¿Cuántos caballos de potencia tiene un caballo? Más de los que crees

Quizá alguna vez te has preguntado la razón por la que nos referimos a la potencia del motor de un coche en caballos, en referencia a caballos de vapor o cv. Si eres aficionado al mundo del automóvil, seguramente has encontrado esta medida en kilovatios o kW, o incluso en caballos de fuerza o hp.

Esto último es más típico de los mercados anglosajones, mientras los fabricantes utilizan los kilovatios en las fichas técnicas para la homologación de los vehículos. Además, son cada vez más los que están empleando esta medida para indicar la potencia de los motores eléctricos.

En nuestro caso, seguimos haciendo la conversión a caballos de vapor, que es lo que se utiliza en la mayoría de países de Europa, como en España. Porque no son términos equivalentes, ya que un caballo de vapor o cv son 0,986 caballos de fuerza o hp y 0,736 kilovatios.

Hay que remontarse a 1782, época en la que un ingeniero llamado James Watt acuñó el término caballos tal y como lo entendemos en el sector del automóvil. El motivo no fue otro que inventar alguna denominación con la que vender su máquina de vapor a agricultores y personal de otras industrias, a las que en aquel momento les habría impresionado poco o nada que la potencia de la máquina que les ofrecía se midiera en vatios.

De ahí que Watt calculara el equivalente de potencia en caballos, animales que se utilizaban entonces para tirar de carruajes, mover cargas o accionar engranajes en granjas o fábricas. De ese modo, llamaba bastante la atención si decía que su máquina de vapor rendía tanto como 50, 80 o 100 caballos.

Para ello, este ingeniero probó con un caballo de verdad tirando de una rueda de molino durante cuatro horas y estimó que el animal podía hacerla girar 144 veces por hora. Básicamente y previo al sistema decimal, lo que Watt estimó es que el caballo movía un peso de 150 kilos durante un recorrido de 30 metros en apenas un minuto.

Años más tarde se irían haciendo ajustes de todo esto y en realidad tiene sentido, porque depende de la masa muscular del animal y no se podía hacer un cálculo exacto. Lo cierto es que este ingeniero utilizó lo que desde hace no mucho se conoce en el mercado como marketing. Y no le fue mal.

Posteriormente, el sistema métrico decimal oficializó la medida de potencia en vatios, dando por sentado que un caballo de fuerza o hp son algo más de 745 vatios, que en el caso de los caballos de vapor o cv corresponde a 736 vatios. Si tenemos en cuenta que los estudios científicos estimaron que un caballo de 600 kilos de peso puede producir una potencia máxima sobre el papel de 18.000 vatios, entonces nos sale que este animal tendría una potencia equivalente a 24,1 de nuestros caballos de vapor.

Al poner en práctica estas teorías, se llegó a la conclusión de que los factores externos como el rozamiento reducían esa cifra hasta poco más de 15 caballos de vapor.

Si nos fijamos en la potencia que puede desarrollar un ciudadano medio, se cifra en distintos informes sobre los 1,2 caballos de fuerza o hp, hasta el doble en un atleta profesional, y más o menos lo mismo en su conversión a caballos de vapor. En el caso del caballo, el animal, rinde entre 12 y 14,9 caballos de fuerza, cuyo equivalente en caballos de vapor son 12,1 y 15,1.

Dicho esto, el resumen es claro. Un caballo, entendiéndose como el animal, puede rendir hasta más de 15 caballos según nuestra denominación. Por tanto, si un coche tiene 200 caballos de potencia, no se puede decir que sea el equivalente a 200 de estos animales, sino mucho menos.