Vettel ganó en Alemania más que Verstappen

29/07/2019 13:25

Sí, es cierto, la carrera de Hockenheim tuvo lluvia, ese elemento que se ha convertido en casi indispensable para vibrar con una carrera de Fórmula 1. Parece que siempre que cae agua hay emoción, y por eso Bernie Ecclestone tenía la peregrina idea que ahora empezamos a abrazar muchos de regar los circuitos con aspersores que funcionaran de forma aleatoria.

¿Por qué es tan fundamental la lluvia?, ¿por qué nos permite disfrutar de carreras como esta? Por muchas razones. Principalmente, porque es una lotería, puede ocurrir cualquier cosa, todo el mundo se equivoca y todo depende de si te toca la bala en tu ruleta rusa. Todo se iguala, los coches con los mejores motores no brillan porque no se necesita tanta potencia, y se da más importancia al piloto, que en el fondo es lo que queremos que prime, que la habilidad del conductor esté por encima de la máquina.

 

Y creo también que el trabajo en equipo brilla más: en la pista hay un piloto luchando contra los elementos; en el muro, un equipo obligado a ayudar mucho con comunicaciones rápidas y fluidas y, sobre todo, con decisiones adecuadas. También se premia el atrevimiento, como en el caso de Kvyat y Stroll, aunque ese atrevimiento es más fácil de sostener cuando estás en las últimas posiciones.

La lluvia también premia a las mentes frías, a quien sabe mantener la calma a pesar del infierno que tiene alrededor, a quien no se precipita y es capaz de bajar el ritmo a sabiendas de que eso le puede dar alguna ventaja. Creo que ese tipo de pilotos tienen muchas cosas ganadas.

Y también es verdad que la lluvia da opciones a quien comete menos errores. Y digo menos porque creo que ayer todo el mundo erró, incluido el ganador: Max Verstappen.

El holandés hizo una parada mala, el equipo falló en boxes y le puso neumáticos medios en lugar de blandos cuando aún estaba lloviendo. En mi vida había visto algo así, hay que echarle muchos bemoles y tenerlo muy claro, y la realidad es que Red Bull no lo tenía claro porque poco después rectificaron y se los quitaron.

Por culpa de esos neumáticos medios Verstappen cometió un trompo, algo normal porque debían de estar como témpanos... y, a pesar de todo, ganó. ¿Por qué? Porque vimos a un Verstappen frío, un Max que contrasta con el tipo impulsivo y poco calculador que conocíamos.

Hemos llegado a un punto en el que Verstappen ha sufrido una metamorfosis para bien. El holandés empieza a parecerme, como dice Horner, el mejor piloto de la parrilla, porque a su talento, agresividad, velocidad, ambición y seguridad en sí mismo, hay que sumarle ahora su cabeza fría. No es el de antes, y si Max Verstappen consigue calmar su temperamento y ser inteligente en carrera, en cuanto tenga un coche medianamente bueno va a ser imparable. Ni siquiera creo que Leclerc pueda contra él.

© Sutton Images

¿Y qué hizo Vettel? Fue el que menos falló de todos. Alguna vez se marchó fuera, pero no tuvo errores graves. No es un piloto acostumbrado a grandes remontadas, él prefiere carreras fáciles saliendo desde delante, pero ayer, en un escenario que le marcó el año pasado, se lo tomó con calma, hizo una carrera muy inteligente y protagonizó una remontada excepcional. Dejó en nada la cabalgada de Hamilton en 2018, cuando salió decimocuarto y acabó ganando.

Yo creo que, en el fondo, Vettel ganó ayer más que Verstappen. De alguna manera, borró la mala imagen del año pasado, restañó algunas heridas y salvó los muebles en un fin de semana muy cuesta arriba, todo en el momento en que parecía que Leclerc iba a superarle y acabar con su reinado en Ferrari. Pero en una carrera como ésta, donde la veteranía es un grado, consiguió mantener la figura de líder.

De Ferrari sólo ganó Sebastian Vettel, porque Leclerc se salió de pista y la Scuderia volvió a perder en un fin de semana donde lo tenían todo para ganar. Sí, la lluvia juega en contra de las opciones de los favoritos, pero no fue la lluvia lo que hizo que Ferrari tirara la victoria, sino la falta de fiabilidad del sábado.

