¡Halo sí, gracias!

Confieso que no me gusta el halo. Me parece antiestético, me priva de la visión de los cascos de los pilotos. Me corta la magia de correr 'cara al viento'. Pero tampoco me gustan las inyecciones y, en ocasiones, por motivos de salud, son imprescindibles.

Es cierto, todavía creo que en determinadas circunstancias puede limitar la visibilidad del piloto. Pero está claro que el incremento de protección que brinda bien vale la pena y anula todas las reticencias y críticas.

Las señales del impacto del McLaren de Alonso sobre el Halo de Leclerc son evidentes. De no haberse introducido esta protección, quién sabe si estaríamos llorando la pérdida de una gran promesa, como lloramos la de Jules Bianchi, gran amigo de Charles.

Alonso siempre lo ha defendido. Posiblemente, mientras volaba y sentía el impacto contra el coche de Leclerc, se acordó de su accidente en ese mismo punto con Romain Grosjean, muy similar, aunque en aquella ocasión el coche de francés pasó a toda velocidad justo por delante de los ojos del asturiano, a centímetros del desastre.  

"No sé si pasé por encima del halo, pero sabemos que el halo siempre va a funcionar bien. Hoy fue importante. Vi en la repetición que ayudó. Hoy demostró que funciona, aunque no necesitábamos una demostración", dijo Alonso. 

Y el propio Leclerc admite que el halo "nos ayudó en el golpe, funcionó". Y Toto Wolff dijo que el incidente "podía haber sido muy desagradable".

Pero en las repeticiones, al menos en las que se han visto por televisión, no se aprecia la gravedad del tema hasta que se ve como el halo del Sauber está tocado.

Hace apenas una semana tuvimos otro aviso. En la Indycar, el accidente entre James Hinchcliffe y Robert Wickens. El coche del segundo, en su vuelo, golpeó el arco de seguridad del primero y le arrancó el soporte de la cámara de televisión. Es posible que el halo hubiera hecho muy poco para aumentar la protección de Wickens, pero sí habría protegido a James.

Recuerdo que, en Estados Unidos, cuando se impuso una 'jaula protectora' a resultas de varios accidentes mortales en las carreras de 'midgets y similares' pilotos y aficionados clamaron en su contra,  incluso en los 'dragsters'. Hoy ya nadie se fija, forman parte del paisaje.

Así que, lo admito: "¡Halo sí, gracias!"

Me hubiera gustado más la cúpula, pero está claro que hoy por hoy sólo disponemos del halo y tenemos la obligación de aprovecharlo. Sigo albergando alguna duda sobre si en determinados accidentes puede ser contraproducente. Pero, en cualquier caso, las ventajas son superiores a los inconvenientes. 

El halo ha llegado para quedarse… y extenderse a todas las categorías de monoplazas.  Y por eso repito, "¡Halo, sí! Gracias".