Sainz vs. Leclerc: qué hacer para no ser segundo piloto

Creo que esta frase podría aplicarse a la perfección a la llegada de Carlos Sainz a Ferrari como compañero de Charles Leclerc, y que el propio Mattia Binotto la suscribiría. En Maranello no hay número 1… o mejor dicho, sí lo hay, Ferrari. Los dos pilotos están al servicio de la Scuderia y su misión es llevar al 'Cavallino' lo más alto posible, lograr victorias y alcanzar títulos: el de pilotos y también el de Constructores.

Por eso recalcamos lo de compañero. Carlos no llega a Ferrari como número 1, pero tampoco como número 2. El madrileño no será gregario de Charles. El contrato, desde luego, no lo especifica así. En Ferrari tienen muy claras algunas cosas: que el liderato se gana en las pistas, cada temporada es única, y no quieren batallas entre compañeros que pongan en peligro resultados porque lo importante es Ferrari. Esto último es la única condición que Carlos sabe que se le impone de 'facto'. Y con esta percepción, exigen amplia cooperación entre ambos pilotos. Que cada uno de ellos sea capaz de asumir el liderato cuando la ocasión lo requiera. Y de sacrificarse cuando sea necesario.

Para cumplir con lo anterior hay que ser más rápido que el compañero si se puede, tanto en entrenamientos como en carrera. Es la primera vía y la más limpia. Pero si no se consigue de inicio… hay que estar lo más cerca posible. Aprovechar cada error de Leclerc, y si éste abandona, sumar todos los puntos que humanamente se pueda. Dos circunstancias favorables y puede cambiar el orden en el campeonato. Si la velocidad se mantiene, aplicar ventajas estratégicas a Leclerc ya no será un acto reflejo. Quién sabe si también el piloto rival puede empezar a notar la presión. Así también se le puede dar la vuelta a la tortilla.

Cuando el madrileño se siente al volante del coche italiano en 2021, será la primera vez en 13 años que en Ferrari no tienen un campeón del mundo en sus filas… salvo si Leclerc logra el título este año, que no parece lo más probable tras las primeras sensaciones de la pretemporada 2020 en Barcelona.

Fue en 2007 la última vez que eso ocurrió cuando, retirado Michael Schumacher, se fichó a Kimi Räikkönen y se dio continuidad a Felipe Massa. Todos pensaban que Felipe iba a ser el líder, pero al final el título –con la ayuda de la pugna entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton en McLaren– fue para el finlandés.

Es el escenario que quiere repetir Ferrari: la recuperación del título. No parece sencillo en 2021 porque no está claro si, al congelarse el desarrollo de los coches tras el último GP de este año, habrán podido recuperar para entonces el ‘retraso’ que creímos ver en Barcelona hace un par de meses. Sí es evidente que contar con dos 'número 1' permite quemar etapas.

Binotto y todo el personal de Ferrari han tenido todo esto muy en cuenta a la hora del fichaje de Carlos. Un piloto con talento para asumir el liderato si la ocasión lo requiere. Rápido y consistente en carrera para sumar muchos puntos. Tenaz. Capaz de trabajar en equipo. Capaz de llevarse bien con su compañero. Un piloto capaz de soportar la tensión de estar en Ferrari. Y de no tensionar la situación por sus ansias de ganar rápidamente. En resumen, alguien que sepa jugar por y para Ferrari y nunca se rinda.

Es cierto, Leclerc es la apuesta de Ferrari. Su ascensión al primer equipo estuvo motivada para ver si era capaz de discutir el liderato a Sebastian Vettel. Charles supo plegarse a las órdenes de equipo en los inicios de temporada… pero dejando siempre claro que estaba listo para invertir los roles a nivel interno.

Sainz lo sabe. Seguro que asume la lección. La suya debe ser inicialmente una labor de consolidarse en el equipo y aprovechar la menor oportunidad para decir "aquí estoy", como hizo el monegasco con el tetracampeón.

CARLOS NO SE RINDE NUNCA

Confieso que me sorprendí por las palabras de Trevor Carlin –que de carreras sabe 'algo'– al decir que Carlos estará por delante de Leclerc en carrera. Me parecieron ilusionantes, pero a la vez atrevidas, porque en el fondo auspician que el madrileño puede invertir la situación a su favor.

El conseguir revertir ese rol que parece asignado desde fuera, es cuestión de trabajo inteligente. No es necesario superar a Leclerc de buenas a primeras, pero sí mantener su ritmo. Como hizo en Toro Rosso con Verstappen. Y Trevor, su jefe de equipo en la Fórmula 3 británica, lo ve muy capaz.

