Quejarse es el pasatiempo de los incapaces

Sin embargo, tras escuchar algunas declaraciones tengo una sensación cada vez mayor de que, más que a la función de un Gran Circo, asistimos al rodaje de una telenovela turca llena de dramatismo. Si, de ésas de tan de moda últimamente en televisión.

No hay más que escuchar, por ejemplo, lo que Toto Wolff y Lewis Hamilton dicen últimamente.

El actual director ejecutivo de Mercedes-AMG en Fórmula 1 todavía parece escocido por el final del campeonato de 2021. Esto pudiera considerarse hasta normal, de no ser porque ya han pasado algunos meses y no pierde ocasión hacerlo notar.

Recientemente ha comparado, en declaraciones a Channel 4, la polémica alrededor de las sanciones de la FIA a Fernando Alonso en Arabia Saudí con el final del Mundial de 2021 en Abu Dabi. Se inclina más porque las decisiones de la FIA lleguen tarde a que sean rápidas pero equivocadas, y no pierde la ocasión para recordarnos que “hemos sido víctimas de eso en 2021, donde todo se redujo al entretenimiento por una decisión rápida y le robó el campeonato al mejor piloto", que para él es Hamilton, por supuesto.

Da la sensación de que, además de no haber logrado pasar del todo página y agotar las existencias de Halibut y Mitosyl en las farmacias alrededor de Brackley, los frustrantes e inesperados resultados obtenidos por su equipo no hace más que agravar su irritación. Y esto ocurre tras solo –y quisiera resaltar esto– dos Grandes Premios, en los que continúa incapaz de cerrar la distancia que le separa de Red Bull. Es así hasta el punto intentar por lo civil, por lo criminal y casi también con nocturnidad y alevosía –dados los plazos de tiempo usados por la FIA–, conseguir un tercer puesto que no se supo obtener en pista.

Tal parece su desesperación que, en declaraciones a Motorsport.com, ha afirmado contundente que “a estas alturas no tenemos ningún dogma sobre cómo debería ser el coche, simplemente necesita ser el coche más rápido posible. Si se parece al Red Bull o al SpaceX no me importa, sólo necesita ser rápido, y si resulta ser un Red Bull pondremos algún toro en alguna zona con una pegatina, no me dará vergüenza si es rápido”. Personalmente me encantaría que se pareciese a la nave espacial de Elon Musk más que al RB19. Todo sea por el bien del espectáculo.

Resulta cómico que, mientras más de uno acusa a cierto equipo de color verde de ser una copia de Red Bull, a Toto no le importa y todo le vale con tal de vencerles, incluso le valdría copiarles. No me diréis que no provoca cierta gracia escucharle esto. “Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras”, ya lo decía el Quijote –o el Cantar de Mío Cid, para hacer honor a la verdad–, y es que Toto Wolff ha pasado de pasear por el paddock sacando pecho cual líder de un equipo dominante como casi ningún otro en la historia F1 a hacerlo como una verdadera “Drama Queen”, quejándose de casi todo, intentando arañar un podio, como buscando una razón para justificar a sí mismos y al aficionado el porqué de su situación actual en el campeonato.

Esta temporada promete ser entretenida fuera de la pista. Si tras dos Grandes Premios están de este humor, no descartaría en algún tiempo ver imágenes de Toto Wolff en el box, alterado al nivel de aquel “niño loco alemán” que se hizo tan famoso gracias a un vídeo donde gritaba y golpeaba su ordenador en una época en la que nadie conocía el término “hacerse viral”. Pagaría encantado por verlo.

Después está Lewis Hamilton que, al ser preguntado tras la jornada de clasificación en Jeddah –donde quedó octavo– si se sentía frustrado con su resultado, respondía que no se sentía conectado con su monoplaza. Pero no quedó la cosa aquí. Tras finalizar el Gran Premio de Arabia Saudí, no se cortó en admitir que, de haber elegido los mismos reglajes que su compañero de equipo, hubiese terminado más arriba en la clasificación, que no afinó demasiado bien su monoplaza y no estaba contento con la estrategia elegida, reiterando de nuevo que esa falta de acierto en la puesta a punto de su coche le impidió estar más arriba.

