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TÉCNICA: El funcionamiento de los frenos en Interlagos

09/11/2018 09:36

La Fórmula 1 llega a Brasil para la 20ª ronda del Campeonato Mundial 2018, programada del 9 al 11 de noviembre en el Autódromo José Carlos Pace. Ubicado en São Paulo, en el distrito de Cidade Dutra, lleva el nombre del piloto brasileño que ganó el GP de Brasil de 1975. En el resto del mundo a menudo se identifica como Autódromo de Interlagos.

Construido en 1940, el circuito ha sufrido varios cambios a lo largo de los años hasta la última fecha de 1990.

Los monoplazas giran en sentido contrario a las agujas del reloj y tienen rectas bastante cortas: por lo tanto, solo en una ocasión tienen que frenar con una caída de velocidad por encima de los 200 kilómetros/hora.

De hecho, la pista es muy fluida, con frecuentes cambios de dirección, pero también presenta curvas de alta velocidad donde no hay necesidad de utilizar a los frenos: esto ocurre especialmente en la Curva do Sol –curva 3–, en la subida a los boxes –curva 14– y en las Arquibancadas –curva 15–.

El único obstáculo serio para el correcto funcionamiento de los frenos de carbono es el mal tiempo: en 2016 se compitió bajo la lluvia, por lo que la temperatura del asfalto no superó los 21 grados centígrados.

Según los técnicos de Brembo, que han clasificado las 21 pistas del Campeonato del Mundo, el Autódromo José Carlos Pace se inscribe en la categoría de circuitos de media exigencia para los frenos.

COMPORTAMIENTO DE LOS FRENOS DURANTE EL GP

En cada vuelta, los frenos se usan sólo seis veces, un registro poco habitual en el Campeonato del Mundo, similar a la pista de Monza la cual, sin embargo, presenta muchos frenadas realmente difíciles.

En total, durante una vuelta de Interlagos, los frenos se ejecutan durante 12 segundos y medio, lo que equivale al 19 % de la duración de la carrera. La reducción en el número de frenadas da como resultado una desaceleración promedio de 3,9 G, la más alta de los últimos cinco Grandes Premios del año.

Además, en ninguna de las seis frenadas la desaceleración máxima cae por debajo de 3,2 G. Incluso la energía disipada en frenada por cada coche durante todo el GP es bastante pequeña: 187 kWh, casi lo mismo que Sochi, que, sin embargo, tiene cuatro frenadas adicionales en cada vuelta.

Desde el inicio hasta la bandera a cuadros, cada piloto ejerce una carga total en el pedal del freno de 40 toneladas, que es prácticamente idéntico al GP de Japón y ligeramente más bajo que el GP de Bélgica.

 

 

LAS FRENADAS MÁS EXIGENTES

De las seis frenadas del Autódromo José Carlos Pace, dos las clasifica Brembo como exigentes para los frenos, dos son de dificultad media y las dos restantes son livianas.

La más desafiante de todas es la frenada de la primera curva porque los coches llegan aquí después de una implacable aceleración de 17-18 segundos.

Se llega a una velocidad de 330 kilómetros/hora y se frena durante 2,82 segundos, recorriendo 135 metros hasta decelerar hasta los 104 kilómetros/hora para entrar en la curva. Los pilotos deben realizar una carga en el pedal del freno de 107 kilos y sufrir una desaceleración de 4,5 G.

En la Curva 4 se produce una fuerza G mayor, de 4,6 G, pero la frenada es más corta: 1,94 segundos y 98 metros.

Se tarda más de un par de segundos en frenar incluso en las curvas 8 y 10, las más lentas de la pista con sus 94 kilómetros/hora y 84 kilómetros/hora, respectivamente.

Los Fórmula 1, sin embargo, llegan a velocidades inferiores a 250 kilómetros/hora y, por lo tanto, sólo se necesitan unos 85-89 metros de frenada.