Sergio Pérez y el juego de la oca

La primera, que Red Bull no quería que su piloto pudiera ‘viciarse’ en Williams y prefería tenerlo en casa. Es algo que ya sucedió con Fernando Alonso cuando en 2002 Briatore le impuso un año sabático, para impedir que se ‘acomodase’ en Minardi. Claro que la situación es un poco diferente: entonces había test y Fernando hizo unos 40.000 kilómetros en 2002 a los mandos del Renault. Pero por lado, estaba George Russell, que seguro aprendió mucho del oficio en su estancia en Williams… tan prolongada que muchos temimos que fuera a perderse un talento.

La segunda, que Red Bull quiere tener el recambio a mano por si la operación ‘salvar al soldado Pérez’ no llega a buen término. Y por ahora no parece enderezarse.

Las palabras de Helmut Marko afirmando que conquistar también el subcampeonato de pilotos es el objetivo están ahí. Pero suenan un tanto a último esfuerzo en favor de Pérez. Poco importa que el mexicano tenga contrato para 2024. En Red Bull ya han demostrado sobradamente que no les duelen prendas a la hora de ‘bajar’ a un piloto. 

Es cierto. Tal como están las cosas, Max Verstappen se basta y sobra para dar a Red Bull el título de constructores. Sus 433 puntos superan con creces los 326 de los dos pilotos de McLaren o 298 sumados por el dúo de Ferrari. Pero a Horner y Marko no se les escapa que Pérez les ha robado muchos puntos a ambos equipos. Y que el año próximo no puede seguir así.

Marko es muy duro, muy directo, muy claro, políticamente incorrecto, quizás cruel… pero dice lo que piensa sin pelos en la lengua. “En una parte del box todo va bien, todo es fiesta, alegría. En la otra, tenemos un piloto desbordado por la afición. Es un contraste difícil de gestionar”.

Tras su victoria en Azerbaiyán, Pérez se sintió con fuerzas de ser campeón. Su padre insistió. En México lo esperaban. Los planes de Red Bull eran otros. Sabían que la consistencia de su fenómeno neerlandés y la del mexicano no eran la misma. Y Sergio se dio de bruces con una realidad que pretender obviar era simplemente negar la evidencia.

La moral de Pérez se resintió. El mexicano lamentó que las evoluciones del coche fueran en el camino que gustaba a Max, que no convenían a su pilotaje y poco a poco fue cayendo en una espiral negativa. Los 'últimátums’ de Marko en lugar de espolearle pesaban como una losa en su alma.

En Red Bull quieren un sustituto y apuestan por Lando Norris. Un Lando que no quiere dejar McLaren, pero ve como Óscar Piastri entra por el ojito derecho a muchos del equipo. Una primera aproximación dio resultados negativos. Tras Catar ha habido una segunda, según deja entrever The Express, tabloide británico, en el que se cita también que Horner tiene claro que Red Bull no quiere dos números uno, sino un compañero para Max. Alguien que acepte que es el segundo y que sea lo lo suficientemente fuerte como para tomar el relevo el día que Max tenga un contratiempo y que sume puntos en el Mundial de Constructores y los reste a los rivales.

Unas condiciones que parecen difíciles de aceptar sobre todo para un piloto de F1, que sabe está cerca, muy cerca, de la cúspide. Pero para muchos pilotos de la categoría reina es asimismo una oportunidad de oro, porque tendrían un coche ganador entre las manos, cosa que no siempre ocurre.

Entre tanto, Horner ya ha trazado la hoja de ruta para Pérez en lo que resta de temporada. Volver atrás, a lo básico, para que se recupere y conserve el segundo puesto del campeonato. Lo que no es evidente tras lo visto en Catar, donde su remontada se fue al traste por los límites de pista. Horner cree que Pérez se somete a un exceso de autopresión. Y a la vez  la frustración de saber que es el segundo, añadiríamos. Horner ha sido claro:

“Se puede ver como Mercedes, McLaren o Ferrari tienen un par de pilotos al mismo nivel. Nosotros lo tuvimos a principios de temporada, pero se ha perdido. Necesitamos que Checo vuelva a ser el de inicios del campeonato”. Pero ahí está Lawson en ‘stand by’ y que no piensa dejar pasar la oportunidad. Y Horner y Marko se la ofrecerán si Checo no reacciona. “No podemos permitirnos el lujo de tener una gran división porque si, como es de esperar, la parrilla es más cerrada el próximo año, necesitamos que ambos pilotos rindan al máximo”.

Marko es también claro al respecto. “Tenemos tres pilotos buenos en AlphaTauri. Nos gustaría respetar el contrato del próximo año… pero depende de él. Es necesario que supere esta espiral negativa. En todas sus carreras y entrenamientos hay algo que no funciona. La diferencia con Max es excesiva”. Parece como si en Red Bull hubieran ya redactado la sentencia y estuviera sólo pendiente de firma.

De hecho, la situación de Sergio me ha recordado al Juego de la Oca -los más veteranos seguro de la era pre-videojuegos seguro lo conocen- en el que la carrera hacia la meta estaba plagada de trampas y de atajos. Max va ‘de puente en puente y sigo la corriente’, es decir, ataja casillas. Pérez cae en todas las trampas: en el pozo, que te hace retroceder, en la cárcel donde estas tiradas sin jugar, o en la de la muerte, que te envía al inicio del recorrido.