ANIVERSARIO FALLECIMIENTO Roland

Roland Ratzenberger: la historia del piloto olvidado

Carlos Gayubo
30/04/2021 10:01

Uno se empecina en recordar mayo como un mes maldito, donde algunos de los héroes de su infancia y adolescencia se fueron para siempre: Gilles Villeneuve, un 8 de Mayo en Zolder, Elio de Angelis, un 15 de Mayo en Paul Ricard, o Ayrton Senna, un 1 de mayo en Imola. El brasileño siempre tuvo una sensibilidad especial, en todos los aspectos de su vida, y aún más en este sentido: cuando los comisarios y empleados del circuito Enzo y Dino Ferrari de Imola retiraban los restos de su Williams-Renault, se encontraron con una bandera austriaca en su interior, ya que Ayrton tenía la intención de dedicar la victoria, el podio o lo que fuese a un compañero fallecido el día anterior, el 30 de abril. Otro mes maldito, abril: ese compañero era Roland Ratzenberger.

La historia del gentil, tranquilo y nada pretencioso piloto austriaco no fue otra que la de un luchador de las carreras y los circuitos por alcanzar su objetivo: pilotar en la máxima expresión del automovilismo deportivo, la Fórmula 1. Su sueño fue corto, pero no por ello disfrutó menos. Se fue demasiado pronto, antes de poder ofrecernos grandes momentos, como piloto y como persona.

Procedente de la idílica ciudad de Salzburgo, Roland abandonó sus estudios de ingeniería mecánica por el karting, comenzando, más tarde de lo habitual, su experiencia en monoplazas; curiosamente se quitaba dos o tres años para parecer más atractivo a los patrocinadores y dueños de los equipos cuando buscaba un coche con el que competir. También fue instructor y mecánico, sin apoyo económico familiar, logró ahorrar parte del presupuesto y de esta forma comenzar su andadura en el Campeonato de Formula Ford alemán. Tras un par de años de competiciones con sus primeros monoplazas se inscribió en el Festival de Formula Ford de Brands Hatch, con compañeros de pelea como Eddie Irvine o Johnny Herbert, finalizando segundo en el primer intento y ganándola en su segunda tentativa, en 1986.

 


La victoria en este festival, cuna y muestra de brillantes pilotos, le valió el pasaporte a la F3 británica del 87 en el equipo West Surrey Racing con Bertrand Gachot de compañero, combinando esta experiencia con la resistencia en turismos en un BMW M3. Al año siguiente, 1988, pasó al equipo Madgwick F3, para terminar el campeonato en undécimo puesto. Estos dos años en F3 siempre contó con la ayuda del único gran sponsor que le apoyó (ATS, marca de llantas de aleación) y formó así parte de una gran generación de pilotos: Herbert, Gachot, Donnelly, Damon Hill, Blundell, Lehto o Irvine.

 

F3 inglesa Reynard Alfa Romeo

F3000 Japonesa equipo Stellar

Siguiendo en Inglaterra, compitió en la F3000 inglesa en 1989, donde alcanzó el tercer lugar tras el ganador, Gary Brabham y Andrew Gilbert-Scott, segundo. A pesar de ser uno de los múltiples pilotos de la lista de Eddie Jordan para la temporada 91, no pudo concretar aquel asiento por falta de presupuesto y apoyo de patrocinadores. Posteriormente y durante varios años la resistencia de Sport Prototipos y turismos en Japón, principalmente, estarían presentes en sus volantes destacando con hasta 5 participaciones en Le Mans, incluyendo un brillante 5º puesto en el año 93 con Toyota, la experiencia en la resistencia la alternó con 3 años en la F3000 japonesa, allí compitió en los equipos Noji y Stellar, y terminó séptimo en el 92 tras 1 victoria más 2 poles, en convivencia con Irvine, Frentzen, Jacques Villeneuve, que corría en la F3 japonesa, o Mika Salo con el que también fraguó una gran amistad. Compartieron carreras, amigos, apartamento y grandes momentos; de hecho, el segundo hijo del finlandés se llama Roland en memoria de su buen amigo.

