Fernando Alonso, un 'debut dakariano' que invita a volver

• Crónica del Rally Dakar 2020

Desde la alegría por haberse sentido competitivo ante los especialistas de esta disciplina –buena prueba de ello fue la segunda plaza lograda en la octava etapa–, hasta la decepción por un accidente o incluso la tristeza por el deceso de un compañero de profesión –Paulo Gonçalves falleció en la séptima especial–.

Por algo es considerada la prueba más dura del mundo del automovilismo. Imaginen tener que recorrer una media de casi 700 kilómetros diarios –contando enlaces– entre dunas, rocas y todo tipo de trampas que en cualquier momento te pueden hacer la vida imposible. Puede llegar a ser insoportable. Y peligroso, muy peligroso.

Para más inri, llegaba a su primer Dakar sin demasiada preparación. Decía el propio Fernando al término de una de las etapas que hasta hace unos meses no sabía ni arrancar el coche, y mucho menos atravesar una duna. En ese sentido, Marc ha jugado un papel fundamental. "Todo recto", dijo el catalán, sin miedo, en el primer test juntos.

De no tener la confianza para afrontar una duna de apenas un metro y medio, Alonso ha pasado en este Dakar a sorprender con una velocidad endiablada. Tanteó el terreno en las dos primeras etapas, con algún susto incluido, para mandar el primer 'mensaje' –esos mensajes de los que tanto habla Carlos Sainz– en la tercera, en forma de cuarta posición.

Tras toda una vida exprimiendo monoplazas en circuitos asfaltados, esta especie de 'camaleón automovilístico' llamado Fernando no parecía acusar la complicadísima adaptación que suele suponer el hecho de pasar al polo completamente opuesto, que es el Dakar. Del calculadísimo mundo de los circuitos, a la 'jungla'. La noche y el día.

Después de esa gran actuación en la tercera etapa, Alonso y Coma parecieron entrar en una espiral de buenos resultados que tuvo como colofón una segunda plaza en la octava especial, sólo por detrás de un sorprendente Mathieu Serradori que se convirtió en el primer piloto 'amateur' ganador de una etapa desde que lo hiciera Guy Deladrière en 1988.

Es cierto que ha cometido un par de errores de bulto, y los ha pagado en la clasificación general, pero quizás lo más increíble de todo es que el ovetense ha llevado un ritmo similar al de algunos grandes nombres de los raids. Porque, si restamos las tres horas y media perdidas entre la rotura de suspensión y el vuelco, Alonso y Coma estarían rondando la posición de Giniel de Villiers –con Álex Haro como copiloto–, todo un ganador del Dakar.

La sorpresa del 'efecto Alonso' ha sido de tal magnitud, que incluso algunos de los que se mostraron más reticentes cuando anunció que participaría en el Dakar han reculado. Me quedo con las palabras de Isidre Esteve, quien afirmó en el pasado que lo de Alonso y el Dakar era un tema "puramente mediático", pero se deshizo en elogios ante la dupla de Toyota después del vuelco.

"Mención especial merece Fernando Alonso. El asturiano está realizando un gran Dakar. Ha sorprendido gratamente a todo el mundo, dentro y fuera del campamento. No es normal que un piloto recién llegado de una modalidad tan distinta al rally-raid como la Fórmula 1 lo haga tan bien", comentó Isidre Esteve.

"Fernando ha demostrado que, si no tiene problemas, su ritmo está cerca del top 5 y eso, para un piloto sin experiencia en el Dakar, tiene un mérito increíble. Un mérito que, todo hay que decirlo, debe ser compartido con su copiloto Marc Coma, un fantástico navegador que, además, está dando unos consejos valiosísimos a Alonso de cómo afrontar cada situación".

"El vuelco que han tenido es de lo más comprensible. Cosas así suceden cuando tu ritmo es ganador y no hay que darle más importancia. Se ha producido en una zona fuera de pista, donde desviarte un par de metros a la derecha o a la izquierda de la trazada puede tener graves consecuencias a tanta velocidad", agregó el catalán.

No ha sido un Dakar sencillo para nadie. Mucho menos para Fernando y Marc. Han tenido que remangarse en varias ocasiones para cambiar una infinidad de ruedas, han hecho reparaciones 'exprés' de todo tipo, han corrido sin parabrisas –en ese apartado sí tenían experiencia desde la Lichtenburg 400– y se han visto inmersos en una larga lista de situaciones a las que el bicampeón del mundo de Fórmula 1 no estaba acostumbrado.

Pero, como él mismo ha dicho en alguna ocasión, cuando era un crío por su cabeza nunca pasó llegar tan lejos como piloto… ¡quería ser mecánico de karts! Y parece que el 'gusanillo' del Dakar ha hecho mella –ayer admitió que "probablemente" volverá–. Por ello, entre la velocidad mostrada, el pobre resultado final –a buen seguro, no estará contento con una 13ª posición– y su afición a la mecánica, el debut de Alonso invita a volver.