Y Sainz ya ha demostrado que es capaz de hacerlo. No lo decimos por 2019, cuando supo asumir el liderazgo de McLaren. Sino por su primera temporada de F1 al lado de esa estrella mediática que era Max Verstappen. No sólo aguantó el tipo, sino que le puso las cosas muy difíciles a Max y pocos pueden decir lo mismo.

Siempre me he preguntado si el ascenso de Max a Red Bull fue por falta de rendimiento de Daniil Kvyat justo cuando el ruso acababa de hacer su primer podio, o más bien porque el Dr. Marko no quería poner en peligro la carrera de su 'niño del alma', en una maniobra que tiene ciertas similitudes con otra que había hecho anteriormente: 'descabezar' de forma fulminante a Sébastien Buemi y a Jaime Alguersuari en Toro Rosso para hacer crecer a Daniel Ricciardo.

En cualquier caso, esta reflexión quedó apagada de inmediato porque Max llegó, vio y venció en España 2016, su primer Gran Premio en la 'primera división' de la Fórmula 1. ¿Puede suceder algo así con el salto de Sainz a Ferrari? No es imposible, aunque no es el estilo de Carlos. Lo suyo es tomar un cierto periodo de aclimatización, de aprendizaje, no muy largo pero patente, antes de comenzar a poner las cosas en su sitio.

No lo olviden, Carlos no se rinde nunca. No debía haber subido a F1 porque el Dr. Marko lo descartó en aras de Verstappen; sólo la marcha de Vettel a Ferrari volvió a abrirle esa puerta de la F1 que muy rara vez ofrece una segunda oportunidad: supo aprovecharla. Tuvo claro que Red Bull no lo quería al lado de Max y forzó su paso a Renault. Los franceses quisieron un nombre, Ricciardo… y encontró acomodo en McLaren. Y ahora, va a Ferrari.

Son pasos decididos de alguien que no se rinde nunca. Un piloto que convence por sus números y méritos propios, aunque otros tengan mejor imagen mediática.

LOS NÚMEROS HABLAN CLARO

Si miramos la clasificación del Mundial de 2015 puede parece que lo que acabo de decir es absurdo o merece otros calificativos: 49 puntos para Max y 18 para Carlos suenan a un palizón. Pero ese análisis es superfluo, no entra en los detalles. Y cuando se tienen en cuenta estos, la cosa toma otro cariz muy distinto.

En 2015, sobre 19 Grandes Premios, Sainz salió en parrilla por delante de Max en 9 ocasiones; si tenemos en cuenta los cronos, la diferencia media fue de sólo seis centésimas, favorable al rapidísimo Max. Y en carrera, en las diez ocasiones en las que ambos llegaron a la meta, en cinco de ellas Carlos lo hizo por delante de Max. Es más, las grandes remontadas desde posición rezagada de parrilla a los puntos las logró el español: de 20º a 7º en Estados Unidos; de 20º a 10º en Mónaco; de 15º a 8º en Malasia.

La diferencia en puntos al final del Campeonato se debe a dos cuartos puestos que Verstappen logró en Hungría y en Estados Unidos. En el primero de ellos, Sainz estuvo buena parte de la carrera por delante del holandés, pero la táctica favoreció a Max, lo que le hizo estar detrás de él cuando abandonó. Y en Austin estuvo mucho tiempo detrás de Max y, de no ser por una penalización de cinco segundos, hubiera acabado sexto a apenas cuatro segundos del 33.

En 2016, todo llevaba la misma tónica. Sólo disputaron cuatro Grandes Premios juntos. En clasificación, Carlos superó a Max en una ocasión y en las otras tres estuvieron muy cerca el uno del otro; la diferencia media fue en esta ocasión de ocho centésimas. En carrera, Sainz superó a su compañero en Australia, pero en Baréin, Pérez se lo llevó por delante al iniciarse el segundo giro; un pinchazo lento le hundió y problemas de dirección le llevaron a abandonar. En China acabaron separados por menos de cinco segundos, con Max por delante.

En Renault, con Nico Hülkenberg, la tónica fue similar. Con un coche que nunca se adaptó a los gustos de Carlos, superó a su experimentado compañero en nueve ocasiones de 21 en clasificación y, en carrera, en cinco ocasiones de las 12 en la que los dos acabaron; hubieran sido seis de no ser por una penalización de 10 segundos en Alemania que convirtió un quinto puesto bajo la bandera en un 12º. Esos 10 puntos perdidos hicieron que Sainz sumara sólo 53 al final del campeonato por 69 de Nico. También firmó la mejor remontada de Renault en la temporada 19º a 11º.

Con todo lo dicho, no sé si Carlos Sainz se hará con el liderazgo en Ferrari, no sé si llegará a ser campeón del mundo. Hay muchas cosas que no están en su mano en ese largo camino. Pero a buen seguro que lo intentará con toda su velocidad e inteligencia, ambas cosas pueden inclinar balanzas.