A pesar de todos los desencuentros, Roland mantuvo su sueño de llegar a la F1. A los 33 años lo pudo concretar, en 1994 con el equipo Simtek. Era un contrato por 5 carreras en un nuevo equipo, con pocos medios pero con cierta proyección; aparte de los sponsors titulares, contó con el aporte económico de Barbara Behlau, manager alemana de artistas con sede en Mónaco y amiga personal de Roland.

El Simtek-Ford de Nick Wirth fue fabricado deprisa, era lento y adolecía de sobrepeso y otras carencias, como una aerodinámica poco desarrollada y motores Ford de poca potencia. Sin embargo, en manos de David Brabham y las del propio Roland, quizás arriesgando más de lo debido, lograban sacarle algunas décimas extras que mejoraban los pobres resultados a los que el monoplaza les destinaba, en dura pugna con los colistas Pacific.

 

 

El estreno en Interlagos no fue para muchas alegrías, ya que Ratzenberger no logró clasificarse para la parrilla. Sin embargo, en un familiar Circuito de Aida-Okayama, el austriaco se coloca último en parrilla pero acaba en un brillante 11º lugar, dadas las circunstancias. Después llegaría el más oscuro Gran Premio de la historia de la F1, de principio a fin, como comentaba Niki Lauda: "Dios tiene su mano sobre la Fórmula 1. Ese fin de semana la levantó…"

Niki Lauda: “Dios tiene su mano sobre la Formula 1. Ese fin de semana la levantó…”

El viernes, Barrichello roza el drama, pero el sábado fue extremadamente duro, Roland fallece instantáneamente intentando mejorar su tiempo. El Simtek impactó a casi 300 km/h contra el muro y casi de frente en la curva Villeneuve. Momentos antes había sufrido una leve salida de pista en la chicane Acqua Minerale, que dañó su alerón delantero lo suficiente como para que un flap saliera despedido instantes después, lo que impidió al piloto girar en la fatídica y velocísima curva. El ángulo y la velocidad del impacto hizo que la muerte de Roland fuera prácticamente instantánea, pese a los baldíos intentos de reanimación en pista.

Senna quedó fuertemente afectado al ver las imágenes. Su fatal accidente al día siguiente eclipsó, sin querer, los acontecimientos anteriores, generando el olvido para algunos de un gran piloto y una persona. Resulta extraño y paradójico pensar como Ratzemberger con su muerte podría haber salvado a Senna de la suya, en caso de que hubieran decidido no correr el domingo. Las decisiones fueron otras, pero esa ya es otra historia.

 

Roland junto a Herbert y Brabham


, por lo que su muerte me afectó más que la de Senna".

Aquellas semanas siguientes siguieron siendo oscuras: Karl Wendlinger sufrió un horrible accidente tras salir del túnel en Mónaco que le llevó al coma y al final de su carrera en F1, aunque por suerte salió con vida y pudo volver a competir. Montermini, el sustituto de Ratzenberger en Simtek, tuvo un gravísimo accidente en Montmeló y Pedro Lamy sufrió otro bestial impacto en unos entrenamientos privados en Silverstone con Lotus. Como ocurre tantas veces en la vida, estas circunstancias y las dolorosas muertes de Senna y Ratzenberger sirvieron para mejorar radicalmente la seguridad en los F1, sus procedimientos y los circuitos.

Al final queda el recuerdo, el recuerdo de las personas y Roland Ratzenberger era más persona que incluso piloto de carreras; logró su sueño alejado de ese perfil corporativo que tienen que asumir la mayoría de pilotos hoy en día. Roland era apasionado, cálido, inteligente y muy popular, amigo de sus amigos cuyo recuerdo siempre permanecerá en sus memorias, en sus palabras y en sus momentos.

 

GP del Pacífico, Aida 1994

 

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Rudolf Ratzenberger recopila todas las cartas de condolencia que recibe de aficionados de todo el mundo, también amasa la información que los medios publican sobre su hijo. Desde LaF1.es animamos a todos los lectores que lo deseen a escribir un correo a la dirección laf1[arroba]laf1.es con unas palabras para Rudolf. Traduciremos todos los mensajes al alemán, su idioma materno, y se los haremos llegar por correo postal.

 

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