Hasta la victoria… acelera a fondo siempre

José M. Zapico
30/11/2016 11:18

También se han acabado para siempre esta temporada de la Fórmula 1, y hasta que el 27 de febrero veamos los coches nuevos en la pista de Montmeló, vamos a estar con el habitual síndrome de abstinencia invernal. Nico Rosberg se llevó su primera corona, Lewis Hamilton luchó hasta el final y quedó subcampeón, y Daniel Ricciardo se aupó hasta el tercer puesto del podio final. Entre los dos primeros se sortearon 19 victorias de 21 carreras, una de las restantes fue para el australiano y otra para su compañero Max Verstappen. En una temporada en la que los Mercedes han vuelto a arrasar, nadie estuvo en disposición de llegar a lo más alto de no ser por problemas o errores de los cofrades de La Estrella. Max ganó por la colisión doble en el gepé de España de Nico y Lewis, y Ricciardo venció en Malasia debido a la avería de Hamilton cuando lideraba la prueba con más de veinte segundos de ventaja.

Para Mercedes ha sido un paseo, y aunque se sospecha que les quedaban recursos para ir aún más rápidos, Red Bull ha reducido su diferencia de 2015 a este 2016 a la mitad; pasó de un promedio de 1,3 segundos a 0,7. Esto indica dos cosas: puede que Mercedes esté empezando a dar con los límites de sus posibilidades, y que el motor Renault —aka Tag-Heuer— ha mejorado enormemente, al menos en manos de los Blues Brothers. El otro equipo que ha pisado de forma relativamente frecuente el podio, Ferrari, se ha mostrado veleta, irregular y torpón, exento del mordiente necesario y en un aparente estadio vegetativo a la espera de los cambios venideros del año próximo. Que ganasen los Mercedes era lo lógico, y que Red Bull estuviera muy cerca no ha sido una sorpresa, pero que Ferrari diera un pequeño paso atrás para acabar terceros tras haber sido segundos en 2015 no ha debido sentar bien en Maranello, aunque entre dentro de lo relativamente previsible. Las sorpresas han llegado justo detrás.

El equipo al que Virutas le da el título del mejor del curso 16’ es a Force India, no sólo por lo logrado, sino por la forma en que se han repuesto de sus adversidades internas. En mitad de la temporada solicitaron un adelanto de los premios a Bernie para poder acabar el año, Vijay Mallya ya tiene levantado el status de prófugo en su país pero no tiene fondos para aportar al equipo, y su socio, el señor Sahara, sigue en el talego. Force India es uno de los equipos más pequeños del mundial y basta con irse a Google Earth a echar un vistazo a sus instalaciones: es de las más pequeñas de todas si no la que más. Su director, Bob Fernley, ha sabido sacar un rendimiento superlativo a los poco más de 130 millones de euros que se estima tienen de presupuesto –solo Sauber y Manor tienen uno más pequeño–. Los primeros baqueteados han sido unos Williams comienzan a ver sus cuentas saneadas y este año es el primero que ganan dinero tras años de estas más tiesos que la varilla de un cohete. Mucho que celebrar, pero que los indios les pasen por encima tiene que haberles dejado la moral tiritando.

Estos cinco han dejado atrás a Toro Rosso, McLaren, Haas… ¿Haas? Enorme aterrizaje de los yankees. Acertadísima temporada la del advenimiento de unos perfectos desconocidos en el deporte más competitivo del planeta. A la chita callando han recaudado 29 puntos y se han colocado octavos cuando lo lógico hubiera sido que fuesen directamente últimos. Muy prometedor inicio de unos colegas que a día de hoy aún andan colocando las cosas en los armarios, definiendo su modelo de negocio, de equipo, de estructura y de todo. En el lado contrario, los verdaderos pupas de la temporada bien pueden ser Renault. Llegaron con muchas ganas, colores nuevos, una marca señera detrás, pero no apostaron por pilotos de garantías, andan contratando gente, están teniendo problemas para ampliar su plantilla con capital humano interesante, y su presupuesto ha sido muy ajustado. Sospechamos que están haciendo tiempo a la espera de lo que pueda llegar en 2017 y el fichaje de Hulkenberg es señal de que suben una apuesta que quizá no pueda ser más alta ante la incógnita que deja su eficiencia mostrada este año. Muy mal les ha sentado decir adiós al motor Mercedes que usaron –como equipo Lotus– en 2015. El cambiarlo por el Renault, el propio, les ha costado pasar de 78 a 8 puntos recaudado, menudo descalabro. La pedrada en la testa aumenta de tonelaje si miras para arriba y ves a Red Bull ganando carreras y encaramados en la segunda posición con el mismo propulsor… los de amarillo tenían que haber puesto el motor Tag-Heuer, parece como si la potencia hubiera quedado cautiva en alguna parte.

