Hace diez años los coches costaban un 50% menos que ahora

Da miedo hacer una comparación del precio actual de los coches con respecto al que tenían hace una década. Allá por el año 2013, con un presupuesto de entre 10.000 y 15.000 euros había un amplio abanico a elegir entre distintas marcas generalistas y de distintas configuraciones en los segmentos de automóviles urbanos y utilitarios.

Diez años después, nos encontramos con un panorama bien distinto, del que no sólo se puede culpar a la inflación, pues estamos hablando de una cifra que debería ser del 17% si tenemos en cuenta la última década.

Porque lo cierto es que el mercado del automóvil ha elevado sus precios considerablemente, algo a lo que hay que 'culpar' a las normativas de emisiones que van saliendo y obligan a las marcas a hacer grandes inversiones, a las tecnologías de seguridad que se han ido volviendo obligatorias en los coches nuevos, a la escasez de suministros propiciada por la pandemia, a la electrificación de algunas gamas con una consecuente reducción de opciones mecánicas y acabados a elegir, y a la propia inflación.

Si ponemos ejemplos de modelos de éxito que se vendían hace diez años y ahora lo siguen haciendo, encontramos que el Seat Ibiza se podía adquirir por unos 11.000 o 12.000 euros en 2013, mientras que ahora su precio de acceso es de 15.000 euros.

Peor en el caso del Seat León, que si rozaba los 15.000 o 16.000 euros antaño, ahora difícilmente lo vas a poder adquirir por menos de 24.000 euros. Una subida brutal, de unos 9.000 euros.

Hay muchos más ejemplos, como el del Mini Countryman, con un precio de acceso de unos 24.000 euros en 2013 y que ahora sale por 35.430 euros. O el Audi Q5, que cuesta actualmente desde 55.400 euros, cuando en 2013 el más asequible costaba 37.000 euros.

En todas las marcas y segmentos hay casos de grandes subidas. El Nissan Qashqai ha experimentado una crecida importante de su precio en la última década, pasando de 23.000 euros a 32.700 euros. El Honda Civic, que podías comprar en 2013 por aproximadamente 20.000 euros, ahora no baja de los 28.450 euros.

Compactos como el Volkswagen Golf han visto un aumento de su coste final en más 7.000 euros, y ahora se vende desde 29.350 euros. Los modelos más pequeños tampoco se han librado, pues el Toyota Yaris que podías adquirir en 2013 por 13.000 euros, ahora asciende a la friolera de 21.750 euros.

Y así podemos seguir con otros como el Ford Fiesta, que hace una década valía 16.000 euros y ahora 21.183 euros, así como coches más premium como el Volvo S60, que ya con la inflación sumada tiene un sobrecoste de más del 70%.

Una situación que todavía no parece tener fin y que también afecta al mercado de coches de segunda mano, en el que la demanda ha crecido en los últimos años, encareciendo su precio medio en algunos casos hasta en algo más de un 30%.