En insólito e inaceptable que, a estas alturas, un equipo tenga dos fallos de fiabilidad en sus dos coches por razones diferentes, y eso hace pensar que hay algún tipo de problema en los controles de calidad del equipo. Incluso Mattia Binotto lo ha reconocido, y en Maranello deben subsanarlo. Insisto, sólo ganó Vettel; Ferrari volvió a perder, y ya van cuatro carreras en las que parten como favoritos y se marchan sin la victoria.

Sigamos con el repaso de pilotos: Kvyat. Volvió al podio. ¡La de tumbos que ha dado este pobre chaval! En cualquier caso, y aunque llegar al podio no es fácil en ninguna circunstancia, creo que la tercera posición de Kvyat y la cuarta de Stroll fueron el premio a una apuesta suicida. Claro, cuando estás en las últimas posiciones es fácil arriesgarte a hacer esa jugada. De hecho, antes del último coche de seguridad, Kvyat rodaba noveno y Stroll penúltimo. Ellos fueron los primeros en entrar a meter el neumático de seco y ahí consiguieron su ventaja.

© Sutton Images

Tiene mérito porque te arriesgas, pero es mucho más fácil hacerlo cuando estás atrás; cuando ruedas delante es más difícil asumir ese tipo de riesgos. En cualquier caso, me parece extraordinario que en una carrera de Fórmula 1 los que se la juegan de esa forma puedan conseguir tanto premio.

Carlos Sainz podría haber sido otro de ellos. Antes de que Stroll y Kvyat entraran, él ya tenía en la cabeza la idea de poner el neumático de seco y se lo comunicó al equipo, pero desde el muro le calmaron porque en ese momento era quinto y la pérdida de puntos habría sido importante. Visto en retrospectiva uno piensa, 'qué rabia, podrían haber hecho podio'. Pero, analizando la situación con la cabeza fría que se requiere en una carrera con lluvia, lo cierto es que McLaren hizo lo correcto. Siguieron el procedimiento más protocolario, quizá el menos ambicioso, pero había un quinto puesto en juego.

En cualquier caso, la carrera de Carlos fue muy buena. No lo tuvo fácil, sufrió una salida de pista en la fatídica curva 17, donde la escapatoria es una pista de 'dragsters' llena de goma que, cuando llueve, se convierte en auténtico hielo. Pero no golpeó las barreras, dio marcha atrás, continuó y acabó quinto. Carlos tiene 24 años y una cabeza y madurez que sorprenden. 24 años y cinco temporadas en Fórmula 1...

En cuanto a los todopoderosos hombres de Mercedes, hay que decir que pasaron muy desdibujados. Celebraban 125 años en el mundo del automovilismo y 200 carreras en Fórmula 1, pero casi se quedaron sin puntuar. Bottas cometió un error y salió mal parado tras un accidente en la primera curva, y Hamilton no estuvo brillante. El británico pasó todo el fin de semana enfermo y acabó bastante afectado por la fiebre y el dolor de garganta.

Cometió dos errores y terminó fuera de los puntos, pero la sanción post-carrera a los Alfa Romeo le elevó a la novena plaza y le otorgó dos enteros que, en el fondo, sirven sólo para la estadística, porque lleva desde el GP de Austria del año pasado sumando de forma continuada.

© Sutton Images

En cuanto a menciones destacadas de la carrera hay que señalar a Alexander Albon, que lo está haciendo realmente bien dentro de la 'competición de rookies', y también a Williams, que consiguió puntuar gracias a Robert Kubica.

La moraleja de este gran premio es que la lluvia hace que la Fórmula 1 sea impredecible, igualada y emocionante. La pregunta que me hago es, ¿cómo podemos hacer que la F1 sea impredecible, igualada y emocionante en condiciones de seco? Esa papeleta está en manos de Liberty y de los equipos, y deberían resolverla, pero hay que buscar algo para que podamos tener carreras como la de ayer incluso en seco.

No quiero despedirme sin aprovechar la fecha, 29 de julio, para felicitar a Fernando Alonso, que cumple 38 años, ¡cómo pasa el tiempo! En fin, como le digo cada vez que le mando un mensaje: Fernando, ya está bien, vuelve. ¿Os imagináis la carrera de ayer con Fernando Alonso en pista? Habría sido todavía más divertida.