Por estar cautivo, Fangio no pudo disputar el Gran Premio de La Habana del 58'. Sus captores le liberaron sin sufrir daño alguno pero en aquella carrera el Ferrari del cubano Alberto García Cifuentes perdió el control y se estrelló contra la multitud que veía la carrera en el malecón. Murieron seis personas y otras 40 quedaron malheridas. Cuando el argentino se enteró dijo con sorna, "yo podría haber sido el accidentado, así que mis secuestradores salvaron mi vida".

La vida de Nico Rosberg pegó un vuelco extraordinario en la prueba final de Abu Dabi. En su era con Williams no brilló en exceso, cuando compartió box con Schumacher arrasó al hombre imbatible, y su existencia pasó a peor cuando Caballo Loco trotó en sus estrellados y aparentemente dominados terrenos. Nico pasó por aguantar críticas ante su bonhomía, porque todo campeón del mundo necesita ser agresivo, excesivo, chuleta, ambicioso y depredador y él casaba poco con el estereotipo. El problema, bendito problema, es que Rosberg es en pocas palabras un gran tipo dentro y fuera de la pista, y esto no encaja demasiado con el perfil del que lo quiere todo para si. El germano venció al paradigma del campeón perfecto y a base de constancia, trabajo y calculadora se llevó merecidamente su título. Lewis ganó más carreras, hizo más Poles, y ofreció más espectáculo pero salióle la corneja por la siniestra en forma de averías, tres para ser exactos. Las tres únicas de todo el enjambre Mercedes le tocaron a él, y le remitieron al fondo de la parrilla como en China, no le permitieron pasar a la Q3 en Rusia, o directamente le mandaron al carajo en Malasia cuando ya se veía ganador aquel domingo. Nico Rosberg no padeció esta malaria endémica de su compañero de garaje pero bregar con ello forma parte del juego, y aunque ajeno al concurso de los carreristas, ha de lidiarse con ello. Lewis Hamilton perdió por méritos propios su cuarto título en Bakú. El británico realizó los mejores registros en la novedosa pista azerbayana en los Libres 1, Libres 2, Libres 3 y todo apuntaba a que haría lo propio en el cualifáin. Su inesperada colisión contra las protecciones durante la Q3 en la zona del castillo lo remitieron a la décima plaza en parrilla de salida, y a resultas de ello acabó la carrera en quinta posición. En lugar de los 25 puntos que se hubiera embolsado por ganar, que era lo lógico –Pole y victoria de su compañero Nico–enganchó sólo ocho, y de ello su desgracia. Éste fue el bache en el que encalló en tricampeón y del que ya no salió.

¿El resto? Excelente Ricciardo que supera en puntos pero por escaso margen al coco Verstappen, los dos con resultados extraordinarios, por encima de sus posibilidades en algunas ocasiones, y sombrerazo para el segundo en algunas de sus chiripitifláuticas maniobras imposibles. Flojunos los de colorao con un equipo que parece muy perdido, con un muy recuperado Kimi, y fallón y exento de brillo Vettel a pesar de superar en puntos al finés y tan sólo recuperado de manera puntual. Sin duda el mejor de entre los outsiders, resultados en mano, ha sido Checo Pérez. El mexicano ha contado con el cuarto coche y teóricamente estaba muy lejos de un pódium al que se ha encaramado en dos ocasiones. Vuelve a superar a Hulk, y certifica su calidad y arrojo. Bottas le vuelve a dar a Massa en su año de retirada, Grosjean brilló de tarde en tarde al acumular la totalidad de los 29 puntos de Haas, Magnussen hizo algo similar en Renault al trincar 7 de sus 8 puntos, olé por Felipe Nasr que se embolsó los dos puntos que adineró a Sauber, y excelente paso por la categoría de Wehrlein y Ocon, que han protagonizado actuaciones brillantes li- 5 diando con las limitaciones de sus mecánicas. Minipunto para Stoffel Vandoorne al pilotar el primer McLaren en entrar entre los diez primeros, especialmente el día de su debut en la categoría al sustituir a Fernando Alonso tras su jardazo australiano. Lo del belga fue un mete y saca muy agradable, prometedor e impacientes por verlo metido en faena.

