OPINIÓN

Marchionne y Alfa Romeo: a Dios rogando y con el mazo dando

03/12/2017 13:23

Alfa Romeo se ha asociado con Sauber para amarrar su retorno a la Fórmula 1. El arquitecto de la operación ha sido Sergio Marchionne, director ejecutivo del grupo FCA y presidente de Ferrari, capaz de amenazar con una retirada de la categoría reina si hay una redistribución del dinero con los demás equipos y, al mismo tiempo, reforzar su presencia en el Gran Circo al menos hasta 2020.

Alfa Romeo vuelve a la Fórmula 1, y llega con algo más que colores para el capó motor del Sauber de 2018; también trae peticiones y amenazas para la categoría reina. El evento de presentación de este nuevo acuerdo se ha celebrado en el Museo Storico de Alfa Romeo en Arese, a las afueras de Milán. Como pasa con tantos monumentos, construidos sobre otros más antiguo, este centro que hoy en día está dedicado casi íntegramente a salvaguardar el legado de la marca del ‘biscione’ fue antes la zona de oficinas de una planta industrial desmantelada progresivamente desde 2004. Incluso el Centro Stile de Alfa está ahora en Mirafiori, pero en Arese ha quedado este museo, con una colección valorada en unos 65 millones de euros, además de una especie de concesionario y un centro de atención al cliente de alta cualificación. Eso también es conservar el legado de una marca, claro.

La escena de hoy, en medio de modelos históricos de la casa milanoturinesa, ha resultado casi emocionante. Y entonces ha llegado Sergio Marchionne. Sencillo, con su sempiterno jersey y su oronda figura, podría parecer el contable de la empresa si no fuera por la nube de fotógrafos que le rodeaba y la comitiva que le seguía un paso atrás, desde Maurizio Arrivabene hasta Jean Todt. Un par de periodistas hemos comentado entonces que a veces se echa de menos el 'charme' histriónico de Luca di Montezemolo, pero un italiano veterano del paddock nos ha enmendado la plana inmediatamente: "Eso es cierto, pero Luca hablaba mucho y casi nunca decía nada. Marchionne habla lo justo, pero dice muchas cosas".

Y efectivamente, ha hablado. Por ejemplo, quienes estamos centrados en la información deportiva hemos vuelto a casa con la confirmación de la alineación del equipo –sí, la ha anunciado Marchionne y no el jefe de equipo o su presidente–, la decoración definitiva del coche y una serie de pullas a la Fórmula 1, con Chase Carey sentado en primera fila y flanqueado por un Jean Todt que hoy se ha declarado fan de Alfa Romeo y los GTA que siempre quiso pilotar o copilotar en los 70.

Con los peones situados ya en el escenario, Marchionne ha dado el siguiente paso. Ha esperado al momento más intenso del discurso, cuando el corazón de todos los asistentes ya se había vuelto alfista, y entonces ha sacado el mazo; el mismo con el que tantas veces ha zurrado a sus rivales o incluso a los departamentos menos productivos de las empresas que ha dirigido. El directivo ha aclarado que esta unión de Alfa Romeo con Sauber tiene vocación a largo plazo, pero sólo ha asegurado tres temporadas: si no hay acuerdo sobre el reglamento de 2021 y, aún más importante, sobre el reparto del dinero en la Fórmula 1, cambiará de tercio sin despeinarse: "Todo está condicionado a esa negociación, por eso no hemos firmado un compromiso aún más largo. Hablamos con Chase –Carey– con frecuencia porque a todos nos beneficiaría alcanzar un acuerdo, pero sí les puedo decir que Ferrari no se ha movido de sus posiciones", ha dicho con total frialdad. 

Más tarde, durante las entrevistas a pequeños grupos de periodistas, ha dado a su discurso un giro paternalista, aunque igual de punzante: "Bueno, yo creo que Chase quiere hacer las cosas bien, pero su inexperiencia en la Fórmula 1 nos aconseja ser cautos". Y con la misma tranquilidad ha recordado que la inversión en Sauber son apenas unas migajas para un grupo que ha declarado un beneficio bruto de 8.000 millones de euros en el último ejercicio, una forma de sacar músculo y recordar de nuevo que no necesitan la Fórmula 1 para vivir, por mucho que la competición esté en su genética. Que no es trascendental estar, ni dejar de estar.

Es curioso que esta postura la adopte el mismo directivo que hace un par de semanas lamentaba pública y profundamente las pérdidas que sufre la Scuderia Ferrari por su participación en el Mundial de Fórmula 1, que cifraba en 100 millones de euros (!) por temporada. Por tanto, si hay que modificar el reparto de beneficios tendría que ser para cuidar más a su 'alma mater', nunca para penalizarla en sus privilegios históricos.

© Sauber

Aun así, parece que el grupo FCA ha encontrado más fondos para rebautizar al equipo Sauber y pintarlo de Alfa. ¿Víctimas o verdugos? ¿Cuánto habrá costado esto? Lo preguntó un periodista durante la rueda de prensa: "¿Conoces algún equipo que te haya dado sus presupuestos?", sofocó rápidamente Marchionne, sin dejar que nuestro colega terminase siquiera la pregunta. Luego patinó con Ericsson y el renacimiento de la Ferrari Drivers Academy, de la que sale Charles Leclerc pero no su nuevo compañero. El fondo de inversión propietario de Sauber, Longbow Finance SA, ha anclado bien a un Ericsson que tiene el apoyo de Tetra Laval, empresa que a su vez participa en Longbow. Giovinazzi y Marchionne tendrán que esperar.

El caso es que Ferrari, Fiat, ahora ya domina cuatro coches en la parrilla, como Red Bull. Pudo haber sido con Haas, pero FCA ha encontrado aún más necesidad y mejor trato en Sauber. Gene Haas mira de refilón, pero con rabia. Pensó que su americanidad y su mejor situación deportiva serían buenas bazas para mantener a Ferrari cerca a cambio de menos… pero no le ha servido.

© Sauber

Mientras tanto, en casa Sauber, Frédéric Vasseur va a tener que lidiar con lo peor de cada mundo. Por un lado, la precariedad económica y la ‘falta de alma’ que lógicamente queda en un equipo adquirido por un fondo de inversión. Por el otro, además, va a tener que afrontar el discurso de marca y el protocolo político que implica estar asociado a Alfa Romeo. Su manifestación más directa es la impaciencia de Marchionne, a quien ha dedicado precisamente unas palabras durante un corto discurso que ha llegado por alusiones, ya en rueda de prensa: "El señor Marchionne no se caracteriza por ser una de las personas más pacientes del mundo". Entonces ha sonreído, la única vez en toda la jornada pública. Buena suerte, Fred.

Cuando se ha servido el cóctel –suficiente, pero no ostentoso–, quien suscribe ha aprovechado para escurrirse de nuevo en la sala donde se había celebrado la conferencia. Había pasado una hora escasa desde que acabó el evento, Maurizio Arrivabene todavía tomaba croquetas con próceres y lidiaba con periodistas, Riccardo Patrese recordaba las llamaradas de sus motores a mediados de los 80 y a Jean Todt le ofrecían darse una vuelta por el museo –merece la pena, por cierto–, pero en la sala no quedaban sillas, tarimas ni nada del cálido ambiente que nos había recibido tan poco tiempo antes. Sergio Marchionne también se había marchado sin dejar rastro, y con él su mazo.

Si quieres leer más noticias como ésta visita nuestro Flipboard

Si te interesa esta noticia