Estimado Lewis, sé que no me lees, pero si tras 16 años en Fórmula 1 y diez en Mercedes todavía dependes de los reglajes de otros, mal encaminado vas, diría yo. Aun así, siete títulos le contemplan, oiga. Me da pereza sacar la temporada 2007 a la palestra, hay mucho cansino que todavía parece que vive de aquel enfrentamiento con su compañero de equipo, pero ¿recuerdan que se decía que le copiaba los reglajes a su vecino de box? A los que afirmaban esto, pronto se les acusó de muchas cosas, pero aunque no lo creo… ¿miren que si resultase ser cierto al final?

Todo esto me trae a la memoria cierta rueda de prensa previa al Gran Premio de Australia 2017 en la que los pilotos allí presentes, entre ellos Lewis Hamilton y Fernando Alonso, fueron interrogados por qué pedirían a los nuevos dueños del circo Liberty Media para mejorar la Fórmula 1. El asturiano, sufridor de los motores Honda, pidió motores iguales para todos, no sin cierta sorna. Entre risas, Lewis Hamilton, sentado junto a él, se apresuró a responder que no estaba de acuerdo. Ahora, tras muchos años, aunque en equipos diferentes, por fin disfrutan del mismo motor ambos… ahí están los resultados.

George Russell, actual compañero de Hamilton, ha cosechado mejores resultados que el heptacampeón durante el último año y medio, incluida la posición final en el campeonato de 2022. Los hay que con mala leche, sarcasmo e ironía a partes iguales, y hasta con un pelín de sordidez –recuerden que estamos aquí también por las risas– sospechan que el problema ha sido su separación de su entrenadora Angela Cullen, separación anunciada justo en la previa del Gran Premio de Arabia Saudí, y que tal vez fuese ésta la que verdaderamente aportaba las cuatro décimas que le hacían más rápido que el resto.

Entrenadora de la que, por cierto, Toto Wolff se despidió con otro poco de sordidez, dedicándole frases como esta, calificándola de ‘mascota’: "Angela siempre será la mascota del equipo. ¡Es la única que tiene más voz que un coche en marcha!”.

Ay, ¿qué fue de aquella frase de "ganamos juntos y perdemos juntos" que salió de la boca de Lewis tras el encontronazo en pista con su compañero de equipo en Spa en 2014? Quizá nueve años son suficientes para olvidarla.

Que no piense el lector que me burlo o me alegra la situación actual tanto de Mercedes como de Lewis Hamilton. Realmente me la trae al pairo. Simplemente me resulta divertido, me provoca el torcer la boca en un gesto de media sonrisa, un gesto irónico, sarcástico, chasquear la lengua y a continuación soltar un suspiro para a continuación murmurar para mis adentros un “anda que éstos…”. Y todo esto, quiero recordar, con sólo dos Grandes Premios disputados. Recuerdo que antes se esperaba a haberse disputado cuatro o cinco carreras, más o menos en coincidencia con la llegada a Europa, para saber dónde estaba más o menos cada equipo y que podía esperarse de ellos ese año, principalmente por lo atípico de los circuitos de inicio de la competición. Pero es que ahora … dos Gandes Premios y, mientras unos intentan bajar el soufflé con los pies en el suelo, otros simplemente se lamentan de su destino pese a haber dominado con mano de hierro en la última década. Lo dejaré sólo en lamentos, porque calificarlos de ‘llorones’ ofendería a más de uno, que estamos todos con la piel de un fino que casi se transparenta.

Mejor no hagamos mala sangre. Al fin y al cabo, estamos aquí por las risas.

Saludos.

Javi C.