¿Una final a golpes?

La situación es clara: quien quede por delante del otro será campeón… siempre que lo haga dentro del Top 10.

En caso de que ninguno de ellos puntúe, Max se ve favorecido por la fórmula de desempate: ocho victorias contra siete.

De esta forma, Lewis lo tiene claro: debe acabar en el Top 10 y por delante del piloto de Países Bajos.

Sólo hay una excepción: si Lewis es noveno y Max, décimo pero marca la vuelta rápida, Verstappen será campeón porque ambos sumarían dos puntos, mantendrían el empate y prevalecerían las ocho victorias de Max.

Vistas así las cosas y repasando cómo se ha desarrollado la temporada, el temor expresado por Toto Wolff de que esto puede acabar con un gran accidente no sería el primer contacto entre ambos durante la temporada. Silverstone y Monza están en la mente de todos los aficionados y nadie descarta a estas alturas que no pueda repetirse en Abu Dabi. Ya se sabe, no hay dos sin tres.

"¿Chocar contra alguien?... esto es algo que puede hacerse en la Play". La frase tiene más de una década. Es de Fernando Alonso en 2008, cuando llegó a la última carrera del Campeonato, en Brasil, con Felipe Massa y Lewis Hamilton y le preguntaron sobre tal eventualidad. Y es que la 'torcida' pedía entonces que 'alguien' se encargara de Lewis porque las opciones de Felipe pasaban casi todas obligadamente por el abandono de Lewis. Fernando fue claro: "Los que desean un golpe es que no han visto nunca la Fórmula 1 en directo… a los que vamos dentro de los coches no se nos pasaría por la cabeza. Así que tendrán que depositar las esperanzas en que Lewis tenga un problema mecánico y no en que alguien choque contra él".

Pero Lewis y Max han protagonizado este año más de un altercado y la historia nos demuestra que Alonso no tenía razón en sus palabras y que más de un título se ha jugado en la última carrera por un golpe.

No vamos a hablar de los dos episodios Senna-Prost de Suzuka. Fueron dos mundiales, los de 1989 y 1990, que se decidieron por un golpe en la última carrera, el primero de ellos porque nadie cedió y el segundo, intencionado, como admitiría años después Ayrton Senna.

Pero ha habido otros casos de golpes en la última carrera del Campeonato. Michael Schumacher fue protagonista en los dos casos más sonados. Fue en 1994 y 1997, ganó en la primera ocasión y en la segunda perdió… pero además le excluyeron por conducta antiedeportiva.

El primero fue en 1994, su primera corona. Se la jugaba con Damon Hill, otro que no había sido nunca campeón. Fue en Adelaida, donde Schumacher llegó con un punto de ventaja, pero como tenía más victorias, a Hill no le bastaba con superar por un punto a su rival, necesitaba al menos dos.

Los dos equipos, Benetton y Williams, llegaban jugándose también el título de constructores, pero con filosofías muy distantes. Para Flavio Briatore y Luciano Benetton, lo importante era obtener el retorno publicitario del título de pilotos; saben que el de constructores pasa desapercibido. Para Frank Williams y Patrick Head lo importante era el título de constructores, el que da la pasta de los derechos comerciales.

Y los dos pilotos estaban bajo presión adicional. Schumi porque la ventaja de 37 puntos que tenía tras el Gran Premio de Francia se había esfumado… es decir, Williams estaba en mejor forma. Y Hill porque se dio cuenta que lo que cobraba –medio millón de euros– era calderilla: Gerhard Berger, por ejemplo, cobraba 14 veces más y le pidió al patrón revisión del salario para continuar… a un jefe que estima que los pilotos deben querer con ellos porque les ofrecen un coche ganador, no por dinero, aunque para el 'rush' final repescó a Nigel Mansell para que fuera compañero de Damon en lugar de David Coulthard.

Mansell hizo la Pole por delante de Michael y Hill, pero no salió bien. Schumacher iba por delante de su rival, pero el Williams iba con el morro bajo el alerón trasero del Benetton como quien dice… hasta que el doblaje, hacia media carrera, permitió a Michael tomar dos segundos de ventaja.

Entonces Michael se aprestó a doblar a Heinz-Harald Frentzen, su viejo compañero de resistencia en Mercedes, primer novio de Corinna, la mujer de Schumi. Frentzen no se dejó doblar fácilmente y Hill le alcanzó pero Heinz también lo retuvo un momento mientras Michael se encontró con David Brabham en una zona donde no pudo superarle con facilidad.

Todo se precipitó en la vuelta 36. Hill presiona a Schumi y éste comete un error en la izquierda cerrada que lleva a Flinders Street. El Benetton choca contra el muro y sale rebotado hacia la pista justo delante de Damon Hill, que ve la ocasión de adelantar, pero Michael intenta tomar la curva como si Hill no estuviera allí. El toque es inevitable… la rueda delantera de Hill golpea el pontón de Michael, que va contra el muro y abandona. Hill llega lentamente a boxes, una rueda pinchada… pero el triángulo de suspensión está roto. Un comisario informa a un lívido Schumacher que, al saberse campeón, recupera el aliento, el color de la cara y la sonrisa. El título era suyo.

Tres años más tarde, Schumacher llega a Jerez –el GP de Europa, montado a toda prisa para sustituir al GP de Portugal– con un punto de ventaja sobre Jacques Villeneuve, esta vez Ferrari para el alemán frente al Williams del canadiense.

Villeneuve hace la Pole, pero patina al arrancar y Schumacher toma el mando. Tras la primera parada de repostaje, Villeneuve se mantiene pegado a Michael hasta que Norberto Fontana, piloto de Sauber-Ferrari, se deja doblar rápidamente por el alemán pero frena al canadiense.

Jacques, furioso –que había intentando antes superar a Schumi sin conseguirlo– se lanza en persecución del Ferrari y lo alcanza. Repostan ambos y prosigue el duelo hasta que en la vuelta 48 Jacques toma la aspiración en la recta larga del circuito y frena por el interior. Al ver al Williams a su altura, incluso con el morro por delante, Michael da un fuerte golpe de volante y golpea al Williams… pero Villeneuve logra dar la curva y Michael queda atrapado en la grava, viendo cómo su rival sigue en carerra, directo al título.

Para Michael las cosas no acabaron aquí. La FIA quería un castigo ejemplar para él por conducta antideportiva y lo excluyeron del Campeonato.