE LAS CAJAS AUTOMÁTICAS

Corrían los primeros compases del siglo XXI cuando la firma ZF presentaba su caja automática de seis relaciones para el BMW Serie 7, seguida un par de años después por la 7G–Tronic de Mercedes. En 2008 se presentaba la nueva generación del Serie 7 ya con una caja de ocho relaciones.

No obstante, hace un par de años, los chicos de ZF volvían a hacerlo y desarrollaban una nueva caja con nueve velocidades. Pero los americanos de Ford y GM, que todavía no habían entrado al trapo, se sacaron de la manga una de diez velocidades, que ofrecieron para los modelos F–150, Mustang y Camaro en los modelos de 2018. Sus responsables aseguraban notorias mejoras en los consumos y prestaciones.


¿Veremos incrementarse este número de velocidades en años venideros? Es difícil decirlo, pues tal vez los costos no sean viables, aparte de que algunos ingenieros aseguran que no se obtienen mejoras justificables por encima de la decena. Lo que está claro es que debemos hacernos a la idea de que los días de cambiar de marcha de forma manual están contados.