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Los 5 mejores momentos F1 2018: La despedida de Alonso en Abu Dabi

31/12/2018 09:57

El último fin de semana de noviembre de 2018 pasará a los anales de la historia como la última vez que Fernando Alonso corrió en un Gran Premio de Fórmula 1, siempre que el piloto asturiano no regrese a la competición en un futuro próximo.

El fantasma de la retirada planeaba desde hacía tiempo. Fue constante en todas las ruedas de prensa de 2017, el año en que vencía su contrato original con McLaren, y siguió en 2018 hasta que el bicampeón confirmó los temores con un anuncio el 14 de agosto.

Que Fernando anunciase su decisión en plenas vacaciones de verano convirtió las nueve carreras restantes en una gira de despedida. Nueve ocasiones de que el bicampeón se diera un baño de masas con sus aficionados, de que recibiera su cariño. El telón final cayó en Abu Dabi.

Fernando llegó al circuito de Yas Marina procedente de Japón, donde había llegado directamente desde Shanghái después de competir en las 6 Horas del WEC. Sólo un error estratégico le impidió llevarse la victoria aquel día. donde unos días antes un error estratégico le había costado la victoria en las 6 Horas del WEC. Volvía a la Fórmula 1 y no importaba que McLaren estuviera en una crisis profunda. Él estaba en el centro de todas las miradas.

El jueves trascendieron las primeras muestras de cariño. La más emotiva fue la de Carlos Sainz, que incluyó el dorsal de Fernando en su casco en reconocimiento a la relación que les ha unido a lo largo de los años, a su aprecio por el asturiano. Luego siguió una invitación a la rueda de prensa de la FIA, donde uno de sus mayores rivales le profesó su respeto.

“No recuerdo mucho de entonces”, dijo Lewis Hamilton en alusión a 2007. “No creo que tuviese ningún problema personal con Fernando. Era más una cuestión de cómo se gestionaba el equipo, de la situación en la que nos ponían”. “Sin duda”, añadió a eso Alonso.

“Ahora somos más viejos y me gustaría pensar que el respeto mutuo que nos profesamos nunca ha sido tan grande”, agregó Lewis. “Espero que Fernando siga por aquí, que le pueda ver en el futuro. Es alguien a quien siempre he respetado mucho como piloto. Le deseo lo mejor en sus futuras empresas”.

 

LOS CINCO MEJORES MOMENTOS F1 2018

 

Con un coche adornado con los colores de las banderas de España y Asturias, Fernando superó los entrenamientos libres sin demasiada historia: decimonoveno en la primera sesión, decimotercero en la segunda, decimosexto en la tercera. En la sesión de clasificación, sobrevivió al corte de la Q1 para ser decimocuarto en la Q2 y así barrer a su compañero Stoffel Vandoorne por 21-0 en la comparativa anual.

Ya entrada la noche, cuando las televisiones habían cortado su señal en directo, Liberty Media le organizó una gran fiesta en el paddock. Instalaron un escenario y una pantalla gigante, en la que se proyectaron mensajes de felicitación de personalidades tan destacadas como Flavio Briatore o Stefano Domenicali. Aquel fue el momento de más distensión para el español, que pronunció su discurso más emotivo.

“Me gustaría que me recordasen como un luchador, como un tipo que nunca se rindió. He competido con coches muy buenos y con otros más lentos, pero siempre con la misma motivación y ambición, y el mismo amor por las carreras”, declaró.

“Es como estar en el último día de clase, pero yo no estaré aquí el año que viene. Durante la mitad de mi vida he estado con la misma gente cada dos semanas, hemos viajado por todo el mundo y hemos trabajado duro, pero también nos lo hemos pasado bien. Las amistades verdaderas son, seguramente, lo más grande de mi carrera. Son lo que recordaré en el futuro”.

El domingo, Alonso cuajó una actuación sobria para cruzar la línea de meta en undécima posición. Persiguió los puntos con ahínco, con tanto ahínco que Dirección de Carrera le impuso hasta tres penalizaciones de tiempo por exceder los límites de la pista. La enésima muestra de tenacidad de un piloto que debería haber peleado por premios mayores.

En la vuelta de retorno a boxes, Lewis Hamilton y Sebastian Vettel lo escoltaron hasta la recta principal, donde los tres campeones del mundo regalaron a la afición una dosis de trompos y rueda quemada. Una estampa para siempre en la memoria, el punto y final a una era.