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Mitsubishi, Pininfarina y su batalla judicial por el pequeño Colt CZC

23/10/2021 09:50

En 1997, la firma de los tres diamantes y la casa de diseño italiana llegaban a un acuerdo mutuo de colaboración. El acuerdo se formalizó con la llegada del Montero de 1999 y se extendió hasta 2010, cuando acabó en una batalla judicial entre acusaciones y compensaciones económicas derivadas de la producción y comercialización del Colt CZC.

En plena época de la fiebre por los descapotables derivados de compactos, Mitsubishi le otorgaba a Pininfarina un contrato de fabricación para la variante descapotable del Colt. Ambas firmas ya traían una relación a sus espaldas desde 1997, cuando comenzaron a trabajar en la creación del mítico Montero. En esta ocasión se trataba de algo muy distinto.

El Colt CZC, diseñado por Ken Okuyama –la misma persona que dio vida al Ferrari Enzo– era un compacto descapotable de techo rígido que equipaba un motor 1.5 litros turbo con unos 150 caballos. Derivado del prototipo CZ2 presentado en 2003, se jugaba el tipo en un segmento ciertamente nutrido por aquel entonces, batallando con otros modelos urbanos sin techo.

El planteamiento era sencillo: debía vender al menos 60.000 unidades para que el proyecto fuera viable en términos económicos. Pero finalmente las cifras se quedaron en 16.695 unidades fabricadas entre 2006 y 2008, apenas una tercera parte de lo previsto, lo que evidentemente supuso grandes pérdidas.

Fue la filial de Mitsubishi en Europa la que abrió la veda apenas finalizar la fabricación del coche y demandó a Pininfarina por Daños y Perjuicios. Pidió además una indemnización de 43,4 millones de euros por el retraso en el inicio de la producción y por problemas de calidad de las unidades.

Pininfarina no tardó en contraatacar. Declaró que Mitsubishi ''sobreestimó la demanda y planificó erróneamente su estrategia publicitaria'' e hizo lo propio en los tribunales al exigir una compensación económica de nada menos que 100 millones de euros por daños a su imagen, algo que le permitiría recuperar la inversión acometida en la acomodación de su planta.

Tras dos años en los tribunales, la Cámara Internacional de Comercio de París emitió el fallo definitivo, en el que ordenaba a Mitsubishi a abonar una cifra de 37,9 millones de euros más intereses a Pininfarina en compensaciones por la inversión de producción, aunque no por los daños a su imagen. Por su parte, ésta debió pagar 20,5 millones por los seis meses de retraso en el inicio de la producción, no así por las calidades de fabricación del modelo. En conjunto, Mitsubishi debió retribuir a Pininfarina un total neto de 19,2 millones de euros.

Como punto final, un portavoz de Pininfarina se apresuró a decir que los fallos de calidad no deberían haber salido a la palestra, puesto que el Colt base fabricado en Holanda, del que partía parcialmente el CZC, también vendió tan solo una tercera parte de lo planeado inicialmente, algo que quedó sin contestación por parte de los nipones.