C'est l'Afrique, patron (II): recuerdo a Mano Dayak, el rey del Teneré

Este tuareg, natural del macizo del Air, no lejos de Agadez, compañero de estudios de Thierry Sabine en París –antes había estudiado en Indianápolis–, fue su hombre de confianza y confidente para el Dakar. Mano lo corrió, es cierto, pero sobre todo se ocupó de organizarlo todo para su paso por Níger en los años en los que el Teneré era un punto clave de la prueba, el lugar más temido por todos.

Dayak, uno de los cabecillas de la revuelta tuareg, falleció en accidente de aviación cuando se trasladaba a negociar con el presidente de Níger para poner fin a la revuelta. El avión que le trasladaba a él y otros cabecillas estalló nada más despegar.

Recuerdo que Juan Porcar se asombró de ver de nuevo a un tuareg, que le había guiado el año anterior, acercarse a él casi a escondidas. "Estoy con las guerrillas tuaregs", le explicó y comentando, le dijo lo mal que lo estaba pasando la familia. El bueno de Juan se metió la mano en el bolsillo y extrajo del mismo los francos de emergencia que llevaba por si le sucedía algo en la carrera –una fortuna en Níger– y se los entregó: "los necesitas más que yo", le dijo.

Pese a la revuelta, el Dakar estaba asegurado en su pasó por el Teneré. Simplemente Mano Dayak había dado su palabra de que nada sucedería.

Mano era respetado y seguido en su tierra. Tenía una agencia de viajes en Agadez que organizaba visitas guidas en el desierto. Recuerdo una anécdota relacionada con España. José Ignacio Sunsundegui, un conocido piloto español, corrió el Dakar con un Range Rover bien preparado... pero abandonó en el Teneré. 'Sunsu', como le llamábamos, dejó el coche en el desierto y regresó a España.

Días después pensó que era una lástima dejar un coche tan bien preparado allí y le pidió a Paco Crous –el mayor 'conseguidor' español en el Dakar– si había alguna posibilidad de recuperar el coche. Crous se puso en contacto con Dayak, a quien conocía bien, y éste le dijo que dados los días transcurridos, era muy improbable encontrar el coche, al menos entero. Lo habitual es que los lugareños desmontaran los coches para aprovechar piezas o simplemente se hicieran con ellos si eran reparables.

Mano encontró el coche justo cuando intentaban desguazarlo y se preocupó de llevarlo a Agadez, desde donde prometió enviarlo a Dakar, pero al menos se tardarían dos o tres semanas en poder efectuar el transporte dadas las dificultades. Esto, más la perspectiva de que el coche debiera dormir en algún muelle de Dakar hasta poderlo embarcar a Europa, llevó a 'Sunsu' a pedir a Crous que organizara una rápida repatriación aérea del vehículo.

Autor de libros sobre cultura y política tuareg, hoy el aeropuerto de Agadez lleva el nombre de Mano.