Capítulo aparte merecen los diestros los españoles. Carlos Sainz ha certificado su enorme calidad, y ha pasado de rookie a tío directamente deseado por varios equipos. Eficacia probada, seriedad e imagen impoluta, y si Virutas tuviera un equipo lo querría dentro con un plan a tres años… bueno, cualquiera que desee crecer en el tiempo. El madrileño arrea una soberana a su socio Kyvat, que recabó 21 de sus 25 puntos con un Red Bull, y sólo cuatro con el mismo coche con el que Carlos arrepelló 46… eso es una proporción de 11,5 a 1 (*)

Fernando Alonso ha ejecutado un año mucho mejor de lo que parece, sin embargo adquiere cierto tono crepuscular cuando afirma que se queda con el respeto del paddock pese a no recaudar victoria alguna desde hace años. El asturiano bien puede celebrar haber pasado de decimoséptimo a décimo de una temporada a otra en una franca progresión de su coche, aunque lejos de éxitos pretéritos y poco acorde con el calado y presupuesto de los de Woking. Casi siempre posicionado por delante de su compañero en parrilla, y acumulando 54 puntos por 21 de Jenson Button, ha dado muestras de su clase a pesar de que conduzca un penco; no recordará con cariño al MP4-31, que ha resultado mucho mejor que su predecesor. El año que viene darán un paso adelante pero el ritmo lógico de la evolución de una escudería lastrará su crecimiento en pista de manera irremediable, así que paciencia. Honda y McLaren acabarán ganando juntos pero entre el desastre inicial, la necesaria maduración para que ello ocurra y el marasmo interno con la salida de Ron Dennis y la llegada de nuevos peones, nadie adivina el éxito del proyecto de manera instantánea. El de Oviedo ya no se corta y dice que su futuro pasa por el WEC y las 24 Horas de Le Mans, lo que no dice es cuándo... y seguramente será cuando se harte de no ganar. No gana desde hace mucho y ya ha pasado una década desde su último título. Si su paciencia aguantó cinco años vestido de rojo, vamos a ver si aguanta otros tantos en su retorno al sitio al que juró que jamás volvería… "Volver", como el tango de Gardel, uno de los argentinos más ilustres de la historia junto a Maradona y Fangio.

Juan Manuel Fangio, el piloto más grande de todos los tiempos –si exceptuamos a Han Solo– regresó en 1981 a La Habana invitado por el gobierno de Castro. Fue recibido en el aeropuerto por Arnol Rodriguez, el ministro de Relaciones Exteriores. Cuando el pentacampeón se bajó del avión reconoció al instante la cara del ministro: fue uno de sus secuestradores. El argentino lo hizo en calidad de embajador de la marca de coches con la que consiguió dos de sus cinco títulos. Fidel Castro no pudo ver el domingo el triunfo de Nico Rosberg, murió el viernes antes de los primeros entrenamientos de Abu Dabi. De haberlo hecho, hubiera podido gritarle "¡Hasta la victoria, siempre, pero en un Mercedes!". Desde que los rusos dejaron de enviarle limusinas Zil y hasta el día de su fallecimiento, siempre usó esta marca de coches para desplazarse por sus dominios.

PD 1: El 1999 el realizador Alberto Lecchi rodó la película 'Operación Fangio' en la que se relatan las circunstancias del secuestro. El argentino Dario Grandinetti encarnó el papel del piloto. Fue coprotagonizada por el español Fernando Guillén.

PD 2: Las únicas carreras que se han disputado en la isla de Cuba desde 1958 son las pruebas clandestinas que organizan unos pirados maravillosos y cuya pintoresca vida refleja el documental 'Havana motor club'.

(*) En el periodo en que Daniil Kyvat logró 21 puntos con Red Bull, Carlos Sainz recabó 1 con el Toro Rosso.